PROMETIDA.
Yan_skyblue/sesshome.Capítulo VIII.
—La besé. —
Hakudoshi soltó un silbido, se hizo a un lado para dejar a su jefe entrar, esa sería una noche larga. Buscó la botella de ron que compró hace unas semanas, colocó dos vasos que siempre traía con él y se sentó en la mesita que adornaba la cabina, Sesshomaru ocupó el otro asiento.
—¿Salud por eso?. — dijo sirviendo a cada uno y alzando su vaso.
—No lo sé. — bebió de un sorbo el trago.
Hakudoshi rió, era la primera vez que veía a Sesshomaru tan descompuesto y todo por una de esas damitas inglesas, bueno, era bonita e inocente pero… ¡Bam!, ¿él qué podría decir?, estaba enamorado también, lo comprendía perfectamente, solo recordar la sonrisa de Rin le alegraba el alma, de hecho...
—¿Estás enamorado de ella?. — pregunta más como una burla que como algo real, no esperaba recibir un asentimiento de cabeza. —Mierda jefe, ¿es en serio, tan rápido?. — se tomó su trago y sirvió otro para el atribulado hombre. —¿Qué embrujo le lanzó esa lady?. — pestañeó medio incrédulo, sabía del amor a primera vista pero no lo había experimentado con Rin las cosas fueron graduales.
—La amo desde que la vi hace tantos años…— miró el contenido del vaso.
Sesshomaru Taisho contó su historia de desventura a su empleado, a cada palabra y cada copa, sentía que una carga dejaba sus hombros, sentía una liberación extraña hablando del tema honestamente después de tantos años; el jovenzuelo escuchaba y soltaba un comentario guasón de vez en cuando para aliviar la tensión hasta que, llegaron al final de la no muy larga historia poco romántica y llena de malentendidos.
—Bueno, dado las circunstancias le sugiero que enamore a su esposa jefe. — bebió lentamente sin apartar sus ojos lavanda del hombre. —Aunque dicen que el amor se da sin más, le sugiero intentarlo.—
Sesshomaru parecía sopesar cada palabra, Hakudoshi suspiró, Sesshomaru era un hombre con muchas cualidades y una persona buena pero para estas cosas no tenía remedio.
》Es decir, usted ya está enamorado de ella y ha comprobado que no puede odiarla y mucho menos olvidarla, ya la tiene atada a usted para toda la vida, tiene el tiempo suficiente para enamorarla, es el único camino o terminarán destruyéndose mutuamente. ¿Qué puede perder intentándolo?.
—¿Cuando te volviste tan sabio?. — preguntó sarcástico.
—Cuando el amor tocó a mi puerta, también. — sonrió soñador.
Sesshomaru sabía de los sentimientos del joven por su hermana menor, es solo que Rin aún era muy joven a sus ojos y le aterraba que esos sentimientos fueran solamente un amor joven pasajero, pero Hakudoshi le demostraba cada día que no era así y el interés por la dama, era genuino, quizás cuando Rin tuviera la edad adecuada y ambos estén de acuerdo, llegue a consentir una boda entre ambos, pero es algo que jamás le diría a Haku. Bebieron un rato más.
El jefe sonrió al verlo ya desplomado sobre la mesa con tan solo cuatro tragos, él no era buen bebedor, pero sí un buen chico, lo apreciaba desde que lo sacó del orfanato junto a su hermana menor hace tantos años, en eso, él y Rin se parecían, lastimosamente Rin... Suspiró cansado, ese tema no lo dejaba tampoco, tantos años buscando y sin embargo nada.
Eran las dos y cuarto de la mañana cuando Taisho dejó al joven en la cama para que descansara, salió del camarote y se encaminó a la cubierta del barco, caminó un poco hasta estar de frente a la proa, desde donde estaba podía ver a las personas de tercera clase caminar abajo y recordó sus días de trabajo duro, los días en que sus manos parecía se partirian y su cuerpo sucumbiria al trabajo tan duro, pero su familia logró el éxito; siguió las faldas de una muchacha cuyo cabello castaño se le hizo conocido, se inclinó más en la baranda cuando vio a la mujer en cuestión subir la baranda del primer piso de tercera clase lista para tirarse al mar, Sesshomaru saltó la pequeña puerta que impedía bajara los escalones para ir al piso de abajo ya que estaba cerrada, corrió en pro de salvar a esa mujer.
