parte 6

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Lo haré por ti, porque ya sin conocerte bien... te amo.

-Te traje el kiwi y las mandarinas que dijiste y también compré los ingredientes para el asado...- un joven de al menos treinta y algo entraba con bolsas del supermercado, vio al niño y a la mujer, la escena extraña, el parecido de la criatura con su amigo.... dejó caer las compras -¡Santo Cacahuate...!- exclamó mientras el líquido de la docena de huevos rotos se esparce por sus pies.

Sus ojos lavanda no se apartaron de los intrusos ni de su amigo buscando una respuesta a semejante cuadro.

Los tres se sobresaltaron por la intromisión, el hombre permaneció estático un momento sopesando la escena, jamás de los jamases imaginó semejante imagen. Finalmente Sesshomaru tomó la batuta del momento o permanecerían así eternamente.

-Haku- llamó -Te presentaré a Higurashi Kagome y a mi hijo, Tomas Taisho Higurashi- lo dijo con tanta seguridad y tan naturalmente que a ambos mencionados el corazón les dio un vuelco, había llamado a Tomas con su apellido. ¿Se podía ser más feliz? -Él es Hakudoshi Shikon, mi amigo de la escuela militar- terminó las debidas presentaciones.

Y así, el recién llegado se enteró de lo ocurrido detalle a detalle, todo el relato le pareció de lo más loco, ¡Alguien como su amigo siendo padre de repente!, ni en sus sueños más locos lo hubiera pensado, sobretodo porque el carácter huraño y amargado de su compañero -el cual solo empeoró después del accidente- no te deja imaginarle como padre de nadie, ni de un perro. Pero no le quedó de otra, aceptó todo con buen humor, les pidió quedarse a cenar para poder conocerse mejor y sin darse cuenta, ya estaban todos disfrutando de la tarde.

Kagome ayudaba a Haku con la cena a pesar de sus negativas y Tomas junto a Sesshomaru permanecían en el patio admirando el mar.

-Nunca lo vi tan contento- mencionó el hombre mientras pica las verduras.

Kagome les observó desde la ventana, su interior se sintió cálido, ella también sonrió. Haku supo ella y su hijo serían buenos para la vida de su amigo, finalmente la culpa por lo sucedido hace años en el accidente mermaria, Sesshomaru necesitaba una mujer en su vida, una buena mujer y qué mejor la madre de su hijo, sí señor, él le pagaría por salvarlo.

-Sesshomaru es un gran hombre- se escapó de los femeninos labios.

-De éso no tenga duda, aunque su aspecto tosco diga lo contrario...

Se dedicaron a continuar con la preparación de los platillos. Ya la semilla estaba sembrada, él se encargaría de regarla para hacerle crecer poco a poco.

****

-Papá- llamó Tomas sentado sobre la hierba mientras su padre revisaba su computadora.

Sesshomaru le prestó su atención cerrando la pantalla, el niño se animo a hablar.

-¿Tienes novia?- soltó jugando con sus manitos algo apenado -En el jardín de niños algunos dicen que sus papás o mamás tienen a otras novias o novios... ¿Tú tienes?- de la respuesta de su padre dependía su futura felicidad.

Taisho enarco una ceja intrigado por el repentino interrogatorio. Ése niño era totalmente ocurrente, ya veía sus tardes inundadas de preguntas indiscretas y fuera de lugar, se le escapó una sonrisa.

-No campeón, no tengo una novia- confesó viendo el rosal mecerse por el viento veraniego -De hecho, no tengo a nadie en mi vida a quién pueda ponerle ésa etiqueta- volvió a ver a su hijo. Todavía luchaba internamente, todo era tan repentino que no sabía si estar contento o furioso.

Tomas sonrió satisfecho.

-Mamá tampoco- dijo poniéndose en pie para acercarse a él -Ella me ha cuidado sola desde siempre... es una buena mamá- terminó. Corrió dentro de la casa.

Sesshomaru se quedó procesando todo, finalmente estaba solo para poner en orden cada una de sus ideas, ahora las cosas serían demasiado diferentes. Abrió de nuevo la laptop. Sentía podría al fin terminar la canción que tanto problema le había dado.

