Tu Reputación 6

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CAPÍTULO VI

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Caminaron en dirección a la casa, ella viendo el césped verde primaveral y él el cielo azul lleno de nubes esponjosas como los labios rosados de su esposa, la escuchó suspirar, entonces le observó.

—¿Qué clase de libros lees.? — pregunta fijando sus ojos en el ejemplar que la joven estruja contra su pecho.

—De todo tipo, mi abuelo tiene una enorme biblioteca con toda clase de libros. — contestó un poco cohibida.

No estaba segura si a su esposo le agradaría leyera tanto, se supone que las mujeres deben bordar, cantar o pintar pero ninguna de esas actividades se le dio muy bien nunca, en cambio su hermana mayor era muy buena en todo.

—¿Lees sobre política, economía o sociedad.? — estaba realmente intrigado y su ceja arqueada lo delataba.

—Sí, además hablaba mucho con mi abuelo al respecto...— sus ojos azules parecieron divagar por un momento. —Es lo único que extraño de mi hogar. —

Taisho entendió entonces que Kagome pertenecía a ese extraño grupo de mujeres las cuales brillaban por su propia cuenta, sin vestidos adornados, maquillaje o modales ensayados, comenzó a apreciarla un poco más. Le daba un poco de pena pensar en ella viviendo al lado de las cacatúas Higurashi, siempre supo tanto madre como hija trataban indiferente a la menor.

—Debo ir al pueblo con Miroku y otros jóvenes, necesitamos semillas, madera y otra larga lista de cosas. — menciona. No estaba acostumbrado a rendir cuentas de sus actos y decisiones aparte de su padre, pero ella ahora era su esposa.

La joven asintió complacida de ser tomada en cuenta.

—Regresaré algo tarde y debo supervisar los sembradilos...— paró su andar para colocar un mechón de cabello negro tras la oreja femenina. —Prometo estar a tiempo para la cena— vaciló un poco pero al fin terminó lo que deseaba decir. —, ¿me haría el honor de cenar conmigo y mi prima esta noche.? — realmente deseaba ella aceptara.

Pestañeo un par de veces sonrojada, asintió afirmando ya que las palabras no le salían de la garganta; cuando la mano del hombre dejó de acariciarle la enrojecida mejilla pudo finalmente articular un par de frases.

—Espero que tu prima no esté molesta, no le atendí como debía a su llegada. — lucia tan apenada que hasta se miraba preciosa.

—Rin no es muy apegada a los modales, ella está bien...— deseaba poder tocarla más que solo un roce tratando de colocar esos mechones rebeldes en su lugar, ella le inspiraba ternura en todo sentido, desde que la cortejaba, pero pudieron más las habladurías. —debes preparate, estoy seguro no te dejará en paz, suele ser muy comunicativa y espontánea. —

—Suena agradable. — sonrió.

Entraron en la casa, Rin ya les esperaba en el saloncito lista para tomar té y charlar un rato. Taisho anunció debía dedicarse a otros asuntos urgentes y con una reverencia se retiró dejando a las dos damas a solas, la chica no esperó para sentarse al lado de su "cuñada", tomar su mano y sonreirle.

—Mi primo y tú se ven tan lindos juntos, nunca lo vi tan...— vio al techo pensativa buscando la palabra apropiada. —tan menos agrio. — rió.

Kagome también rió, parece que la chica es mucho más agradable que el resto de su familia, aunque aún no conocía al padre de Sesshomaru.

—Él es un bruto, pero no lo hace con mala intención, es solo que muy a pesar de ser guapo, rico y dueño de un porte envidiable, no es bueno con las mujeres. — confesó agitando la cabeza con pesar.

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora