Capítulo XVII

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PROMETIDA. 
Yan_skyblue/sesshome. 

Capítulo XVII. 

Hoy el cielo estaba un poco nublado, prometía lluvias quizás en algún momento del día, el viento fresco entra en la habitación medio iluminada; Kohaku se ve al espejo mientras el ayuda de cámara de su cuñado le anuda pañuelo del cuello, el joven hoy tenía una agenda apretada y no se detendría por una lluvia, sus ojos castaños llegaron hacia el tesoro que ha guardado desde que llegó a Boston, rezaba en silencio volverla a ver, solo una vez más, y saciar esa necesidad extraña de verla reír o decir alguna irreverencia en contra de las rígidas costumbres londinenses. Desayunó, conversó con sus parientes y salió a la calle siendo despedido por su hermana mayor y por supuesto el esposo de la dama quien había esperado impaciente por la llegada de su familia a Boston y ahora rebosaba de alegría. 

El vizconde subió al coche, golpeó el techo con su bastón y escuchó al cochero ordenar a los caballos comenzar a moverse. En el camino, las nubes grises se alejan y ahora al menos, ya no llovía. 

Kohaku vio por la ventana el país que le robaba el corazón con cada nuevo viaje, Estados Unidos de América representaba para los ingleses como él, libertad; aunque la vida aquí era dura y existía la pobreza y los abusos, también te brindaba pequeñas oportunidades para subir un escalón a la vez para lograr tus sueños, su sueño siempre fue ser libre y nada lo representaba mejor que ser comerciante y viajar por el mundo en un barco solamente con el cielo y el mar de testigo de tus momentos. 

Cerró los ojos imaginando cómo sería huir a algún lugar lejano, quizás al lado de una dama, una de pequeños ojos avellana, una que no tenía reparos en su andar y cuando menos lo imaginó, ya estaba frente a la mansión del aclamado dueño de una pujante compañía naviera el cual, su cuñado tenía en buena estima; él estaba dispuesto a invertir una parte de la fortuna que heredó y conseguir el sueño de ser un exitoso comerciante. 

Bajó pidiendo al cochero esperar por él, el hombre aseguró que no se movería. Kohaku llamó, le dejaron pasar y fue conducido por el mayordomo hasta lo que parecía un despacho donde tres hombres muy parecidos entre sí le esperaban, uno de ellos le era familiar, aparentemente no se equivocó porque el sujeto caminó hasta él para darle un apretón de manos.

—Vizconde, un gusto verle de nuevo.— saludó Sesshomaru. 

—El gusto es todo mío señor Taisho. — correspondió muy hidalgo. 

Y las negociaciones comenzaron de forma más fluida y amena de lo que muestro joven noble hubiera imaginado, aunque de vez en cuando su mente vagaba hasta la premisa de saber si el objeto de sus suspiros nocturnos estaba allí, en esa casa. 

*****

Kagome corta rosas en el jardín junto a su hermana mientras conversan sobre asistir al teatro mañana por la noche todos juntos. Moroja corretea en la hierba jugando con su permisiva abuela que ya casi estaba sin aliento y la nana de la niña trata de ponerle orden. 

Ni ella ni su hermana supieron el momento exacto en que comenzaron su cotilleo sobre los besos y lo diferentes que podían ser, hasta que la conversación terminó en un abrupto. 

—¿No te ha tocado íntimamente?. — preguntó Kikyo muy extrañada, es decir, Kagome le confesó que ambos habían dicho estar enamorados uno del otro. 

—Bueno… creo que simplemente el momento no se ha dado… — apretó los labios avergonzada y colorada hasta el cuello. 

—Supongo que es verdad, su relación ha comenzado de una forma poco convencional— Kikyo colocó las rosas en un cesto. —, pero ya están aquí, es el momento idóneo para, ya sabes, avanzar. — era obvio que aunque ella fuera una mujer casada el tema también le avergonzaba muchísimo. 

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora