Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)

No Sabes Cuánto Te quiero Final

No sabes cuanto te quiero. 

Yan_skyblue/sesshome. 

Capítulo final. 

Naomi llegó justo a tiempo para cuidar de sus hijos, pidió a Kagome y Bankotsu quedarse con ella pero ambos se negaron, prefirieron mudarse a un apartamento con dos recamaras para ellos y Sesshomaru quien se sentía contrariado al respecto, deseaba poner límites entre él y Kagome pero estar bajo el mismo techo ayudaría a cuidarle durante el embarazo. 

Los tres, en ese apartamento, con ideas y emociones a flor de piel. 

Llegaron los vómitos matutinos y el arquitecto trataba de dividirse entre la chica, su novio y el trabajo mientras guardaba sus pensamientos más íntimos para sí y se odiaba en silencio conteniendo sus ganas de apartarse de esa mujer, de irse lejos de su cabello sedoso, sus ojos azules soñadores, su sonrisa cálida y sus disparates sin remedio, sin embargo, sentía que también abandonaría a Bankotsu y no podía hacerle eso, no después de todo lo que pasó el hombre para tener una relación con él, todo lo que persevero para que por sus extraños sentimientos le dejara. Bankotsu sonrió viendo el ultrasonido del bebé, al notar que los ojos dorados de Taisho buscaban a esa persona que él también amaba cuando creía nadie le miraba, y aunque lloraba amargo por los rincones y en la ducha rehuyendo a preguntas que no deseaba contestar, sabía que era lo mejor. 

—No sabes cuánto te quiero… — repitió mientras veía en su celular las fotos de Taisho y suyas, esas fueron las palabras que le dijo cuando le mintió diciendo que no necesitaría de un hospital nuevamente. — no un… te amo. — guardó su celular, notó su mano temblorosa. 

Los amores, las ilusiones, el agradecimiento, la confusión, todo bajo un mismo techo. 

En la ciudad el tiempo no se detenía, los días se escurren entre fotos de la pancita crecer dando paso a los meses, una estación se despedía y otra llegaba mientras los corazones dudaban y el amor se resquebrajaba; ocho meses después, el mundo era completamente diferente y las tres almas implicadas en esta idea extraña ahora habían cambiado tanto que no se reconocían. 

Bankotsu cuidaba muy bien de su hermana, le ayudaba en su embarazo y usando maquillaje junto a la excusa de un nuevo look, disfrazó su palidez y la pérdida del poco cabello que había ganado después de su tratamiento. Kagome tenía ocho meses de embarazo y el mundo cambiaba. 

Naomi se encontró con su hijastro cuando iba en busca de Kagome para llevarla a su control prenatal, descubrió que el joven Taisho se la había llevado por insistencia de Bankotsu, entonces su corazón de madre le gritó que algo pasaba. 

Tomaron asiento en la mesa de comedor a tomar una taza de té, se miraron por unos segundos infinitos escuchando nada más que el silencio ya intuyendo lo que vendría, ambos eran personas que leían entre líneas, así que ese silencio les gritaba lo que debían hablar. 

—Usas mucho maquillaje últimamente — menciona la mujer conteniendo las ganas que tenía de llorar, si intuición era cierta, debía guardar sus lágrimas y ser fuerte. —, también recuerdo que siempre amaste tu cabello largo y ahora lo rapaste. — miró el líquido de la taza. 

Bankotsu sonrió, bajó la mirada tratando de no quebrarse más. 

—¿Qué sabes?. — 

—Sigues enfermo. 

La habitación explotó en ese momento en un charco de dolor que brotó directamente del pecho del joven inundando las paredes de oscuridad. Los oídos le zumbaron y sintió que olvidaba hasta cómo se respiraba, todo giraba tanto que tuvo que colocar sus manos en la mesa buscando un ancla en medio de su océano de tristeza.