*****
Kagome no podía dormir, dio una y mil vueltas en su cama perdida en los recuerdos de lo sucedido, no sabía qué pensar al respecto, no sabía si sentir que fue algo triste o bueno, si debía odiarlo o solo ignorarlo. Se sentó en la cama frustrada, buscó la bata y se cubrió, amarró su cabello en un moño y con una cinta lo ajustó en su lugar, salió de la cabina, quizás el sonido del mar lograría tranquilizarla, por fortuna hacía buen tiempo y el mar estaba en relativa calma.
El viento fresco le golpeó el cuerpo entero al salir a la cubierta, caminó lentamente viendo el cielo y el mar juntarse hasta formar uno, las estrellas brillantes y la luna redonda reflejada en las aguas calmas, la luna le recordaba a él. Era magnífico observar cosas tan hermosas, algo que quizás jamás hubiera tenido oportunidad de ver, al menos eso podía agradecerle a su esposo. Caminó de babor a popa y a estribor acercándose a proa cuando vio dos personas en una situación comprometedora abajo en tercera clase, no era de señoritas educadas los chismes pero igual se inclinó y reconoció ese cabello albino de inmediato, el corazón se le arrugó como una pasa, fue hasta las escaleras para bajar pero la puerta de metal estaba cerrada, sin importarle los modales pasó sobre ella como pudo y bajó hasta la cubierta de tercera clase, suspiró tratando de calmarse viendo a su marido abrazado a la dama en una forma íntima.
—¿Sesshomaru?— preguntó.
Él y la mujer castaña voltearon, Taisho parecía confundido de verla allí y la otra dama no mostraba emoción alguna, es más, parecía estar más bien en un estado catatónico. Kagome entonces centró su atención en su esposo.
—Puedo explicarlo — levantó a la mujer entre sus manos como si fuera una princesa, cuando a ella la llevó cual saco de patatas horas atrás. —, trató de saltar por la borda, lo impedí pero no se ha movido ni dicho nada… — la acunó contra su pecho y Kagome quería cachetearlo.
Los ojos y la seriedad de Sesshomaru la hicieron creerle, suspiró; llevaron a la chica a su camarote y le dejaron sobre la cama, Kagome le arropó, estaba fría como témpano y Sesshomaru trató de buscar a algún marino que le ayudara a contactar con un doctor. Mientras las dos mujeres estaban solas y la dama trataba de ponerle un paño de agua fría en la frente, la chica finalmente salió de su trance, miró a su anfitriona y le agradeció su ayuda con voz temblorosa, Kagome sonrió restándole importancia.
Tomó una silla y se sentó al lado de la chica.
—¿Cómo te llamas?. — preguntó tratando de aliviar la tensión.
—Lin. — al ver que ella esperaba escuchar un apellido, la chica bajó la mirada. —Sin apellido, soy una huérfana que solo conserva su nombre. —
Sesshomaru entró junto a un doctor y un oficial del barco, cuando vio acercarse al caballero de ojos ámbar, Lin pareció iluminarse y sonrojarse. Kagome la vio a ella y luego a Sesshomaru, su instinto femenino le gritaba algo.
La señora Taisho no sabía que el joven corazón de la desconocida, se había enamorado a primera vista de su esposo, algo que le traería muchos momentos molestos, pero por ahora solo podía notar que su esposo se colocaba tras ella donde le correspondía efectivamente y ponía las manos en sus hombros, instintivamente Kagome tomó sus manos y lo miró sonriendo marcándolo como suyo, algo que pareció no importarle a Lin, y seguiría sin importarle hasta que eventualmente encontrara la persona correcta para ella.
El doctor dijo que sólo fue un estado de shock y que mejoraría, le dio unas gotas y luego de eso la joven se quedó dormida. Sesshomaru estaba al lado de la chica sosteniendole la mano, Kagome entonces perdió la paciencia.
—Se toma usted demasiadas atenciones, para con una desconocida.— hasta ella misma se impresionó del veneno que llevaban sus palabras, se arrepintió de inmediato pero ya lo había dicho.
—Estoy seguro que está desconocida, es una persona importante que he estado buscando por diez años… —
Kagome se estremeció.
—Persona importante. — repitió.
Continuará…
Espero que estén disfrutando de la historia, es hecha con mucho amor 💙
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Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)
Randomoficialmente estamos de vuelta ^-^ ACTALIZACIONES LENTAS