(Conway)
Ya se había secado el cuarto de Horacio, por lo que ya estaba en mi casa de nuevo, preparándome para empezar a pegar las preciosas calcomanías en la pared.
Había grandes, pequeñas, medianas...algunas con sus alas completamente abiertas, mostrando todo su esplendor, y otras volando elegante y majestuosamente.
Armando si que había hecho un gran trabajo, la pared estaba preciosa de ese suave color azulado.
Pensé en como distribuir las pegatinas, y pegué la más grande sobre la pared en la que debería de estar su cama, para que al dormir pudiera verla y sonreír.
Fui añadiendo mariposas más pequeñas a su vera, distribuyéndolas de una manera bonito y que no sobrecargara la vista.
Todas las paredes estaban perfectamente decoradas, se veía todo tan armonioso...
Cada pequeño animal estaba en el lugar preciso para que se viera ordenado y agradable.
Así debía ser, para mi niño quería todo lo mejor, y empezar por el mejor cuarto que pudiera imaginarme era una buena manera.
Esperaba que a él le gustara tanto como a mí.
Tomé mi teléfono para llamar a alguien que me ayudara a montar los muebles, reí, decidiendo dar una sorpresa a lod alfas y le puse un mensaje a Michelle.
Llegó en poco tiempo, mirándome de arriba a abajo, hacía tiempo que no me veíaz y a pesar de saber ya la noticia, no esperaba que hubiera crecido tanto mi bebé.
Me saludó y entró a la casa, encaminándose al cuarto que sería para Horacio.
Examinó cada detalle de el cuarto minuciosamente con una ceja alzada, asintió en gesto de aprobación.
-No me desagrada, has tenido un buen gusto para las paredes, veamos los muebles.
Empezó a caminar alrededor de las cajas de los muebles, asintiendo levemente de brazos cruzados.
-Y bien?
-Me gustan, montémoslos.-se arremangó, lista para empezar con el armario, lo más grande, y así quitárnoslo de encima.
Ella se veía muy seria, montando cada pieza a la perfección y siguiendo las instrucciones junto con su astucia.
Pareciera que fuera una profesional, nótese el sarcasmo.
Eso sí, algo que siempre habíamos tenido en común era nuestra escasez de paciencia, por lo que según algo se complicaba, empezaba a maldecir y a intentar encajarlo de todas las maneras posibles.
Yo estaba montando otra pieza, y ambos estábamos igual, pero al menos era divertido y más tarde nos reiríamos de todo eso.
Pues por muy seria y fría que era, a veces su lado más blandito conmigo, como pasaba con Volkov.
Yo intentaba encajar un tornillo en una parte en la que estaba seguro que iba, el dibujo se veía que estaba allí, pero en las instrucciones decía que no, pero me daba igual, allí lo metería por mis santos cojones.
Terminé dándome cuenta de que iba por el lado contrario, metiéndolo de mala gana por el lugar correcto e ignorando el detalle de que antes me había equivocado, no lo admitiría, Michelle me estaba insistiendo que así no iba.
-Mira Michelle, si que iba así, no ves, capulla? Tenía la razón.
-Pero qué dices, gilipollas?si no está dónde antes estabas metiéndolo, ahora está en el lado por el que te dije que iba, yo tenía razón.
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Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)
RandomArmando Grúas y Jack Conway eran un alfa y un omega que iban por este camino de la vida solos, cada uno dirigía su manada. Armando el taller y Conway la comisaría. Ambos pensaban que siempre sería así. Solo tenían su trabajo. ¿Una vez que llegaban d...