Desliz

1.4K 116 6
                                    

*Esta parte incluye contenido sexual*

(Conway)
Miré sus manos recorrer mi cuerpo, se notaba que estaba bastante excitado. Pero para que negarlo. Yo también lo estaba.
Posó sus manos en mi culo y comenzó a apretarlo y acariciarlo por encima de mis pantalones. Joder, como estorbaban ahora mismo, al igual que cada prenda.
El celo de veras nos estaba afectando.
De odiarnos y estar siempre a hostias a estar en esa situación...si que estábamos desesperados.
Posé mis manos en sus hombros al ver como acariciaba el elástico de mi pantalón, estaba jugando con el botón de este entre sus manos.
-Joder, pero quítamelo ya, gilipollas.-le miré mal.
Río bajo y asintió para desabrochar mi pantalón y bajarlo un poco.
Yo nunca había sido muy paciente, pero las acciones de este hombre ya me daban ganas de tirarme por un puente.
Como dice el dicho, si quieres hacer algo bien hazlo tú mismo.
Bajé mi pantalón hasta mis rodillas y a continuación llevé mis manos a su mono de trabajo para desabrochárselo y bajarlo hasta su cintura.
Bajé mi mirada, viendo ya su bastante pronunciada erección que se marcaba en el mono. Yo estaba igual.
Acaricié su miembro erecto suavemente para provocarle y devolverle el sentimiento de desesperación que él me había causado anteriormente.
Sonreí al escuchar sus leves jadeos y bajé más su mono para dejarlo caer hasta sus tobillos. Perfecta vista.
El mecánico decidió volver a tomar el control, bajando su bóxer y dejando ver así su miembro que estaba ya más tieso que la clavícula de un transformer.
Seguidamente, bajo el mío levemente y llevó sus dedos a mi entrada para acariciarla.
Ya estaba bastante mojada, pues el sabio cuerpo de un licántropo se auto lubricaba al desear ser penetrado, y este era mi caso. Me moría por que el jefe de mecánicos me partiera en dos en ese mismo instante.
-Con que me quieres dentro? Te encantaría tenerme dentro, es lo que más deseas ahora mismo~.-río e introdució un poco su dedo en mí, produciendo que un suave gemido saliera de mis labios.
-J-joder, Grúas. Hijo de puta~
Soltó una risa divertido comenzando a mover su dedo en mi interior, los gemidos no dejaban de salir y salir de mi boca.
Nunca había hecho esto, yo siempre había sido el activo, pero la verdad es que no se sentía nada mal y además Armando estaba siendo muy cuidadoso, no tenía pintas de querer hacerme daño. Yo era todo lo contrario a ese mecánico, me gustaba el sexo duro y sin piedad, y eso iba a tener, pero más adelante. No me importaba tener un poco de cariño de ese hombre antes.
Me abracé a su cuello, esa nueva experiencia sensorial junto con la delicadeza de Grúas me volvían loco.
Movió su dedo más rápido para ir introduciendo otro con el mayor cuidado posible.
Miré su erección con deseo y agarré su muleca para sacar sus dedos de mí, yo no necesitaba preparación. No era un simple omega, era un alfa puro e iba a demostrarlo. El dolor a mí no me llegaba ni a la suela de los zapatos.
-Métemela ya~.-susurré en su oído con voz provocadora.
-Estás seguro?~
-Lo estoy, adelante, introdúceme la minga.
Río por mi específico vocabulario y agarró su miembro para acercarlo a mi entrada pacientemente.
Su pene ya estaba goteando poe la falta de atención, pero ese hombre seguía con la paciencia de siempre. Menudo capullo. Aunque era un capullo al que le necesitaba dentro.
Moví mis caderas buscándole, hasta que noté la punta de su glande rozando con mi ano.
Noté un escalofrío recorrer mi columna por el tacto, escalofrío que aumentó al sentir como iba adentrándose lentamente en mí. Solamente la punta.
Se quedó quieto, estaba esperando a que me acostumbrara. Si que lo hacía con cariño pero menudo carilo de mierda. Nosotros no nos queríamos, no nos teníamos cariño. Solamente tuvimos un desliz debido a nuestro celo. Lo único que quería es que me diera duro, nada más. No quería su cuidado. De todos modos, a él que le importaba si luego a mí me costaba caminar? No lo entendía. Si quería desfogarse, porque cojones esperaba a tanto? A qué coño esperaba?
Le miré asintiendo para que prosiguiera, no me estaba doliendo en lo absoluto.
Comenzó a moverse embistiéndome solo con la punta, se sentía bien, pero no era suficiente.
Mordí mis labios para no emitir ningún sonido y clavé mis piernas en su cintura para que entrara más.
Entendió mis intenciones a la perfección, ya que comenzó a adentrarse más en mí moviéndose lentamente.
Empezó a aumentar el ritmo lentamente al estar ya completamente dentro. Agarró mis caderas fuerte para ir embistiéndome cada vez más rápido y con más profundidad.
Busqué sus labios y los encontré. Nos besamos en un beso más apasionado y salvaje que el anterior, lleno de lujuria y excitación.
Acaricié su cuello haciendo que soltara leves gemidos ahogados en el beso.
El ritmo de este lo tenía yo, por lo que mordí ligeramente su labio inferior haciendo que separara ambos labios un poco para permitirme acceso a su boca.
Metí mi lengua a ella explorando toda su cavidad bucal a mi paso.
Suspiré de placer por las fuertes embestidas que me estaba proporcionando Armando.
Movió sus caderas en círculos mientras me penetraba buscando mi punto dulce.
Sin duda lo encontró, haciéndome ver las estrellas de inmediato. Me abracé más fuerte a él al notar como mis piernas empezaban a flaquear. El éxtasis me superaba.
Me daba embestidas rectas justo ahí, en ese punto tan sensible, ese punto que solo él había encontrado, el que me volvía loco.
Cada movimiento era tan perfecto...daba justo en el clavo.
Gemí fuerte al llegar al orgasmo, Armando llegó a mi vera.
Nos abrazamos fuerte mientras gemíamos el nombre del otro. Nos complementábamos tan bien...
El primero en terminar fui yo, pues las sensaciones me superaron. Armando agarró mis fluidos y los llevó a su boca saboreándolos con una sonrisa.
Seguidamente, él acabó en mi interior, su alfa interior decidió crear el lazo, por lo que no paró de llenarme con sus fluidos.
Soltamos un agudo gemido al unísono, él al haberse corrido y yo por sentir su cálido líquido blanquecino circular por mi interior.
Nos miramos a los ojos fijamente regulando nuestras respiraciones para separarnos rápidamente y vestirnos bastante confundidos a toda hostia.
Armando corrió al taller y yo conducí a comisaría lo más rápido que pude.
Qué coño había pasado?

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora