(Conway)
Me levanté de la cama lentamente para no perder el equilibrio, la verdad es que pasar esta recta final sin ayuda era demasiado complicado, habría recibido mucho amor hasta dormirme, pero no era agradable despertar y ver el lado contrario de la cama frío.
Froté mis ojos para obtener una mejor visión, caminando hacia el baño con mi mano ayudando a caminar, enderezando mi espalda, la tenía jodidísima últimamente.
Tenía trabajo, y por lo visto, a juzgar por los mensajes que había recibido de esa pelirroja de unos rangos poe encima de mío era importante acudir hoy, si no sin duda me habría quedado en casa, me encontraba cansado.
Esos últimos días eran cruciales tanto para la investigación como para mi embarazo.
Esperaba de verdad que en unos días pudiera además de tener al bebé en mis brazos, tener la cabeza del Calaveras adornando mi despacho.
Tras prepararme y ponerme el más cómodo de mis atuendos, pues en esos momentos no me interesaba vestir elegante, si no sentirme lo más liviano posible, y abrigado.
Me dispuse a ir en camino de la sede, hacía una temperatura bastante baja, digna de ese frío mes de enero que estábamos pasando.
Aparqué el coche y bajé de él, contemplando el cielo de la noche, con esos diminutos puntos de luz que siempre se ganaban mi atención.
Suspiré profundamente, me aborrecía estar allí en vez de gozar de mi merecida baja por maternidad, pero era lo que tocaba.
Cerré mis ojos al sentir alguna patada de Horacio, se veía que ya se había despertado.
Escuché algún ruido detrás de mi espalda, y mi instinto me hizo girarme a defenderme de cualquier riesgo posible.
Una figura bastante alta y vestida de tonos oscuros se hallaba tras mi espalda, con su mano tendida.
Me sobresalté, y se llevó un buen rodillazo en sus partes.
Solo pude escuchar una queja en ruso como respuesta, el hombre calló al suelo llevándose las manos a la zona.
-Joder, Volkov! Qué coños haces?
-Q-quería asustarle, coño! Aaaah me ha dado bien fuerte, eh, se ha desquitado bien.
-Te jodes, por ruso.
Le tendí mi mano para ayudarle a levantarse.
Él, luego de unos cuántos instantes más retorciéndose en el suelo, se levantó agarrando mi mano, pero sin utilizar una fuerza desmedida, con temor de tirarme al suelo.
-Gracias.
-A la próxima te quedas en el suelo.
-10-4.
Solté su agarre en mi mano para empezar a caminar hacia el establecimiento.
El armario ruso se quedó tieso cual farola en su lugar.
-A qué coños esperas? A qué se te haga la polla tímpano?
-Pizdiet.
Empecé a reírme.
-Ven, coño, que hace frío.
-En Rusia hace el doble.
-Puto ruso de mierda.-me abracé a mí mismo tratando de mantener mi temperatura corporal aceptable, caminando a la puerta.
El contrario comenzó a seguir mis pasos.
-Otro día que no se abriga debidamente?
-Váyase a la mierda.-agarré mi sudadera para entrar al cni.
Recibí algunos saludos, de la pelirroja y de el tocapelotas de turno.
Tomé asiento en la sala, esperando a los demás.
-Volkov, tráeme un café.
-10-4.-se levantó y salió para buscar mi bebida.
Esperé impacientemente, jugando con mis dedos. Esos anormales de la banda de Freddy supuestamente deberían de haber llegado.
Justo en el momento de la desesperación y de hacer mil y una teorías sobre lo ocurrido con los hombres, escuché la puerta.
-Hasta que nos dignáis con vuestra presencia.-voltee a ver a los hombres que acababan de llegar.
Tras ellos llegó Volkov, tomé mi café y me dispuse a tomarlo mientras hablaba de nuestros planes.
-Nos encontraremos con esos capullos, tenemos su ubicación exacta de su sede, ya sabemos dónde se están quedando, solo debemos vernos con ellos en un lugar en el que no sea complicado protegernos, probablemente nos manden ir a su terreno, pero si van armados se pueden ir muy a la mierda porque nosotros vamos a llevar armados hasta los dientes, dudo que puedan llegar a ser tan precavidos como nosotros, ya que al fin y al cabo no solo debemos proteger nuestras vidas, también estoy dejando en vuestras manos la vida de mi hijo. Como ya sabéis, el padre de Horacio es nuestro adversario, yo, intentaré ser lo más serio y neutral posible con él, los sentimientos pueden irse muy a la puta. Y recuerden, señores, vamos con todas, si se abre fuego se dispara a la cabeza, pero quiero a todos hombro con hombro como la familia que somos, la vida del de al lado vale más que la propia, entendido? Semper fi.
-Semper fi.-exclamaron al unísono todos los presentes salvo los maleantes que estaban colaborando.
-Pues todos a nuestros puestos, vamos a armarnos, y luego, a los putos coches blindados, voy a hablar con Gustabo para negociar si podemos vernos ambos bandos en algún lugar, repito, no es muestro terreno, hay que ser precavidos, un paso en falso puede cambiar muchas cosas.
-<<Gustabo, tenemos que hablar, iremos siete, contigo pueden venir quiénes quieran, mándame 10-20 y estamos en camino. Iremos de manera pacífica, en son de paz.>>
Empezamos a prepararnos y armarnos, todos cubrieros sus rostros excepto yo, y todos iban perfectamente armadosny equipados con armas largas, al contrario que yo, que además de mi chaleco antibalas poco llevaba encima, la tec-9 y poco más.
Estaba listo para la acción, montando en el primer coche blindado, esperando el mensaje de respuesta de Gustabo.
<<*10-20*>>
Michelle, Volkov, Freddy, sus dos hombres y yo, comenzamos nuestra travesía hacia aquel lugar tan misterioso al que nos conducía Gustabo, estábamos casi seguros de que todos los miembros de la organización estarían presentes, tampoco era un inconveniente, pues no teníamos terror alguno, y el Calaveras no sería tan tonto como para presentarse en persona, de todos modos no se derramaría sangre alguna. O sí?
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Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)
RandomArmando Grúas y Jack Conway eran un alfa y un omega que iban por este camino de la vida solos, cada uno dirigía su manada. Armando el taller y Conway la comisaría. Ambos pensaban que siempre sería así. Solo tenían su trabajo. ¿Una vez que llegaban d...