Harry Potter y la piedra filosofal

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-Hola, Pame...- saluda Erick en el estacionamiento. 

-Hola...- contesto.

-Cómo has estado? Desde lo de tu abuela cambiaste, solo eres cercana a tus niños.- menciona.

-No veo necesidad de hacer algo más que a lo que vine, a trabajar.-digo cortante.

-Quieres que te lleve a casa?- me pregunta. 

-No hará falta.- contestan detrás de mí.

Volteo y veo a Jake en su motocicleta. 

-Ella puede hablar, no?- dice Erick. 

-Le ahorro gastar palabras.- contesta Jake.

-Y quién eres? su novio?- pregunta Erick molesta. 

-Es un amigo, por favor ¿Pueden parar de actuar como dos bobos?- intervengo.- Adiós, Erick.- me despido y subo a la motocicleta de Jake. 

Me sujeto de su abdomen cuando comienza a manejar. Pasamos a un restaurante de comida rápida y pedimos unas hamburguesas. Luego llegamos a su casa. 

-Siéntate, ahora pongo la película.- indica. 

-Gracias...

-Por qué?- pregunta.

-Por haber estado este último mes conmigo, por no haberme dejado sola.- contesto. 

-Te dije que estaría siempre.- contesta. 

Me siento en el sofá y saco la comida mientras él pone la película en la televisión.

-Qué película veremos?- pregunto cuando se sienta junto a mí. 

-Ahora verás.- dice y le da play. 

La película da inicio y al instante sé que película es. 

Harry Potter y la piedra filosofal. 

-La primera vez que entré a tu habitación. Cuando te vi recostada en tu cama llorando. Noté que tenías algunos póster de Harry Potter en tu habitación.- comenta.- te gusta, no?

Asiento sin apartar mi vista de la pantalla. 

La película sigue su curso y mi corazón da un vuelco al recordar la emoción que sentí la primera vez que la vi. El inicio a mi fascinación por Harry Potter, y sobre todo, por la magia. 

Mientras la vemos, vamos comiendo, siento la mirada de Jake sobre mí y lo escucho soltar una risita. 

-Qué sucede?- pregunto. 

-Estás tan perdida en la película que ni te diste cuenta que tienes la boca manchada de aderezo.- dice riendo. 

Toma una servilleta de la bolsa y comienza a limpiar suavemente la comisura de mis labios. Su mirada se queda fija en ellos durante varios segundos y comienza a acercarse. 

Mi mirada va de sus ojos a sus labios, mientras la distancia entre nosotros se va haciendo cada vez más corta.

De mi realidad a la tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora