(Conway)
A la mañana siguiente nos despertamos. Habíamos dormido abrazados y como Dios nos trajo al mundo. Yo estaba sobre Armando y él tenía sus brazos rodeando mi cintura.
Me levanté de encima suya y me puse sentado a su lado llevando mis manos a mi abdomen para acariciarlo.
Unas manos sobre las mías me hicieron levantar la mirada y observar a aquel hombre castaño que estaba frente a mí.
Puso su cabeza en mis piernas y besó mi abdomen bajo para luego levantarse y darme un beso corto.
Se acostó sobre mis piernas mirando mi abdomen con una sonrisa y puso sus manos en él, sintiendo así mis latidos. Pues claramente los de nuestro embrión aún no se podían notar.
Puse mis manos en sus hombros acariciándolos suavemente.
Llevé mi mirada a sus marcadas clavículas y su perfecto torso. Joder, ¿le podía comer? ¿Cómo podía ser tan suculento? Viejo sabroso.
-Buenos días, eh.-me miró a los ojos y me lanzó un beso.
-Buenos días, coño.-le miré y me acerqué a él para darle un pico.
Correspondió y miró mis ojos.
-Hoy tienes que ir al taller, verdad?-le miré y suspiré.
Asintió abrazándome.
-Y yo no puedo ir a comisaría?-miré sus ojos directamente.
-Si te estresas o haces cualquier trabajo pesado podría ser peligroso para nuestro niño, Jack.
-No me estresaré ni nada, es que aquí solo qué coño hago?
-Está bien...pero sé precavido, Conway. Además nunca se sabe si me voy a pasar por ahí haber qué haces.
-Yo siempre tengo cuidado, Grúas.
-La verdad es que no sé que pensar, el otro día te dispararon.
-Creéme, son gajes del oficio, pero yo siempre tengo cuidado, joder.
-Te creeré, pero ten cuidado.
Asentí y le miré.
Buscó su ropa con la mirada para agarrarla, ponérsela rápidamente y levantarse de la cama.
Me dió un beso corto y acarició mi abdomen.
-Ten mucho cuidado, cariño.
Asentí y le sonreí levemente.
-Adiós.
-Adiós Conway.-me lanzó un beso para irse.
Suspiré y me destapé para levantarme de la cama y caminar hacia el baño.
Me metí a la ducha, abriendo la llave del agua y poniéndola en lo más frío posible.
Subí ligeramente el mentón para que el agua me diera en la cara directamente y agarré jabón para comenzar a enjabonarme.
Me enjaboné bien, sobre todo el abdomen, ya que me daba gustito el masaje para luego quitarme el jabón con agua tibia.
Saqué la mano de la ducha y agarré mi toalla. Me la enrollé en la cintura y salí del baño para dirigirme a mi armario.
Saqué de él una camisa blanca, unos pantalones grises y mi corbata junto con mis pistoleras.
Me puse la ropa para después hecharme productos de higiene y mi perfume de siempre. Me encantaba tener un aroma fuerte y característico, solo que a partir de ahora ese olor ya no se mezclaría con el de tabaco.
Me acomodé la corbata mientras bajaba de mi piso y me puse mis gafas de sol.
Salí del edificio y me acerqué a mi coche para montarme de conductor.
Conducí hasta comisaría tranquilamente, ese día no tenía mucha prisa, la verdad. Ni que pudiera parrullar o hacer algo útil.
Suspiré al llegar y aparqué el coche, bajando de él para caminar hacia la entrada del lugar.
Entré intentando ser lo más natural posible.
-Buenos días, capullos. Ya está aquí God!-grité para ir a mi despacho recibiendo saludos de mis agentes y de diferentes civiles que estaban ahí armando bulla, de seguro para poner denuncias de mierda, como siempre.
La gente no medía la gravedad del asunto. Venían a MI comisaría por la mínimo cosa solo para tocar los cojones. Putos capullos. Cómo quieren que no me estrese así?
Entré a mi oficina, dejándome caer en mi silla para observar todos los papeles que reposaban sobre mi escritorio. Demasiado trabajo.
Leí algunos papeles por encima suspirando y agarrándolos todos para ordenarlos. Odiaba el puto papeleo.
Me dispuse a empezar a rrelenar los papeles con unas ganas terribles de un cigarro. Abrí mis cajones, observando todas las cajas de cigarros que tenía en ellos y los cerré rápido de nuevo. Tenía demasiados.
Suspiré para levantar mi mirada de ahí, al notar la puerta tocarse, era Volkov. Creo que era hora de contárselo.
-Привет.-dijo para mirarme extrañado oliendo el ambiente.-no está fumando?
-Buenas.-le miré-Negativo, Volkov. No puedo hacerlo.
-En los resultados le han diagnosticado cáncer de pulmón o qué pasa? Imposible verle así haciendo papeleos. Además aquí no huele a cigarro. Conway, es usted?
-Pues claro que soy yo, coño. No ves que soy God? Nadie podría reemplazarme.
-10-4.-asintió para acercarse a mí.-Le apetece patrullar?
-Será mejor que ahora no, Volkov.
-Conway?
-Sí?
-Lo digo de verdad. Es usted?
-Que sí, coño.
-Y no le apetece patrullar?
-Apetecerme claro que me apetece, joder. Pero no puedo.-carraspeé levemente.
-Es por el marcapasos?
-Negativo.
-¿Cuánto le han dado de vida?
-Que no me voy a morir, hostia.
-Entonces?
-Haber...
-Haber?
-Calla, coño! Déjame hablar!
-10-4.-me miró escuchándome atentamente.
-Tengo...
Asintió escuchando.
-Tengo...un mes de...embarazo.-carraspeé fuerte colocándome la corbata.
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Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)
RandomArmando Grúas y Jack Conway eran un alfa y un omega que iban por este camino de la vida solos, cada uno dirigía su manada. Armando el taller y Conway la comisaría. Ambos pensaban que siempre sería así. Solo tenían su trabajo. ¿Una vez que llegaban d...