"Te regalo toda la luz de la luna
Mi pasado, mi fortuna
Mi futuro, mi razón

Esta noche no la cambio por ninguna
Si esta vida es solo una
Contigo sabe mejor..."

Escribió, el sol se ocultaba tras el horizonte tiñendo el hermoso océano de colores incandescentes, Kagome se acercó para avisarle la cena ya estaba servida, se permitió contemplarlo sin tapujo alguno. Le gustó cada facción de su rostro, cada expresión, cada arruga, cada aspecto de él. Le gustó ése hombre. Los cimientos de su interior se estremecieron de una manera incomprensible ahora para alguien que ya había olvidado el significado de atracción. Carraspeo para llamar su atención.

-La cena está lista señor Taisho- dijo con la voz algo floja.

-Llámame Sesshomaru a secas- autorizó cerrando de nuevo la computadora e impulsando la silla de ruedas.

Kagome le siguió en silencio.

La cena transcurrió entre risas y preguntas indiscretas de parte de Tomas y Hakudoshi. Ambos conectaron de inmediato, el niño le comenzó a llamar tío y Higurashi experimentó el placer de ver a su hijo compartir una cena en "familia" aparte de la materna.
Tomas jamás se vio tan cómodo, tan feliz, tan completo. Las lágrimas trataban de brotar de vez en vez pero se controlaba, la cena no era lugar para comenzar a llorar como una loca. Aunque Taisho permanecía callado y solo hablaba para responder a las preguntas imprudentes pero sin malicia del niño, Kagome intuía él también estaba cómodo. Era imposible no amar a Tomas, era el niño más despierto y cariñoso del mundo, no lo decía por ser su madre, era la verdad. Terminando la cena pasaron al salón para continuar los juegos y la plática.

Cuando el reloj daba las nueve y cuarto de la noche, Kagome anunció debían irse. Se puso de pie para tomar al nene en sus brazos ya que se había quedado dormido en los brazos de su recién descubierto padre, pero Sesshomaru rechazó la idea tajante. Prefirió, casi ordenandole se quedaran a dormir en la casa, así no despertaría al niño. Ella protestó pero ante la firmeza del hombre y la amable insistencia de su amigo se rindió finalmente.

Se quedarían a pasar la noche para marcharse mañana por la mañana.

Sesshomaru, satisfecho con su victoria, fue a su habitación para acostar a Tomas. Mientras Hakudoshi atendía una llamada y Kagome buscaba el baño, necesitaba una ducha, afortunadamente siempre tenía ropa dentro del auto, cuando se es madre es normal llevar al menos dos mudas de ropa de tu hijo y una para ti, los niños son niños, los accidentes pasan. Aún recordaba las veces cuando su hijo le vomitó encima, fueron de las experiencias más desastrosas como madre, pero aprendía rápido.

Entró al baño, estaba totalmente acondicionado para que una persona discapacitada lo usara sin ayuda de terceros, sonrió, Sesshomaru se veía era un hombre independiente, a pesar de su limitación. Comenzó a admirarlo. Los seres humanos no entendemos aveces un sentimiento puede llevar a otro hasta trascender en algo más incontenible, más mágico. Kagome estaba cayendo en la trampa, Sesshomaru no sería la excepción. Los hombres son carnales y visuales, por eso, cuando entró al baño para usarlo y vislumbró la anatomía totalmente desnuda de Higurashi, algo en él cambió.

-¡Cielo santo!- gritó ella cerrando la cortina.

-No grite tanto, fue un accidente- dijo él retirándose lo más rápido posible cerrando la puerta.

Al soltar la manija de la puerta sintió sus manos sudorosas.

¿Hacía cuánto no veía a una mujer desnuda...?

Continuará...

Aquí la continuación mis bellas lectoras 😊

Perdonen tanto abandono 😅

Bueeeeeno

Vamos avanzando chicas, poco a poco nacerán los sentimientos

Nos vemos en el siguiente cap

Saben que las jamo y ustedes a mí 💙

Libro de historias cortas sesshome y otras parejas 2 (Actualizaciones semanal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora