Capítulo IV

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PROMETIDA. 
Yan_skyblue/sesshome. 

CAPÍTULO IV

—¿Quieres patatas de nuevo, o prefieres que vaya al mercado por un poco de cebolla y pan?— pregunta Kagome sonriente. 

En la mañana se había levantado muy temprano, se lavó el rostro y limpió el salón del polvo, luego dijo que quería cocinar el almuerzo pero en el huerto no habían más que patatas y sabía su madre estaba harta, así que aprovechando que iría a vender sus manteles y pañuelos podría pasar comprando algo, esperaba el dinero rindiera. 

Naomi le sonrió cálida y dijo que sería magnífico. 

La hija se puso el gorro, calzó sus botas y estaba lista para irse hasta que el mismo joven de antes le sacó un brinco del susto, el muy atrevido estaba parado en la entrada ya con sombrero y capa en la mano listo para entrar. 

—¿Qué hace aquí usted?. — ya sin el sombrero podía verlo mejor. 

Jovenzuelo albino de magnéticos ojos lavanda y una sonrisa picaresca sacada de algún cuento infantil, tenía un porte despreocupado y muy burdo que contrastaba con su cara angelical y ropas finas. El joven le entregó la carta semanal pero se quedó con el paquete, la dama arqueo una ceja. 

—Debía entregársela personalmente madame, junto al regalo de hoy. — sonrió. 

Naomi iba entrando secándose las manos, había escuchado voces y fue hasta la entrada, vio a su hija y al joven, ¿ese era el pretendiente de Kagome?, no, no parecía serlo. 

—¿Kagome?.— 

—El joven, trajo personalmente el regalo y la carta de esta semana madre. — explica invitando al desconocido a pasar hacia la sala. 

Ya solo les quedaba un mueble que Kagome defendiendo con uñas y dientes por ser recuerdo de su abuelo materno y unas sillas de madera que ellas consiguieron por la buena fé de la anciana Kaede, las cortinas de antes seguían allí pero más deslucidas, aparte de eso, no había nada que mostrar aparte de la chimenea y el piso. 

—Hakudoshi Jones, para servirles damas. — una reverencia exagerada poco ensayada y se tiró en el mueble. 

—Un gusto finalmente hablar con usted caballero. — Naomi le sonríe afable y se sienta en una de las sillas como toda una lady. 

Kagome iba a sentarse pero el joven se puso de pie rápidamente, le pidió que abriera la carta y la leyera mientras él le entregaba su regalo, ella quiso refutar pero aceptó al ver la sonrisa de su madre, parecía divertirse y haber olvidado que tenía mucho trabajo por hacer y que ni siquiera habían desayunado. 

—Voltee. — pidió Hakudoshi, ella obedeció. 

Suspiró, rompió el sello y sacó el papel para leer la carta. 

"Querida señorita Higurashi. 

Espero que los esfuerzos hasta ahora para cortejarla vayan por buen puerto, lastimosamente no puedo ver su rostro al recibir mis atenciones hechas presentes, pero estoy seguro que tendremos toda una vida para que yo disfrute de su rostro y sus expresiones. Recuerde que aunque no le agraden mis atenciones, debe aceptarlas porque no le queda otro camino y aunque no quiera será esposa de este su servidor, es eso o vivir como mi sirvienta separada de su madre por siempre, creo que el trato que le ofrezco es, en demasía, benévolo. 

Atentamente, S.T." 

—Sí que sabe enamorar a una dama...— susurra sarcástica y furiosa. 

Estaba por hacer la carta cachitos para tirarselos al mensajero de ese patán cuando sintió algo alrededor de su cuello, su mano instintivamente fue hasta el objeto, sintió el diseño y sabía que se trataba de una gargantilla de diamantes, suspiró mientras trataba de permanecer quieta, el joven terminó de colocarla, de su abrigo sacó un espejo de oro, más divino de lo que jamás imaginó y le pidió apreciar la exquisita pieza de joyería. 

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora