NARRA OLIVER
Entro a la sala común de gryffindor pensando en lo que hablé con el profesor Dumbledore.
-Hey, Oliver. ¿Estás bien?- pregunta George llamando mi atención.
-Sí, por qué?
-Pues porque unas chicas muy lindas de Ravenclaw estaban coqueteando contigo y tú solo las ignoraste.- explica.
-¿Cómo te fue con Dumbledore?- pregunta Fred interrumpiendo nuestra conversación.
-¿Sobre qué?- cuestiona George mientras nos sentamos en los sofás de la sala común.
-Sobre unas pesadillas.-contesto.
-Ah, sobre la persona a la que pides que suelten.- comprende George.
-Sí, sobre ella, hoy hablé con Dumbledore sobre eso y... me habló sobre la leyenda del hilo rojo y sobre las almas gemelas.- digo viendo el fuego de la chimenea.
-La tuya es tu escoba.- bromea George.
-Le dije casi lo mismo a Dumbledore, pero yo le dije que era el quidditch. Se burló también.- les comenté.
-Dejando de lado la broma, Dumbledore piensa que esa chica es tu alma gemela, verdad?- interrumpe Fred.
Asiento y me acomodo en el sofá.
-Quizá tenga razón, en un momento llegará y lo sabrás.- dice Fred.
-Supongo que sí, iré a dormir, estoy cansado.- digo y me dirijo a la habitación.
Me acuesto sobre mi cama y me duermo rápidamente debido al cansancio.
"Mi cuerpo se siente liviano, y no sé precisamente donde estoy, es de noche y... parece un jardín, subo unas escaleras y me encuentro con una puerta y otro pasillo, intento abrir la puerta pero veo una silueta al otro lado del pasillo. Me dirijo hacia ella y cuando estoy cerca , logro notar que cubre su rostro con sus manos mientras su cabello cae como cascada a los lados de su rostro, intento tocarla para llamar su atención, pero mi mano atraviesa su hombro ¿Qué está pasando?
Levanta su rostro y para mi sorpresa, me topo con esa mirada que tanto he visto en mis pesadillas, y al igual que en ellas, esta vez también está cristalizada.
¿Tanto sufres para ver siempre tus ojos cristalizados?
De cerca puedo ver y analizar mejor sus detalles, es de tez blanca, muy blanca; su cabello es castaño y liso, sus pestañas son largas y espesas, sus ojos, esos ojos color miel ahora se encuentran de color café rojizo por la oscuridad, tiene un pequeño lunar en el lado derecho de su nariz y otro al lado izquierdo por encima de sus labios, sus labios... un poco gruesos y de un tono rosa pastel.
-Eres fuerte, eres... eres fuerte. Has podido con cosas peores y podrás con esto.- dice mientras seca sus lágrimas con la manga de su abrigo.
Su mirada se dirige al cielo y en su rostro se forma una sonrisa.
-Baja un ratito y recuérdame que no estoy sola.- al decir eso su sonrisa se desvanece.
-Te prometo que cuando al fin te encuentre, no volverás a estar sola.- susurro e intento acariciar su mejilla.
Cierra los ojos cuando lo hago y no sé si realmente sintió mi tacto.
-Nena, ven a comer.- sale una señora de unos 40 años aproximadamente.
-Voy, tía.- dice.
Limpia el resto de lágrimas en su rostro, toma un respiro profundo y se pone de pie.
-Soy fuerte... y nadie logrará derrumbarme.- dice tratando de convencerse a si misma.
Mis ojos se abren lentamente y suelto un suspiro.
-Prometo encontrarte y cuando lo haga, no estarás más sola.- susurro.
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De mi realidad a la tuya
Fanfiction¿Cuántas veces vas a tratar para estar con la persona que amas?