Ángel Negro 6

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ÁNGEL NEGRO.
Yan_skyblue/sesshome.
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—Sessh...— dice ella.

De repente gotas de sangre salpican su rostro empapado por las lágrimas. Sesshomaru había decapitado a Magatsuhi y ahora la miraba como jamás lo hizo, como si fuera la escoria más asquerosa del mundo y eso terminó de romperla en mil pedazos.

Desde ese momento, su vida siguió un camino de tragedia y dolor, los escoltas del rey se la llevaron, aunque gritó y pataleo, a una celda donde esperó por incontables días y noches en espera de una palabra o al menos una sentencia, pero nada, solo el silencio de su celda y la comida insípida que le lanzaban. La luz del sol, de la luna, el frío, la humedad, las telarañas y las ratas eran ahora su compañía, pero su crédulo corazón seguía esperando que su amado esposo recapacitara.

Al cerrar sus ojos, aún podía ver la espalda de Sesshomaru mientras ella trataba de explicar lo sucedido y es arrastrada por los dos hombres, la sonrisa burlona de Sara y la cara impactada de Irasue, esa escena se grabó en su  memoria permanentemente, era el último recuerdo de él, lastimosamente.

Varias semanas después, llegaron los mareos y el vómito luego de comer, se sentía tan débil que uno de muchos días simplemente se desvaneció, cayó desmayada en el húmedo piso de la celda, el guardia corrió en busca de su superior para saber lo que debía hacer pero nadie se atrevía a tomar una decisión, el asunto llegó hasta el rey, Sara le indicó que esos eran síntomas de embarazo, y fue así como Sesshomaru terminó de endurecerse contra aquella que juró amar, porque no le bastó con engañarlo, también se embarazó de ese otro hombre. Pidió la dejaran así hasta que ella misma recuperara la consciencia, fue así varias horas después, en medio de la celda, sola, asustada y desamparada,  llorando su tragedia.

Días después, en cuanto abrió los ojos se encontró con una de las empleadas, ella le abrió la celda, Kagome estaba muy débil para oponer resistencia, fue llevada a uno de los baños reales, le arreglaron como en aquella lejana primera noche en que estuvo con su esposo, recordar eso le transmitía dolor y muchas ganas de llorar, pero no lo haría, ya sus lágrimas estaban secas.

Fue conducida a la habitación donde fue suya por luego de la boda, Sesshomaru la esperaba, tomó su mano y en silencio la dirigió a la cama, la hizo suya una vez más, pero esta vez fue tan suave y tierno que Kagome creyó era su manera de pedir perdón por no creerle, tontamente se permitió guardar esa esperanza; cuando terminaron de amarse y ella cerró sus ojos para dormir plácidamente entre los brazos de su esposo, él se levantó del lecho para vestirse e irse, no dijo ni una palabra ni antes ni durante ni después de hacerle el amor a la humana.

A la mañana, Kagome descubrió con pesar que había sido usada y encerrada en la habitación, allí permaneció hasta que su embarazo fue más que evidente, regularmente era visitada por una matrona pero la humana estaba en un estado tal de desnutrición y depresión que la mujer advertía no creer la madre sobreviviera al parto.

En el momento del alumbramiento, solo la anciana estuvo presente dándole ánimos a la mujer que se debilitaba pero trataba de aferrarse a la vida, parió dos niñas hermosas, aunque se desangró, casi muere pero Kagome decidió que viviría para proteger a esas dos criaturas del mundo y su perversidad, aunque parecía de papel, decidió no morir.

En la mañana fue llamada junto a las bebés al salón del trono, fue bañada y preparada para ver al rey, ataviada con un vestido rojo entró al salón donde Sara, Sesshomaru e Inuyasha esperaban, el último con una evidente congoja, el corazón de la reina entonces temió.

—Kagome Higurashi — dijo el ángel con voz severa, ella tembló indefensa aferrándose a sus criaturas. —Por tu crimen se te sentencia al destierro, tú y esas niñas son expulsadas de Sengoku por decreto real y cualquiera que osase a ayudarte será decapitado. — dicho esto, Sesshomaru se retiró.

Kagome lo vio marcharse sin verle a la cara siquiera, ella sangraba por dentro su herida y su amor perdido, ahora debería enfrentarse al mundo sola para cuidar de sus hijas… Sesshomaru con esto, la estaba condenando a una muerte lenta y eso le dolió aún más, las lágrimas le empaparon las mejillas y cayeron en las cabezas de sus gemelas que dormían ausentes del drama.

Mientras Kagome era escoltada a las puertas del reino para ser expulsada, Sesshomaru iba a la habitación de Moroha para abrazarla y explicarle por qué ya no veía a su madre.

—Tu madre murió hija. —

Irasue volteó hacia la ventana de la habitación mientras Moroha no entendía lo que esas palabras significaban y seguía insistiendo en ver a su madre hasta romper en llanto, la dama de cabellos plateados soltó una única lágrima de dolor, nunca imaginó que pasaría todo esto.

—¡Déjame!.— la niña no quiso que su padre le abrazara y decidió aferrarse a las faldas de su abuela.

Sesshomaru se retiró a su habitación, fue al balcón donde habló con Kagome por primera vez sobre amor, sabía que los recuerdos jamás lo dejarían en paz. Iracundo por ser tan débil de sentir remordimiento por lo que hizo, arremetió contra la habitación destrozando todo a su paso.

Kagome salió del reino y caminó hacia lo desconocido, pero con la idea de cuidar de sus hijas, le dedicó una última mirada al que fue su hogar y se despidió de Moroha, una parte de su corazón se quedaba con ella y el otro le pertenecía a Towa y Setsuna Higurashi, sus hijas, suyas y de nadie más, porque las mentiras no permanecen ocultas para siempre y eventualmente Sesshomaru la buscaría pero ella lo odiaría, lo odiaría porque ahora su amor solo pertenecía a sus hijas y ellas ya no tenían padre, caminó adentrándose en el bosque.

Inuyasha permanecía en el techo de la torre más alta del castillo, vio a Kagome entrar al bosque, suspiró y contra todo pronóstico, decidió que su vida no valía lo suficiente como para temer, extendió sus alas y aprovechando que todo el mundo estaba distraído con el berrinche del rey, salió de los límites del castillo y se encaminó hacia las puertas del muro que protege al reino, esquivó las flechas de los guardias, peleó encarecido contra varios de ellos y cayó al otro lado ensangrentado y con un ala rota, pero corrió tras ella, su juramento de proteger a la familia de Sesshomaru seguía en pie, aunque él se haya dejado engañar, las protegería con su vida.

Continuará...

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora