parte 2

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¿Quién es mi padre?

-¡Sí!- exclamó infinitamente feliz mientras su mejor amiga Sango le observa desde el sillón con una sonrisa en el rostro -¡Sango, es positiva, seré mamá!- los ojos se le aguaron de la emoción, realmente las hormonas la traían loca desde que comenzó el tratamiento.

-¡Felicidades Kagome!- le abrazó con efusividad, se sentía contenta por su amiga, aunque también traía un par de dudas por ciertas cosas que pasarían de ahora en más, pero no deseaba empañar su felicidad.

-Me siento extraña amiga- dijo ya derramando la primera lágrima soltando la prueba de embarazo.

-¿Por qué?- se separó para verle el rostro.

-Estoy ansiosa, nerviosa, aterrada e infinitamente feliz al mismo tiempo- sonrió.

-Es normal...- volvió a abrazarla.

-Seré mamá- acarició su vientre en soñadora -Seré mamá...

****

Tres años y ocho meses después.

-Mamá- llamó el pequeño albino de ojos dorados tumbado en el suelo.

-Dime cariño- dijo la madre mientras se retiraba el delantal y salía de la cocina.

-¿Por qué yo no tego papá?- preguntó de repente con su perfecta entonación y pronunciación extraña a su corta edad haciendo que su madre parara en seco y su sonrisa radiante se desdibujara -La mayoría de mis amigos del jardín de niños tienen papá- se levantó para verla a los ojos buscando su ansiada respuesta -Los que no tienen, están con diosito o... vidorciados, pero yo no tengo- terminó dándose cuenta luego que se equivocó en la palabra divorciados.

Kagome Higurashi sintió que el mundo se le venía encima, que su alma se le escapaba del cuerpo y todo su ser le temblaba. El momento más aterrador desde que se convirtió en mamá había llegado y le golpeó de frente sin previo aviso, porque no estaba preparada para que la tan angustiosa pregunta llegara tan rápido.

-Cariño...- se puso en cuclillas para verlo a la cara. Recordó cuando nació, todos lo recibieron con júbilo, era la cosita más bella de mundo, le intrigó un poco el color de ojos dorado porque se suponía el donante tenía los ojos castaños, pero prefirió apartar cualquier pregunta, luego las primeras hebras aparecieron y fue una sorpresa que fueran albinas, pero igual apartó cualquier pregunta, su pequeño Tomas (así es, me gusta ese nombre desde que vi la cumbre escarlata 🤷‍♀️) era suyo tuviera el color de ojos y cabello que tuviera. -Tú también...- apretó los labios, sabía lo que vendría pero se enfrentaría al mismísimo infierno por su pequeño -Tú también tienes papá...

Tomas sonrió, su rostro se iluminó, saltó a los brazos de su adorada madre.

-¿Dónde es?- dijo -¿Vendrá aquí?

-Bu, bueno hijo...- tembló de miedo ante ésa mirada inquisidora ¿De quién la habrá heredado? -Él está lejos ahora pero me comunicaré para que puedas conocerlo...- tragó saliva.

-¡Si!- comenzó a dar saltitos de alegría -Conocere a mi papi- corrió tropezando de vez en vez hasta su cuarto para buscar sus crayolas, le haría un dibujo, se lo mostraría al conocerlo para que viera lo talentoso que era y lo quisiera cono su mamá.

Kagome se quedó helada, ¿Qué había hecho? Por todos los cielos, se metió en un tremendo lío. Pudo haberle dicho que su padre estaba muerto, pero no deseaba verlo destrozado, ahora estaba entre la espada y la pared.

****

-¿¡Cómo que no puede decirme el nombre y la dirección!?- gritó golpeando la mesa con su puño mientras el doctor abría más sus ojos saltones si éso era posible.

-Señora, entienda, es contra las reglas y la ética- tembló de miedo ante la enfurecida mujer.

-¡Me importa un reverendo pepito la ética!- agarró al espantado hombre por la solapa de su chaqueta color marrón -Me va a decir lo que quiero o le aseguro que seré para usted peor que un puto grano en el culo- siseo fuera de sus casillas.

-Las damas no deberían expresarse así- sacó un pañuelo de su bolsillo para secar el sudor en su frente.

-¡QUE ME DIGA LO QUE QUIERO MALDITO VIEJO...- se mordió la lengua para no terminar la frase.

-Señora, por favor, no me obligue a llamar a seguridad...

-¡Mierda!- lo soltó haciéndolo trastabillar hasta caer al suelo de sopetón -Soy una madre desesperada, mi bebé desea conocer a su padre...

-Señora Higurashi, entiendame, estoy atado de manos...- trató de hacerla entrar en razón.

-Olvídelo- lo cayó con un movimiento de su mano, aún conservaba algunas manías de cuando era editora en jefe -Lo averiguaré sin su inútil ayuda- tomó la pañalera que había reemplazado por sus clarísimos bolsos y se dirigió a la puerta furiosa, antes de cerrar se detuvo un momento -Cuando decidí esto estaba pensando en mí- confesó con voz acongojada -Pero ya no se trata de mí, si no de un pequeños de casi tres años que desea conocer alguna figura paterna... pienselo por favor, usted haría lo mismo por sus hijos- se quedó allí, expectante, esperando el rechazo.

-Inuyasha Taisho- se escapó de entre los labios arrugados del hombre -La dirección tendrá que averiguarla por usted misma

Ella sonrió, contuvo las lágrimas y asintió.

-Señora... debe saber que no soy padre pero si el niño realmente necesita una figura paterna....- carraspeo.

Kagome se erizo de inmediato, prefirió cerrar la puerta.

Al salir a la sala de espera de la clínica se encontró con los ojos perlados de la secretaria, todavía la recordaba, cómo olvidar ése aspecto tan peculiar, notó que la muchacha le miraba nerviosa y no pudo evitar su instinto le alertara algo ocurría. Fue al asiento donde su retoño esperaba por ella, pretendía leer una de las revistas que habían sobre la mesita de centro, pero la dichosa revista estaba al revés, casi se le escapa una carcajada.

-Cariño- llamó -Debemos irnos- extendió su mano para que el pequeño la tomara.

-¿Conseguiste la dirección de papi?- preguntó alzando una de sus cejas mientras doblaba la revista y la colocaba en su lugar. En serio, ¿De quién heredó esas manías?

-Sí mi amor- sonrió.

-¡Bravo!- bajó de la silla, dejó que su madre lo cargara en brazos para irse.

Kagome ya lo había acomodado en la silla de seguridad en el asiento trasero y se disponía a subir al coche cuando la mano de alguien le hizo sobresaltarse, volteó para encontrarse con los ojos acuosos de la secretaria.

-El día en que usted se hizo la inseminación hubo un error señora- inspiró profundo antes de poner su mejor cara seria -Usted fue inseminada con la muestra de otro hombre, no del donante A3421, le sugiero que busque a Kagura Yamanaki, ella le puede decir- terminó de confesar.

Antes de siquiera ver alguna reacción en la mujer se fue corriendo, al fin la culpa y el fantasma de lo sucedido le dejaría en paz, sabía había hecho lo correcto.

Kagome subió al auto, tenía mucho en qué pensar, vio por el espejo a si angel completamente dormido, estaba decidida a llegar al fondo de todo aquello, por su pequeño Tomas.

Continuará...

Vamos avanzando mis chicas

De quién habrá sacado Tomas esas manías?🤔🤭

Qué más pasará?

Habrá que esperar 😅

Nos vemos. Las jamo con tomate y huevos.

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora