Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)

Ángel Negro 8 Final.

Ángel Negro
Yan_skyblue/sesshome.

Capítulo final.

—¡Protegan a los civiles! — gritó Kikyo partiendo a la mitad un yokai con su espada e Inuyasha le protegía las espaldas.

Kagome pidió a Kirara moverse más rápido, debían destruir la Shikon no tama, debía destruirla, debía salvarlos.

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Veinte años atrás.

—¿Traerá prosperidad al reino?— preguntó Irasue acariciando su vientre de seis meses.

No podía creer, su esposo acababa de volver de su viaje al Reino de Shadow con una perla color púrpura que emitía una extraña energía, sabía que esa cosa era poderosa pero no creía que fuera buena, de hecho, le daba escalofríos.

Inu no Taisho contra los consejos de su esposa colocó la perla en un santuario sellado del palacio no sin antes pedir su deseo, prosperidad para su reino, la perla emitió una luz que se expandió por cada rincón del reino y luego no se supo más de ella.

Con los años, la fuerza militar del reino se incrementó, los desastres naturales nunca tocaban Sengoku, las cosechas eran abundantes y las lluvias lo justo y necesario, todo era paz pero… el monarca cada vez estaba más demacrado y cayó en cama, luego llegó el bastardo del rey al palacio, aparentemente la madre del niño, una princesa exiliada murió y la familia real no deseaba verlo, la reina se hizo cargo del niño por respeto a la vida humana, pero lo envió a casa del gran duque, luego, el rey se sumió en las sombras de su mente enloqueciendo y mientras su reino iba hacia la luz, él se desvanecía cada vez más dándole a su primogénito las pocas horas de lucidez que le quedaban para prepararlo en su inminente ascenso al trono.

Cuando Inu no Taisho murió, la perla necesitaba una nueva fuente de energía y aunque Sara era buena con la magia no era suficiente. El conflicto con el rey y su esposa y la sangre derramada terminó de alimentarla y la melancolía de Sesshomaru fue lo que le ayudó a finalmente estar lista, de la grieta en su centro expulsó a todos los demonios que contenía en su interior traídos desde el mundo del que fue "exterminada" porque una energía milenaria como la suya no podía ser destruida, sólo podía ser cambiada, y su energía viajó hasta ése mundo lleno de magia.

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El rey vio a lo lejos a la persona que había anhelado desde que le expulsó del reino, a la mujer que ocupaba su mente y lo torturaba en sueños y despierto. Debía verla de nuevo, ya no importaba nada más, solo verla de nuevo.

Sesshomaru decapitó a cada criatura que se interponía entre él y la figura de esa mujer aguerrida rodeada de monstruos quien trataba desesperadamente de llegar hasta el palacio, se acercaba cada vez más a ella hipnotizado hasta que la tuvo frente a frente de nuevo, a Kagome.

¿Qué decir?, ¿qué hacer?, luego de tanto sufrimiento, luego de tantos años, luego de no creerle, luego de lo que hizo…

—Debo llegar al palacio Sesshomaru… — dijo con fiereza, si él intentaba detenerla pasaría por encima suyo.

Asintió, iría tras ella hasta el fin del mundo, lo supo al verla partir una bestia en dos como toda una guerrera.

Taisho exterminaba a las bestias y le observa, Kagome jamás le miró así, era extraño pero dadas las circunstancias le seguiría sin vacilar o preguntar.

—Iré contigo. —

Ella sonrió, no discutiría asuntos pasados, él era fuerte y podía ayudarla a acabar con esa joya maldita, el monarca alzó vuelo bajo matando a diestra y siniestra a los yokais abriendo campo para que su esposa le siguiera y pudieran llegar hasta el palacio.