Aquel hombre del sombrero

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(Armando)

Me puse mi traje de Nadando y monté en mi moto, daría una de mis vueltas reflexivas por la ciudad.

Arranqué el vehículo, observando mis alrededores, y el cielo estrellado de reojo, obviamente no quería estrellarme.

El suave viento nocturno acariciaba los orificios de los ojos de esa oscura tela que cubría mi rostro casi por completo.

Los guantes de mis manos estaban encajados en los manguitos de la moto, apretaba mis manos con fuerza contra ellos, con mis pensamientos golpeando mi cabeza por todos lados, deseaban salir por algún lado, pero no era posible.

Aparqué cerca de las montañas, y empecé a caminar para buscar un lugar tranquilo y cómodo.

Caminé en silencio hasta hallar el ligar perfecto, sonreí levemente y me senté en el suelo, acomodándome.

(Conway)

Según me alejaba me iba volteando para observarlo y cuando al hacerlo ya Grúas no estaba en mi campo de visión, las lágrimas empezaron a salir, ya sin ser retenidas por nada.

Empecé a acelerar el paso, buscando algo de tranquilidad y al levantar la cabeza del suelo, al estar sumergido en mis lágrimas, de alguna manera u otra, había llegado a parar al medio de la nada, concretamente las montañas.

Mucho mejor, ahí estaría solo por fin, y podría descansar mi mente de investigaciones y amoríos.

Me acosté en el césped, allí podría ver bien las pequeñas y dispersar manchas del cielo sin interrupción alguna, y de paso, intentar ordenar mi cabeza.

Cerré mis ojos y coloqué mis brazos bajo mi cabeza para elevarla y estar más cómodo, si que se estaba a gusto.

Escuché un quejido y me espanté.

(Armando)

-Qué cojone-?-miré hacia la persona que me había aplastado el pie con su cabeza.-Tú...-Intenté hablar, pero el contrario agarró mi cuello de manera amenazante.

-Se ve que es verdad lo de que si tú no vas a por algo, ese algo va a por ti.-rió levemente como los villanos de las películas y apretó mi cuello.

-Joder, si yo solo estaba aquí sentado.

-De todos modos no me sirve tener mi presa así de fácil, me gusta que mis objetivos huyan, así es más divertida la caza.-rió de nuevo y apretó más mi cuello.-Pero tampoco estaría mal jugar un poco, no?

-C-Conway, yo a ti no te haría daño, eres más importante para mí de lo que pareces. Y-yo solo soy un peón.-hablé, mirando sus ojos con sinceridad.

(Conway)

Al principio me planteé que todo eso fuera verdad, de inmediato, me puse a la defensiva.

-Putas mentiras, no me fío ni un pelo de ti, gilipollas.

-Yo te conozco muy bien, sé perfectamente como eres.

-Ni yo sé como soy, eso es imposible.

-Conway, yo voy a intentar hacer lo posible para salvaros.-miró mi abdomen.

-Qué coño miras?-hablé alterado, dándole un pequeño golpe en sus partes.

Se quejó e intentó llevar sus manos a ahí, pero yo se las agarré.

-Piensa lo que quieras, pero yo ya estoy buscando modos para que salgáis ilesos, aunque ya sé que te he hecho mucho daño emocional, y lo siento.

-Cállate, tú que vas a saber, no me conoces...nadie lo hace en realidad.

-Seguro que tu amigo el ruso sí, y yo también.

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora