Parte 7

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(Una enoooooorme disculpa por haber desaparecido tanto tiempo chicas, en serio 😓😓😓

Voy a tratar de publicar más seguido como antes.

Espero que les guste el capítulo y me perdonen 🥺🥺🥺🥺)

Las semanas no pasan solas, tampoco el tiempo. Mientras el invierno llega a su final para permitir a la tan ansiada primavera llegar, los yokais ganan terreno. Sus tierras de antaño cuando su reino resplandecia eran suyas de nuevo, ahora brotaban de entre la nieve como la hierba, gallardos e implacables recuperando lo que siempre les perteneció, lastimosamente los humanos sufrían en el camino de expansión... 

Kagome cada día dudaba más de sus sentimientos de aversión hacia las "bestias" y crecía la admiración por cada uno de ellos. Desde el mayordomo Jaken hasta la ama de llaves Kagura, el líder encargado en la protección del castillo Koga, el cocinero Totosai, el asistente del líder Mioga y hasta el mismo Sesshomaru, todos eran parte importante. 

Sesshomaru cuidaba de absolutamente todos y conocía bien a sus subordinados, se preocupaba por tenerlos en excelentes condiciones y hacerse espacio en su tiempo para entrenar a los reclutas nuevos. 

Sin darse cuenta, comenzó a admirarlo y eso es peligroso, cuando admiras a alguien es posible respetarle y luego confiar en esa persona, el amor no estaría tan lejos. 

—¡Sesshomaru

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—¡Sesshomaru.!— gritó furica caminando de un lado a otro. —¡Eres un tonto!— 

Se suponía que hoy cenarian juntos en la habitación de la chica -siempre trataban de cambiar la locación de las cenas para no aburrirse de la rutina.- pero el tonto no llegó y ni siquiera le avisó que no llegaría, ella que se arregló tan bonita para verlo sonreír; Sesshomaru tenía de esas sonrisas tipo estrellas fugaces, llegan, iluminan y luego se van, por eso son tan importantes. 

¡Pero el gran señor no llegó!

De repente un calambre le recorrió desde el vientre hasta los pies, tuvo que tomar asiento en la cama, sintió un tirón en los ovarios y de repente el día se pintó de rojo. 

—Desde que enfermé no habías venido maldita...— arrugó la nariz. 

Contaban al menos unos cinco meses en el calendario, al principio le preocupó, luego lo olvidó y ya no lo recordaba hasta ahora. ¡Que Dios la ayudara! Eso solo significaba que la maldita regresaría con todo. 

Una punzada en su bajo vientre y se dobló sosteniendo la zona afectada. 

—¿Qué sucede.?— pregunta Sesshomaru entrando a la habitación. 

Kagome olía a sangre y se apresuró a entrar, ahora la veía desencajada y pálida. 

—Kagome, ¿por qué hueles a sangre?— se acerca, temía que algo malo le ocurriera. 

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora