Capítulo XIII

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PROMETIDA. 
Yan_skyblue/sesshome. 

Capítulo XIII. 

La habitación estaba en silencio, tanto que el sonido del oleaje del mar se colaba hasta el camarote, las sombras adornan la habitación dejando todo en la absoluta penumbra excepto el corazón atribulado de una joven que acababa de despertarse y esperaba a que su vista se acostumbre a tanta oscuridad, se levantó y tomó una bata. 

Sesshomaru vio a su hermana levantarse de la cama que hoy compartía con Kagome, la pobre estaba tan cansada de bailar que prefirió la comodidad, para salir del camarote. 

Se levantó sigiloso, se puso las botas y la camisa para seguir a la joven imprudente, la encontró en el salón viendo el piso como si fuera algo que jamás contempló, la chica tomó asiento en medio del gran salón y acarició la madera, él no sabía que Lin no pensaba en el suelo si no en un baile que prometió y no cumplió. 

—Un hermoso piso. — toma asiento junto a ella. 

La joven sabía que debía ser él, así que no se sobresaltó ni tuvo miedo. 

—¿Por qué no ha preguntado nada sobre mí?. — abrazó sus piernas sopesando adónde deseaba llegar con sus palabras. 

—¿Estás lista para decírmelo?. — contestó seguro que la respuesta estaba en la pregunta del principio. 

La chica asintió, finalmente habló lo que a nadie le había dicho jamás, lo que solo su corazón conocía, se descargó, abrió una puerta y supo que ya no podría cerrarla de nuevo; lloró tratando de controlar el temblor de su cuerpo y el de su quijada sin atreverse a ver a los ojos a Sesshomaru por la vergüenza de no ser lo que quizás él esperaba de ella, cuando calló su boca y su atribulada alma, se instaló el silencio, pero cuando estaba a punto de irse sintió la cálida mano del que se proclama su hermano acariciando su cabeza, tuvo entonces valor para verlo a la cara, ¿podría ser que no la despreciaba?. 

—Lo lamento. — la abrazó.

Ella se impactó pero poco a poco entendió; Lin no conocía a Sesshomaru, pero algo le decía que esas palabras englobaban más significado que miles de palabras juntas; correspondió a su abrazo llena de esperanza en el futuro, en la familia que acababa de encontrar, en ella misma, quizás podría dejar algún día de verdad que las heridas se cerraran definitivamente sin culparse por lo ocurrido y maquillarlo con felicidad falsa, quizás pueda aspirar a ser la tía solterona pero digna de los futuros hijos de sus hermanos, quizás ahora sí podía vislumbrar una salida, una tabla en medio del océano que nunca derramó porque tampoco se permitió llorar su pena. Correspondió al abrazo sabiendo que era aceptar ahora el futuro que esa familia prometía, solo había una cosa por aclarar. 

—No soy Rin, ¿está conciente de eso?. — esperaba realmente poder encontrar cariño sin que se mezclara con el de su hermana, que la quisieran por ella misma. —Yo no podré ser nunca una señorita casadera… es por eso que no vale la pena que me cuiden tanto… yo...— 

—Tú y Rin son gemelas, se parecen físicamente pero veo las diferencias— se separó para verle a los ojos muy serio, ella debía comenzar a ser más segura de sí misma y lo que están a su alrededor. —, siempre vi la diferencia. — 

Ella asintió conmovida. 

—Las familias se cuidan entre ellas, es claro que hay cosas que no podremos cambiar pero te pido que nos permitas protegerte como miembro de la familia, no repitas que jamás serás una señorita casadera. 

》Muy al contrario de lo que se diga una mujer es más que su honra, lo supe en mis años de vida, tú eres tú como yo soy yo y Rin es Rin, vales lo que tú decidas. 

Ella lloró de nuevo, le abrazó con fuerza. Sesshomaru acababa de cerrar una de tantas heridas, las demás las cerraría a medida que su camino por la vida le enseñe que llorar por algo que te causa dolor no es debilidad si no que muestra tu fortaleza de aceptar. 

*****

Todos se alistaron para ir a desayunar excepto la jovencita quien les pidió dormir más, le dejaron ser asegurando que entonces pedirían le llevaran el desayuno a la cama, ella se negó alegando que era una niña fuerte y podría encontrar el salón para desayuno sola, Sesshomaru lo aprobó, después de todo él también debía darle un poco de espacio y confianza. 

Dos horas después, el grupo estaba en cubierta jugando canasta mientras Taisho leía el periódico. Lin se levantó y se arregló con el vestido mañanero que le dejaron sobre el sofá, se calzó un bonito sombrero y se fue camino al desayunador. 

Pasó por el salón de música, habían muchos instrumentos dispuestos en el lugar para que los pasajeros fueran y se entretuvieran, Lin escuchó la suave melodía de un instrumento, se asomó y vio de nuevo al vizconde despistado, algo la llevó a abrir la puerta, entrar, sentarse en una silla y escucharlo tocar ese instrumento cuyo nombre desconocía pero que hacía que le vibrara el alma misma. 

Ver al joven interpretar una melodía triste con los ojos cerrados y tanta pasión en ello al punto de las lágrimas le conmovió, él era un chico extraño, sensible y muy tierno… tan diferente a los cánones de la masculinidad que conoció en el transcurso de su no muy larga vida, pero eso solo hacía que una sensación de calidez comenzara a invadir su pecho, se vio llorando junto con él, últimamente lloraba mucho... 

El joven terminó la interpretación, se quedó unos instantes quieto y Lin interrumpió la paz del lugar repentinamente con sus aplausos, Kohaku abrió sus ojos café y se sonrojó por notar que de nuevo estaba a solas en una situación poco apropiada con esa extraña joven la cual, aún le debía un baile. 

******

—Esto es lo más atrevido que he hecho en mi vida...— dice Kagome entre jadeos. 

Cuando su esposo le jaló del codo mientras caminaban al desayunador para ver si Lin estaba allí no imaginó  era para entrar a una salita pequeña que parecía de arte, estaba con las cortinas tapando la ventana y no había nada encendido para iluminar, parecía que no había nadie… el caballero aprovechó la preciada oportunidad de asaltar allí los adictivos labios de su ahora no tan tímida esposa; esta vez se atrevió a levantarle las faldas y acariciarle la pierna llevándola hasta su cadera. 

—Solo disfruta querida. — contestó entre besos ahora inspeccionando el cuello de su dama. 

Ella mordió su labio inferior en un intento de ahogar los poco decorosos gemidos que se le escapaban. 

—Sessho...— 

Quería detenerlo pero no pudo, simplemente la mano de su esposo en su pierna la calló, era una sensación tan extraña y reconfortante, le daba tanto miedo que eso que experimentaba con Sesshomaru fuera amor, porque él no la amaba, ¿cierto?.

—Mujer— dijo con la voz ronca mirándola a los ojos algo agitado. —, te amo. — 

Ella abrió y cerró la boca varias veces sopesando lo que acababa de decir el hombre que ahora le acuna el rostro con sus manos, al fin tomó aire y le rogó a su corazón y cerebro que dejaran el impacto para poder dar una respuesta, abrió los labios medio dudosa y medio segura de lo que diría pero sus palabras quedaron en silencio porque Sesshomaru, temeroso de recibir una respuesta negativa a su repentina confesión, decidió besarla una última vez y tomarle la mano para salir del saloncito de arte en silencio. 

Continuará…

Espero que les gustara chicas, perdón tanto retraso, estaba enferma.

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora