Tu Reputación 14

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CAPÍTULO XIV 

Naraku encendió otras dos velas más y las colocó en el candelabro sobre su mesita de noche, ya podía verla mejor. Kikyo se abrazaba a sí misma, parecía avergonzada, eso era nuevo, una víbora como ella pareciendo un cachorrito lastimado, exhalo aire calmado. 

Afortunadamente ya el dolor de sus costillas era más o menos tolerable, se acomodó mejor en la cama. 

—¿Le importaría venir hasta aquí?.— trató de no sonar autoritario. —Yo no puedo moverme demasiado como ves.— 

—Si lo hago...— su voz se escuchaba tan apagada que le rompería el corazón a cualquiera. —olvidará lo que escuchó. —

—Se lo diré, cuando se acerques. — 

Ella resopló, obedeció y se sentó en la cama junto a ese sujeto tan irritante, ni siquiera recordó que los últimos botones de su vestido estaban abiertos, solo quería escuchar las burlas y palabras hirientes del hombre para marcharse a su habitación; quizás mañana tendría que abandonar esa casa, seguramente Naraku le contará a Sesshomaru y dudaba un hombre tan recto aceptará a una mujer manchada en vergüenza, aunque el bebé fuera su sobrino. 

—Date vuelta. — pidió Spider. 

Ella obedeció, ese nivel de sumisión era nuevo, no le agradaba mucho al hombre porque sabía, ella lo hacía en nombre de su miedo. Comenzó a ayudarla con los botones faltantes para abrir el vestido. Ella empezó a llorar en silencio, ¿la haría hacer algo impropio para callar?. ¿Sería ahora realmente una ramera?. 

—¿No estás casada?.— preguntó Naraku en tono suave llegando a los últimos botones de arriba. 

Ella sacudió la cabeza en negación tapando su boca para ahogar los sollozos. 

—¿No estás comprometida?.— 

Volvió a negar con su cabeza, él terminó de desabotonar el vestido, pasó a soltar el nudo del corsé. 

—¿El padre del bebé lo sabe?.—

Asintió. 

—¿Se casará contigo para hacerse cargo?.— terminó de aflojar el corsé, así podría sacarlo fácilmente. 

Ella negó. 

—Entonces, estás embarazada y el padre lo sabe pero no piensa hacerse cargo...— 

Kikyo pudo escuchar algo de molestia en sus palabras. Asintió afirmativa. 

—¿Tu familia lo sabe, tienes dónde ir o qué hacer?.— 

—Solamente Kagome...— finalmente pudo hablar. —Mi madre posiblemente me repudiará, quizás mi abuelo me apoyé enviándome lejos para cubrir el escándalo pero… imagino buscaría al padre para batirse en duelo u obligarlo a casarse— soltó un sollozo. —No sé qué debería hacer, tengo tres meses, ya pronto será imposible disimularlo con vestidos holgados...— 

—Date vuelta.— 

Ella así lo hizo, tenía una tristeza enorme, sus ojos derraman lágrimas sin control, tenía la nariz roja y aparte de su confesión con Kagome jamás se sintió tan patética y expuesta. Spider le ofreció un pañuelo que estaba sobre la mesita de noche, ella lo aceptó. Naraku finalmente supo que hasta las mujeres más irritantes y de lengua afilada podían ser bonitas también cuando lloran, porque ya pensaba lo era desde que la conoció esa noche cerca de una casa del placer en Londres, era una bonita mujercita llena de malas expresiones e insultos divertidos, pero aparentemente también sensible y en un enorme aprieto. Pidió a la dama buscar en el armario el abrigo que trajo cuando tuvo su accidente, por fortuna no estaba estropeado porque se lo quitó antes de comenzar la competencia, la mujer se lo entregó sosteniendo el vestido para evitar  se cayera; él le colocó el abrigo en los hombros. 

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora