Una "aventura" en Fire Emblem Heroes

Modo historia libro 2 Capitulo 10 (Y a pesar de todo, debemos seguir)

Parecía mentira lo que aconteció casi una semana atrás en el castillo del poderoso rey Surtr, las noticias de los eventos ocurridos en el castillo del tiránico monarca, se propagaron incluso más rápido que las flamas del propio rey, cada rincón del reino sabía lo que había sucedido y nadie daba crédito de lo cerca que estuvieron aquellos héroes extranjeros de derrotar al sanguinario monarca.

Los daños ocasionados en el castillo fue algo que no se vio en tono el reinado de Surtr, muchos de los soldados de elite del rey habían caído en batalla, las caballerizas reales fueron casi completamente destruidas, mucho defensores en los que estaban los mejores arqueros del reino habían caído, la enorme puerta principal del castillo fue completamente destruida y, lo que la gente consideraba lo más impresionante, fue que el soberano aun parecía estar recuperándose de la batalla anterior.

Los rumores iban y venían sobre la condición del terrible rey, entre todos los murmullos y ecos de tenues platicas que se daban en los rincones más bajos del reino, se especulaba que el rey fue gravemente herido por un arma que era comparable al poder de las flamas de Múspell, todos concordaban que esa debía ser esa la única razón por la cual el rey no había ido en persona a masacrar a los sobrevivientes de la batalla.

Temas de todo tipo se trataban en bares clandestinos y lugares donde, habían estado esperando la oportunidad de derrotar al rey Surtr, entre ellos la enorme posibilidad de que las princesas de Múspell estuvieran aun con vida gracias a la piedad de uno de los líderes de la poderosa orden extranjera.

Todos tenían especial aprecio a una de las pocas sobrevivientes de la familia real, luego de aquella terrible purga que llevo su maniaco padre con sus propios hijos, Laegjarn siempre había sido considerada como la heroína del pueblo y, esperaban que con el apoyo de los guerreros extranjeros, fuera capaz de liberar estas tierra del abominable ser que era su padre.

A pesar de que una nueva esperanza había renacido en el desolado reino de Múspell, algunos no compartían tal optimismo, ya que mucho se decía de que la única persona que fue capaz de debilitar al rey, fue asesinada en aquella batalla y que, esa era una de las razones por la cual aquellos guerreros no se habían visto en días.

A estas alturas, nadie en Múspell sabía si todo esto significaba que tiempos mejores llegarían... o si una nueva era de caos y masacre se cerniría sobre ellos, debido a la cólera de su enloquecido rey, de lo único que estaban seguros era que, tarde o temprano, sería el tiempo quien terminaría respondiendo esa pregunta.

Laegjarn se encontraba mirando hacia el horizonte, en una de las zonas montañosas cercanas a su objetivo, aun se sentía incapaz de creer los rumores que circulaban en el reino... no podía concebir la idea de que Phyria y Gunnthrá estuvieran muertas... ellas eran personas bastante capaces y, contaban con la ayuda de un variopinto grupo de guerreros que, hacían sentir a Laegjarn increíblemente humilde.

La brisa era abrazadoramente cálida como era común en el reino y a pesar de eso, Laegjarn no era del todo capaz de sentirla, algo dentro de ella se oprimía de dolor al preguntarse si realmente ella tenía la culpa de todo...

Si se hubiera dado cuenta que su padre, aun estaba lo bastante fuerte como para poder utilizar el rito del fuego de esa forma, a pesar de que se encontraba muy próximo a su renovación... si tan siquiera hubiera pensado en una forma de buscar como comunicarse con Phyria antes del ataque... quizás... Laegjarn apretó los puños tratando de mitigar el dolor que sentía en su corazón...

-¿Señorita Laegjarn, se encuentra bien?-una voz preocupada la saco de sus pensamientos, Laegjarn miro atrás de ella, encontrándose a la pequeña hermana de Helbindi, Menja.

-Si descuida-comenzó a decir Laegjarn usando su mejor sonrisa tranquilizadora-Solo me quede perdida en mis pensamientos-termino de decir en tono amable.