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habatai tara modoranai to itte mezashita no wa aoi aoi ano sora…
El sonido de una voz no armónica pero tampoco horrenda le inundó los oídos a Sesshomaru, luego el sonido de un piano y un armónica, abrió la puerta del apartamento y encontró a la hermana de su pareja como una loca bailando y gritando mientras Bankotsu reía a carcajada partida, sonrió, cerró la puerta tras él.
Debía admitir que desde que ella llegó Bankotsu estaba más animado, reía más, se tomaba las medicinas cada que ella le llamaba e iba a la quimioterapia menos deprimido, Kagome era buena.
Los ojos azules de la chica lo enfocaron y Taisho sintió un extraño estremecimiento, nunca una mirada le causó tal efecto era extraño, fue hasta la cocina y se sirvió un vaso de agua aflojandose la corbata.
—La cena está en el microondas. — dijo la de ojos azules tras él.
Prefirió solo asentir y no verle la cara, algo en ella le incomodaba un poco, agradecía que viviera en su propio apartamento aunque los visitaba mucho sobre todo en días de quimio.
Los hermanos siguieron su karaoke hasta que Bankotsu terminó en arcadas repentinas, Kagome lo sostuvo con paciencia mientras le pedía ayuda, él así lo hizo. Llevó a su novio al baño para que vomitara, Kagome limpió el vómito de la sala y luego se quedó en la habitación sin fuerzas para entrar al baño y verlo en ese estado, se abrazó a sí misma preguntándose si se salvaría, tenía tanto miedo.
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Meses después.
Bankotsu fue solo a su biopsia, el doctor le diría si el cáncer se había esfumado o por el contrario era maligno, prefirió no decirle a nadie porque de eso dependía el futuro que le dejaría a las personas que amaba en caso que la noticia no fuera alentadora.
Entró en el consultorio, vio los labios pintados en rosa color nude de la doctora, su sombra de ojos neutra y sus uñas solamente pintadas en un discreto color durazno, sostenía una carpeta azul, la expresión de la mujer era indescifrable.
