Lo prometí, lo intentaré, lo lograré.Tiempo después.
Tomas estaba en casa de Sango, tuvieron una pijamada con sus primas y su pequeño primo. Regresaría hasta el mediodía, se sentía completamente sola, su niño era lo que llenaba sus días de luz pero comprendía quisiera divertirse. Sonrió viendo el plato girando dentro del microondas con un trozo de pizza, pensó en Sesshomaru, en sus bellos momentos juntos. En todo ese tiempo sus sentimientos por él solo crecieron una y otra vez. Él era magnífico, especial. Todo, desde sus besos, sus caricias, sus palabras y sus silencios eran especiales. Amaba esa imagen juntos, esas emociones que él le proyectaba, lo estaba amando irremediablemente, lo supo el día en que se atrevieron a pasar de los besos castos a algo más fogoso. Supo entonces que él tenía el toque de un Ángel pero ardía como el mismo infierno.
Sesshomaru había comenzado su terapia, los ejercicios eran arduos pero debía ejercitar el muñón que por tanto tiempo no recibió el tratamiento adecuado para estar listo para una prótesis, no sabía exactamente cuándo podría comenzar con la prótesis pero el pronóstico era alentador, tenían muchas esperanzas. Se sentía sumamente orgullosa, él lo estaba haciendo, por él, por demostrar sus agallas. Aunque no podía acompañarlo -petición de Taisho- siempre lo traía en sus pensamientos, quizás, el viento podría llevar hasta él sus palabras de aliento.
El reloj del microondas dio cero, la campanilla sonó, Kagome sacó su "desayuno" del aparato, no era saludable pero hoy se sentía floja ¡Al carajo las dietas por un día!. Bostezo caminando en pijama hacia su habitación para ver algo de tv mientras comía, pero, a mitad de camino su celular sonó, le extrañó, lo sacó de su bolsillo y vio el nombre, era Sango. Contestó nerviosa, una madre siempre se sentirá nerviosa por su hijo y una llamada tan repentina no le daba buenos pensamientos.
-¿Sango?- preguntó.
-Mami- se escuchó la vocecilla del niño al otro lado -La tía Sango me llevará a un lugar, te enviará la dirección
-¡¿Qué?!- se sobresaltó -To... Tomas, pasa a tu tía, Tomas...- fue inútil, el niño ya había colgado.
Llegó un mensaje a su WhatsApp, lo vio, era una captura de una dirección en Google Maps.
Se apresuró a dejar el plato sobre la mesita del salón, buscó sus llaves y salió completamente histérica.
****
-¿Crees que esté bien?- preguntó Hakudoshi estacionando el auto.
-Por supuesto, se ha esforzado mucho, lo logrará- dijo Rin completamente segura de su pronóstico.
El joven sonrió. Rin se había quedado en su apartamento desde que dejó a su novio -aunque al día siguiente insistiera en irse el la convencio de quedarse- le pagaba una renta que guardaba en un sobre para entregárselo cuando ella decidiera mudarse, aunque realmente no lo deseaba. Ella le contó que Kohaku le engañó con una secretaria llamada Kanna, por eso decidió dejarlo. Dijo -entre carcajadas- que rompió la vajilla en un arranque de furia y además, casi le da a su ex en la cara con uno de los sartenes. Ambos rieron hasta las lágrimas.
Ahora aquí estaban, viviendo juntos y no juntos realmente, porque, aunque él le confesó sus sentimientos al fin una noche lluviosa en que ambos veían por la ventana la bulliciosa ciudad y tomaban café, ella, con su corazón y sus emociones tan conflictuadas pidió tiempo. Estuvo a punto de abandonar el apartamento para no incomodarle pero Haku aseguró estaba bien, era un adulto y comprendía perfectamente su postura, además, si ella decidía estar con él sería porque sentía lo mismo y no por olvidar a alguien más, no por querer borrar un pasado, no estando confundida, no por no sentirse sola o querida. Así que le pidió quedarse, ella aceptó solo si le prometía su presencia no le era cansada o desagradable por el rechazo, no deseaba verlo triste por su culpa. Pero no era así, ella le hacía feliz, muy feliz, luego del rechazo, simplemente comenzó a admirarle más, Rin era maravillosa.
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Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)
Randomoficialmente estamos de vuelta ^-^ ACTALIZACIONES LENTAS