Cuarta ronda, de nuevo

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*Esta parte incluye contenido sexual*

(Conway)
Comencé a acariciar toda su longitud de arriba a abajo con una mano mientras él me terminaba de desvestir admirando mi cuerpo.
Tomé sus hombros para acercarme a su oído y susurrarle con mi voz demandante, esa que usaba en comisaría para dar órdenes.
-Siéntate, capullo.~
Me miró y se mordió el labio para hacerme caso y sentarse en el sofá observándome.
Comencé a gatear hacia él lentamente de manera provocadora hasta sentarme en sus piernas.
-Voy a proceder a leerte los derechos. Tienes derecho a tocarme, besarme y mirar como me follo con tu polla. Y sobre todo a obedecer. Has entendido tus derechos?~-
-Los he entendido, sí.-sonrió excitado al escucharme y puso sus manos en mi cintura.
Agarré su miembro con una mano para guiarlo hacia mi entrada y comenzar a bajar mis caderas hasta introducírmelo levemente.
Empecé con pequeños movimientos de cadera follándome simplemente con la punta, si Armando era tan paciente supongo que no se quejaría, él sabía que cada cosa iba a su tiempo.
Me acerqué a su rostro para besarlo de nuevo mientras iba aumentando mis movimientos y aferrándome a su cuello.
Ahogamos gemidos en el beso sin separarnos ni un milímetro, Armando llevó sus manos a mi abdomen para acariciarlo con cuidado y se separó del beso para hablar.
-Permiso para ayudarte a follarte? No quiero que hagas mucho esfuerza o que te dañes, ya sabes.-acarició mi abdomen bajo.
-Tendré cuidado, además no estoy cansado.-susurré contra sus labios y le di un pico con cariño.
-Vale, pero tengo permiso?
-Tienes permiso.-asentí dejando besos por su cara.
Asintió tomando mis caderas con fuerza para comenzar un vaivén de embestidas rectas que junto con mis movimientos eran perfectas.
Suspiré de placer agarrándome a su cuello sin dejar de mover mis caderas.
Empecé a realizar movimientos circulares mordiéndome los labios entre gemidos bajos con su nombre.
-Joder Armando.~-besé sus labios mirando sus ojos fijamente.
-Jack.~-bajó a mi cuello para dejar besos en él mientras acariciaba mi espalda con sus frías manos produciendo miles de sensaciones en mí.
Mordí mis labios con algo de fuerza jugando con su pelo y aspirando su aroma.
-Dame duro, coño~.-arañé sus hombros mirando las marcas que dejaba a mi paso y escuchando un gemido alto de parte del contrario por mis acciones.
-Te doy duro.-me proporcionó embestidas en distintos lugares buscando el que más placer me daba hasta encontrarlo, me hizo ver las estrellas.
El éxtasis subía de una manera impresionante, cada embestida era perfecta, en el punto justo que solo él conocía, tan rectas, tan profundas, las caricias que acompañaban a la penetración junto con las nuevas marcas que me estaba haciendo me estaban llevando al clímax sin duda.
Mi respiración agitada al compás de la de mi pareja solamente se interrumpía con los altos gemidos fruto del gran placer de mi ser, todos claramente con el nombre de mi acompañante junto con sucias palabras como: "párteme en dos; dame más; joder, más, papi..."
-Acuéstate en el puto sofá, como antes.-le dije con voz autoritaria.
-Sí, intendente.-me hizo caso, por lo que me senté él continuando con las embestidas y los gemidos de puro goce.
Su mano recorría mi cuerpo permaneciendo la otra siempre en mi cintura.
Noté sus fluidos en mi interior y los míos también salieron, pero no dejé de darme.
-Joder, te amo demasiado.-dije con la respiración agitada, estaba dando todo de mí para autopenetrarme.
-Yo también te amo, Jack.-me miró desde abajo con cariño.
Puse mis manos en sus hombros embistiéndome con fuerza hasta caer rendido en su pecho del cansancio.
-Joder, ha estado bueno, eh.-sonreí dejando un beso en su pecho.
-Buenísimo.-acarició mi pelo dejando un beso en mi frente.-te amo mucho.
-Y yo, Armando.-miré la hora sorprendido al ver que ya era muy tarde.
-Anda, te llevo a la cama, vamos a descansar.-se levantó del sofá cargándome en brazos para comenzar a caminar hacia el cuarto.
Llegamos y me dejó sobre la cama para acostarse a mi lado y abrazarme fuerte atrayéndome hacia él.
Nos arropó cuidadosamente y me miró a los ojos, besó mi mejilla.
-Buenas noches, cariños.-me dio un pico para después bajar a mi abdomen y dejar un beso en él.
-Buenas noches, Armando.-le di un beso corto para acurrucarme en su pecho.
En seguida nos quedamos dormidos abrazados y muy cansados por el día movidos que tuvimos, aunque había sido maravilloso y muy especial.
Vimos a nuestro hijo, tuvimos nuestra primera cita, vimos la ciudad, esto último...realmente nos habíamos dado mucho amor y cariño, aunque eso era algo de todos los días.
Nos amábamos demasiado, aunque eso estaba más claro que el agua.
Ya no éramos dos lobos solitarios, sino que éramos una familia en la que nunca faltaría amor. Ambos pasamos a no tener nada  a tenerlo todo frente a nuestros ojos.
Nos complementábamos a la perfección y cada momento al lado del contrario era único.
Al fin y al cabo éramos mates.



Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora