ANGEL NEGRO.
SESSHOME/YAN_SKYBLUE.
☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡Las manos le sudaban, por fortuna llevaba puesta la armadura de oro que se usaba según el protocolo para las bodas. Su nueva esposa permanecía callada con la cabeza gacha muy tranquila y eso lo satisfacía, sabía que había hecho lo correcto y mientras pensaba en la gran estrategia que fraguó, sus ojos se dirigieron hacia los labios pintados en carmesí de Kagome, se le antojó besarlos, al menos para saber lo que se sentía besar a una mujer…
Aunque Sesshomaru era un hombre atractivo, de buena casta, magnífico guerrero y un espécimen macho como muy pocos, todos sus años preparándose para ser rey lo llevaron lejos del amor y las doncellas, aunque había compartido el lecho con varias mujeres, hadas, ángeles, hechiceras, humanas, metamórficas… a ninguna la besó jamás. Recordaba una de las pocas conversaciones que tuvo con su difunto padre, cuando aún no comprendía el engaño del rey y el fruto de ese engaño.
"—Nunca beses a una mujer que no ames, ellas creen que al besarlas, les entregas tu corazón. — el rey vio hacia el cielo pensativo. —Cometí el error de besar a una mujer que no amaba y ella lo hizo de mí, lastimosamente, cuando encontré el verdadero amor, a esa mujer le dolió saber no era ella y le lastimé...—"
Parecía algo estúpido, pero para Sesshomaru significó el primer y único consejo que le dio su padre fuera de las enseñanzas reales, con el tiempo y por boca de una prostituta supo que para una mujer, los besos implican alma y amor, por eso ella evitaba besar a sus clientes y fue así que Sesshomaru terminó de fundar esta idea en su cabeza. Ahora, deseaba besar los bonitos y rojos labios de su delicada esposa para que se enamorara de él y fuera la esposa que necesitaba, enamorada, sumisa, callada, sin voluntad e ingenua.
Terminaron el banquete, la pareja se puso de pie y el nuevo rey le ofreció su mano a su esposa quien colocó la suya encima suavemente, caminaron dejando atrás los gritos de júbilo, los pétalos de rosas y la celebración, para dirigirse cada uno a sus aposentos donde serían atendidos y preparados para lo que venía, la consumación del matrimonio.
Kagome fue bañada en leche y rosas recién cortadas, luego tallaron su cuerpo y le echaron agua fría, le esparcieron aceites aromáticos por el cuerpo haciendo que su ya sedosa y aterciopelada piel brillará dándole un aire sensual, la cubrieron por una bata ligera color rojo y solo la ataron con un listón dorado casi como un regalo, le pintaron los labios y le delinearon los ojos pero el resto de su rostro quedó al natural, su cabello medio risado fue peinado con esmero, lo dejaron suelto y solo colocaron un adorno de oro y zafiros para sostenerle el fleco y que su rostro se viera perfectamente, le perfumaron y dirigieron a una habitación alfombrada en su totalidad, llena de telas de seda y hasta algunas con hilos de oro y plata, habían cojines por donde viera y una enorme cama de dosel de madera tallada exquisitamente, olió las flores recién cortadas distribuidas por varios jarrones estratégicamente colocados para perfumar toda la estancia y desde el techo caían delicadas cortinas casi transparentes de un decorado que parecía pintura y no una tela, suspiró… si estuviera allí esperando a Inuyasha y no a ese monstruo, todo le parecería lo que era, maravilloso y hermoso, pero prefirió sentarse en la cama viendo hacia el balcón, si no estuvieran en un quinto piso podría pensar en escapar, quizás debería lanzarse y terminar con su miseria, sin darse cuenta comenzó a llorar.
Sesshomaru entró a la estancia por otra puerta, vio a su alrededor y todo le pareció apropiado, hasta la mujer sobre la cama que esperaba por él, hasta que se acercó y la vio llorar, se detuvo y fue cuando el peso de sus actos cayeron sobre él, fue cuando se dio cuenta que la mujer que deseaba besar ahora, amaba a su medio hermano de verdad y quizás ya había sido besada por él.
¿Por eso lloraba?, ¿porque amaba a Inuyasha?, ¿porque por su estrategia terminó atada a alguien que jamás besaría?. Fue cuando temió que la mujer sumisa que quería no lo fuera, él no podía equivocarse en su elección o sería el desastre.
Una almohada en su pecho desnudo lo hizo voltear a ver a la ninfa que lloraba pero que ahora estaba parada viéndolo con furia, la mujer agarró otra almohada y se la lanzó a la cabeza causando que su cabello plateado se soltara del amarre; ella siguió lanzando cualquier objeto que pudiera encontrar cerca, llorando y gritando improperios sin pudor alguno ante la mirada atónita del rey quien esquivaba los objetos, cuando la mujer tomó una silla lista para lanzarla contra su persona, el regente desplegó sus inusuales alas blancas por dentro y negras por la parte trasera (herencia de sus dos padres) y voló hacia la mujer, la tomó por los hombros y le lanzó a la cama sosteniendole firmemente las manos y con su cuerpo la inmovilizó, ella se quedó callada viéndolo a la cara mientras plumas caen de a poco silenciosas sobre el lecho, casi como en una escena de cuento.
—Por favor...— suplicó aterrada.
Él sabía a lo que se refería, pero… por más que lo implorara, debía hacerlo, debían consumar el matrimonio y, con cautela y muy despacio, Sesshomaru se acercó a su rostro; besó los labios de una mujer, por primera vez.
Los labios de Kagome eran suaves, sabían a fresas pero la sal de las lágrimas se mezclaba, él no sabía qué hacer ni ella tampoco pero Sesshomaru siguió su instinto y comenzó a mover la boca, a chupar y morder suavemente hasta que la sintió moverse de nuevo, él se alejó entonces, para ese momento la tela que cubría su virilidad ya había caído así que estaba en todo su esplendor frente a ella quien respiraba agitada.
Kagome cerró los ojos y trató de calmarse, era su primer beso y fue diferente de lo que imaginó, no fue con Inuyasha y no hubo fuegos artificiales, pero sintió algo, no podría ponerle nombre pero hubo algo, sin mencionar que por primera vez veía a un hombre desnudo.
—Si… — apretó los labios, sabía que si jugaba bien sus cartas esa bestia podría ser medianamente decente con ella, y hasta podía aspirar a que después de esta primera noche no le volviera a tocar nunca más. —Si lo dejo poseerme… debe prometer ser — tembló de miedo. —, prometer ser gentil. — abrió los ojos y lo miró a la cara.
Él, con una pétrea expresión, asintió, ella igual y se tumbó sobre la cama con los ojos cerrados muy fuerte.
Sintió que la cinta dorada de su atuendo fue retirada y la bata abierta lentamente, sintió las manos del ángel recorrerle el cuerpo suavemente y no pudo evitar que su piel se erizara.
—Voy a ser, muy gentil con ese cuerpo de porcelana, pero con curvas de montaña, mujer...— le susurró.
Continuará...
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Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)
Randomoficialmente estamos de vuelta ^-^ ACTALIZACIONES LENTAS