No me hagas elegir

291 23 2
                                    

-Voldemort ha vuelto!- le dice Harry al profesor Dumbledore.- y... Diane sobrevivió al...

-Avada Kedavra.- termina Cedric por él.- ella me salvó.

-Les pido que por favor, guarden la calma. Ya veremos cómo solucionar esto para enfrentarnos a él cuando sea el momento.- indica Dumbledore.

-Él mencionó algo sobre una profecía... y sobre que quería algo de Diane.- dice Cedric.

-Vuelvan a su última clase y luego pueden ir al comedor a cenar. No hace falta que sigamos hablando.- lo corta el profesor Dumbledore.

Al salir,  Harry y yo estamos por irnos a clase de Herbología cuando Cedric me llama.

-Me esperas?- le pido a Harry y voy con Cedric.

-Por qué lo hiciste?- pregunta. Lo veo confundida.- interponerte. Salvarme.

-Lo haría por cualquiera de las personas que me importan, Cedric. Y aunque no me lo creas, aún sigues importándome.-contesto.

Se acerca a mí y pongo mis manos en su pecho para frenarlo.

-Ya no de esa forma, Cedric.- digo y me voy con Harry.  Ambos nos dirigimos a la clase de Herbología.

Al entrar están explicando sobre las mandrágoras.

-Sí, Oliver es genial en la cama!!- susurra una chica de Ravenclaw y siento mi sangre hervir.

-Alguien quiere añadir algo sobre las mandrágoras?- pregunta la profesora.

-Se utiliza para curar a la gente que ha sido petrificada, también es peligrosa, su llanto es fatal para los que lo oyen- contesta Neville.

-Por Merlín, ya todos sabemos que eres un obsesionado con todo esto y tus plantas, podrías callarte? No es interesante.- dice la misma chica de Ravenclaw.

-Más interesante que escuchar a quienes metes a tu cama de verdad que si!- exclamo y todos se burlan.

Me lanza una mirada amenazante y le sonrío. Me enfrenté al sin nariz, que le voy a tener miedo a esta bruja.

-Bueno, es suficiente.- nos regaña la maestra.

Seguimos con la clase y me siento un poco aturdida, a pesar de llevar las orejeras, me ha afectado un poco.

Al salir, veo a Oliver esperándome para ir al entrenamiento de quidditch. Lo ignoro y paso de largo.

-Hey hey! Qué pasa?- pregunta alcanzándome. 

-Nada, tenemos que entrenar.- suelto.

Comienzo a sacar mi uniforme de quidditch y me toma por la  cintura.

-Te ayudo?- susurra.

-No, ve con la chica de Ravenclaw. Yo puedo sola.- digo safándome de su agarre.

-Cuál chica de Ravenclaw?- pregunta confundido.

-Oh, vamos! Una chica de Ravenclaw estaba presumiendo sobre lo bueno que eres en la cama!- reprocho.

-Estás celosa?- pregunta.

-Ay, claro que no.

-No he estado con nadie desde que te conocí, lo juro. Es más, desde antes de conocerte. Fue luego de enterarme de que podías ser mi alma gemela.- exclama.

Siento una punzada en el corazón al escuchar sus palabras. Debo terminar con esto antes de que sea demasiado tarde. Nunca debió iniciar en primer lugar, sabía que me iría, que tengo poco tiempo.

-Las almas gemelas no existen, Oliver. Despierta. Esa leyenda es solo un cuento de niños!- le suelto.

-Ambos sabemos que no es así, vamos ¿te vas a poner así? Esa chica mentía. No he estado con nadie últimamente.

-Pues ve buscándote otra que te caliente la cama, esto se acabó.- finalizo y estoy por irme.

-Cómo que se acabó? Dime exactamente qué se acabó? Porque no has querido formalizar nada, porque con Cedric si y conmigo no?!- pregunta enojado.

-Porque de ti si me enamoré!-suelto y se sorprende.- porque de ti si me enamoré. Porque no hay segundo del día en el que no piense en ti, y... y no se puede! Debemos acabar esto ya antes de que sea demasiado tarde.

-Tarde? Ya es  tarde, Diane. Yo también me he enamorado.- suelta.

-Me quedan menos de 15 días aquí, Oliver... no puedo irme sabiendo que estoy contigo... no puedo ser tan egoísta! Entiende de una vez! No somos de la misma realidad, yo me iré!

-Y por qué?! Quédate conmigo! Aquí eres feliz!! Qué hace que te vayas?!- pregunta al borde del llanto.

-Ella... no puedo dejarla sola. Fue la única que estuvo siempre para mí. Hicimos una promesa, Oliver. Estar siempre juntas, y no pienso romperla. No me hagas elegir porque siempre, por sobre todo será mi abuela.- digo llorando- perdóname.

-No... perdóname tú a mí por... por pensar que podía hacer que te quedaras.- dice y sale de los vestidores.

De mi realidad a la tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora