No tengamos hijos nunca

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NARRA OLIVER 

Todos vemos sorprendidos como la niña se queda dormida en brazos de Diane, luego ella le quita el biberón despacio y lo deja sobre la mesa. Se levanta con ella en brazos y sube a la habitación.

-Cómo le hizo para calmarla?- pregunta Hermione.

Todos nos hacemos la misma pregunta. En eso recuerdo que la habitación está cerrada, subo y al llegar veo a Diane haciendo el esfuerzo de abrirla.

-Deja, ya lo hago yo.- indico y ella se hace a un lado. 

La veo acomodarse a la niña y recuerdo lo pesada que es. La tomo en brazos y le indico que entre primero, luego entro yo con la niña en brazos.

-Déjala sobre mi cama, por favor.- pide acomodando una almohada.

La acuesto y Diane coloca otras dos almohadas a los lados de la niña. Se sienta a la orilla de la cama y comienza a quitarle los pequeños zapatos, luego la cubre con una cobija. 

-Cómo lo hiciste?- pregunto yéndome a sentar a mi cama.

Se levanta y se dirige a mi cama, se sienta junto a mí recargándose en el respaldo, como yo.

-Yo era la hermana mayor, aprendí a cuidar a mi hermano cuando él era un bebé y yo tenía cinco. Luego nació mi hermana, yo ya tenía quince entonces aprendí más cosas, mi mamá se iba a trabajar y yo tenía que cuidarlos.-comenta.- bañarla, darle de comer, peinarla, cambiarla, etc. Aprendí mucho.

-Y su papá?- cuestiono.

-Debido a lo que me pasó... mi mamá cuidaba mucho a mi hermana, entonces cuando ella no estaba, me decía que yo me tenía que encargar de todo.- contesta encogiéndose de hombros. Cierra los ojos y estira las piernas.

-Y a ti? Quién te cuidaba?- pregunto acariciando su mejilla.

-Yo... 

La veo por unos segundos y ella abre los ojos al sentir mi mirada, voltea a verme y me sonríe. 

-También sirve haber estudiado para maestra de niños pequeños, se me facilita trabajar con ellos.- añade riendo bajito.

Me quedo viéndola fijamente y al sentirse incómoda se levanta de la cama, me levanto y me acerco a ella, se queda paralizada y la tomo por la cintura.

-Oliver...-susurra.

-Deja que sea yo quien cuide de ti ahora...- susurro acariciando su mejilla.

Su mirada baja a mis labios y sonrío, me acerco a ella y pongo la otra mano en su cintura.

-Si no quieres, dilo y me detengo.- susurro a centímetros de sus labios, esperando a que no diga nada.

Pero me sorprende cuando es ella la que termina la distancia entre nosotros, el beso es suave y delicado, pero comienza a intensificarse, ella se pega más a mí y el beso se profundiza, cuanto extrañaba sus labios. 

La levanto y ella enrosca sus piernas en mi cintura, pero cuando quiero devolverla a la cama, el llanto de la pequeña revienta nuestra burbuja.

-Por favor, no tengamos hijos nunca.- dice riendo mientras se baja y camina hacia la  otra cama. 


De mi realidad a la tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora