Parte 3

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Sesshomaru observó un soldado del reino usando una capa roja, supo que debía ser ella, la última de esa casta maldita. Su interior se regocijó ante la divina suerte. Sonrió, se abalanzó sobre ella, Kagome corrió lo más rápido que la armadura y sus pulmones se lo permitieron, con fuerza saltó lejos de los escombros creados por el golpende de la pata del lobo en las columnas, esa parte de la estructura se vino abajo. La bestia siguió lanzando zarpazos mientras ella huye, finalmente decide parar y caer de espaldas al suelo mientras la garra de la bestia pasa por encima de ella quebrando las columnas en ese lado, la capitana rodó hasta donde estaba la barandilla, se levantó y sin miramientos se lanzó al vacío.

Sango corría con su esposo tratando de encontrar la salida de esa masacre. Los soldados intentan con todas sus fuerzas defender el castillo pero las bestias les tomaron desprevenidos, no estaban listos para un ataque frontal tan fuerte. Afortunadamente los reyes estaban a salvo o al menos eso imaginaban ya que desde el primer estruendo habían desaparecido.

Kagome cayó sobre el lomo de la bestia, empuñó la espada; iba a incrustarle el filo del arma en el lomo pero el lobo se sacudió violentamente, fue lanzada directamente a la barandilla del segundo piso, casi cae pero se aferró con todas sus fuerzas sin soltar su espada.

El lobo aúlla, solo el golpe de esas poderosas patas es suficiente para matar a quien se interponga en su camino. La capitana observa una oportunidad cuando el enemigo se prepara para atacar al soldado Persival.

Kagome se coloca de espaldas a la barandilla, solo el brazo izquierdo evita que caiga al suelo, flexiona sus piernas lo más que la armadura le deja y se impulsa.

—¡Tessaiga, despierta!— grita. La espada se transforma en una más grande. Sesshomaru se paraliza, no esperaba que la asquerosa humana tuviera Esa espada. —¡Viento cortante!— agita la hoja y un viento casi huracanado pero dirigido en fila se forma.

Sesshomaru sabía lo que ése ataqué podía causar, era como ser partido por un hacha. Se mueve para esquivar el golpe pero no a tiempo, su enorme cuerpo le ha impedido evitar que el ataque llegue hasta la pata delantera izquierda; fue partida de tajo.

El chorro de sangre salpica las paredes, a los humanos y bestias

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El chorro de sangre salpica las paredes, a los humanos y bestias. El lobo se eriza, está adoloridos y molesto. En un instante, mientras la humana cae al suelo la bestia abre las fauces y le traga entera.

Todos se paralizan, el líder de las bestias sale del castillo y sus subordinados se quedan para terminar el trabajo.

Cuando los rayos del sol iluminan el reino dando lugar a un nuevo día, quedaba solo el silencio de la desolación, solo estaba el llanto de la derrota, la muerte y... la pérdida de la esperanza.

Las bestias habían masacrado a la mayoría, los pocos que sobrevivieron huyeron al desconocido bosque del sur. Nadie sabía nada sobre el rey Naraku y la reina Irasue.

La humanidad había perdido...

Sentía mucho frío, el cuerpo le dolía horrible, no podía moverse, temblaba de frío

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Sentía mucho frío, el cuerpo le dolía horrible, no podía moverse, temblaba de frío. Intentó abrir los ojos pero no pudo, intentó hablar, pero fue inútil; decidió abandonarse al destino entonces, pasaría lo que tuviera que pasar. Estaba cansada del mundo, de la muerte, de la vida, de sí misma, de los demás, de matar...

 Estaba cansada del mundo, de la muerte, de la vida, de sí misma, de los demás, de matar

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—Amo Sesshomaru.— llamó el kappa a su señor. El lobo le observó instandole a continuar. —¿Qué hará con la humana?—

—Aún no lo decido.— llevó la mano hasta la manga ahora vacía del kimono, esa maldita le pagaría la pérdida de su brazo.

Los copos de nieve caen silenciosos, el panorama desde la ventana era lúgubre y frío, como él. La reconstrucción del castillo antiguo de los antiguos líderes estaba casi lista, solo faltaba una parte del ala suroeste, quizás en un mes más por fin su hogar estaría resplandeciente como antes.

—¿Se presentará ante ella con esa apariencia?— abraza el bastón de dos cabezas que siempre traía con él. Nunca lo soltaría, era el sello de Sesshomaru hacia él como servidumbre fiel.

—Sí, no tiene sentido me vea como Yako.— se voltea.

La apariencia humanoide de Sesshomaru era la de un hombre alto, de tez pálida, facciones finas, ojos dorados como el sol y cabellos color plata; tenía marcas de nacimiento en las mejillas y una media luna en la frente.

Una de las servidoras del castillo se acercó, se arrodilló ante su jefe y líder.

—Mi señor, la humana ha despertado.— anunció.

Sesshomaru asintió.

—Puedes retirarte Kagura.—

Ella así lo hizo.

El nuevo líder de las bestias camina tranquilamente por los pasillos relucientes recién construidos del castillo, olfatea para saber dónde dirigirse. Todos los humanos tienen un olor particular y ésa asquerosa humana olía como un bosque en medio de un chaparrón de lluvia mezclado con la fragancia de un botón de peonías herbáceas recién abierto. Dobló a la derecha en la esquina, llegó a la habitación al fin; puso la mano en el pomo de la puerta y giró, lo que vio no era lo que esperaba.

Una mujer sentada en la cama, con los cabellos sueltos cayendo en una negra cascada por sus hombros, los copos de nieve adornando el fondo a través de la ventana y ese olor que él conocía le llenó las fosas nasales, quemó sus pulmones y le llegó al alma.

La mujer volteó, el cielo mismo le besó en ese momento, los ojos azules de esa aberración llamada ser humano tenían una profundidad intrigante y magnética, pero también una melancolía que solo había visto en sí mismo.

—¿Quién es usted?— preguntó en un tono suavecito que lo hizo tener un extraño escalofrío. —¿Dónde estoy?—

Hasta ahora Sesshomaru conocía a la guerrera Higurashi, la descendiente de la casa "Capa Roja" pero ahora miraba a la mujer detrás de esa armadura, era hermosa como el primer copo de nieve en invierno.

Kagome al despertar, no esperaba encontrarse rodeada del esplendor digno de un rey, esperaba estar en el cielo o el infierno junto a algún conocido disfrutando o por el contrario quemándose eternamente. Verse entre sabanas de seda, lujos y el paisaje invernal en la ventana definitivamente era último que creyó encontraría. ¿Así era el cielo?

La puerta se abrió y un ángel o demonio atravesó el umbral, le estudió, algo en él le daba paz y al mismo tiempo le gritaba peligro, nunca vio un ser tan perfecto.

—Sesshomaru Taisho. — se presentó. —Su captor, de ahora en adelante, será prisionera en esta casa.— la voz de trueno del desconocido la hizo estremecerse.

—Oh.— suspiró. —Entonces no estoy muerta...— parecía desepcionada.

—No.— sonrió con malicia. —Pero no se preocupe, me lo va a rogar muy pronto. — se marchó.

Se marchó dejándola con esa amenaza de horror, Kagome estrujo las sábanas.

—Nunca lo escuchará de mi boca, así me parta en pedazos. — susurró.

Una nueva guerra se cernía entre estos dos seres. ¿Quién ganaría?

Continuará...

Aquí la tercera parte chicas, perdón no haber actualizado ayer 😅😅😅😅😅

Espero lo hayan disfrutado.

Hecho con todo mi amor para ustedes.

Besitos en el cachetito 😘

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora