Corazón roto

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(Conway)

-Cómo que Armando es ese capullo de sombrero?-aferré mi cuerpo a los brazos del ruso, que me abrazaba con fuerza por detrás, mientras Michelle me daba la noticia.

Me habían mandado ir al cni, y al ir, ya todo me daba muy mala espina, todos me miraban con lástima, y yo solo podía limitarme a mirar mi vientre con ya siete meses de embarazo.

Volkov pasó sus brazos por mi cuerpo para darme apoyo y ella, ella me dio la noticia.

Las lágrimas no podían dejar de salir de mis ojos, mis gafas estaban completamente empañadas, y en todo el edificio, solo se escuchaban mis sollozos y gritos.

No podía ser real...no podía serlo...

Ella también se acercó a abrazarme, yo me movía agitatamente intentando zafarme, quería correr, quería irme y no volver.

Cómo podría haber matado a mis agentes el padre de mi bebé?

-Volkov, suéltame!-empecé a darle golpes mientras no paraba de llorar y doltar gritos de impotencia.

-Tranquilícese, Conway, todo va a ir bien, yo se lo garantizo, nos tienes a nosotros.

-Pero yo le quería a él, él es con quién me imaginaba un futuro con Horacio, él es su padre!-intenté alejar a Michelle de mí, que me abrazaba por la parte delantera de mi cuerpo.

Gustabo, se hallaba sentado con Freddy, viendo el mundo arder.

El gallego había escuchado a Yun llamar Nadando a Armando.

Gustabo, por su parte, no había descubierto mucho por ahora, solo la identidad de Evo, que era Manolo, otro mecánico, cómo no.

-Si sabía que se iba a poner así no se lo decía, chorbo. No sabía que Armandiño era su novio, neno.

-Joder, nunca pensé ver a papu así...

El aire comenzó a faltarme, sentía cómo mi pecho estaba completamente cerrado, el aire que tomaba de una manera agitada no llegaba a mis pulmones, no me servía, me estaba ahogando.

Solo podía escuchar los latidos de mi corazón en mi pecho, y los pares de ojos ajenos se clavaban en los míos, me miraban fijamente, me sentía muy observado.

Miles de pensamientos intrusivos se pasaban por mi mente.

Que si me iba a abandonar, que si solo me había estado usando, que si quería acabar conmigo y por eso me debilitó con un embarazo...

Apretaba la mano de Volkov entre mis dedos, sin medir mi fuerza, y sintiéndome algo más apoyado y aliviado por él, pero de todos modos no me encontraba nada bien.

Él me hablaba, preocupado y agitado, podía ver que de sus ojos algunas lágrimas también brotaban, escuchaba mi nombre con eco sonar de sus labios, pero no le podía responder.

Me abracé a su cuerpo, intentando tomar oxígeno, no me era posible.

Me sentía completamente inquieto, pensaba que iba a morir.

Un nudo se había creado en mi garganta, y mis articulaciones no respondían a los mensajes de mi cerebro.

Solo temblaba, lleno de nervios y de un sentimiento de vacío total.

Me sentía roto, solo, abandonado, como siempre.

Horacio comenzó a dar algunas patadas en mi abdomen.

Cerré mis piernas, me sentía sucio después de haberme acostado con el sujeto que había terminado con mis amigos.

Yo no era un Santo, ni mucho menos, pero no había sido tan cruel y retorcido nunca...

Acaso me merecía tanto sufrimiento?

Que había hecho en la vida anterior para tener esta?

Mis cabeza estaba llena de borratajos negros que se enrevesaban entre sí.

El futuro me atormentaba, que sería de nosotros? Debería de matar a la persona a la que amaba? No podía perder a mi pareja de nuevo...

Y Horacio? Cuándo me preguntara dónde estaba su papá qué le diría?

Michelle terminó soltándome, y corriendo al botiquín, me inyectó a traición un tranquilizante, provocando que cayera inconsciente al no poder soportar mi propio peso.

(Volkov)

-Le dije que no deberíamos decírselo, y además, le droga, y si es malo para el bebé?.

Hablé, mientras observaba al inconsciente Superintendente al que había salvado de la caída al agarrarlo a tiempo.

-Tiene derecho a saberlo, lleva meses viviendo engañado, ya se lo hemos ocultado el tiempo suficiente, Volkov, pero ahora que estamos cerca de descubrir a todos los demás había que decírselo. Peores son los nervios,  estaba en medio de una crisis de ansiedad.

-Claro que había que hacerlo.-rió algo Gustabo, a pesar de la delicada situación.-No veis que el pobre viejo estaba siendo engañado? Pog-Gustabo no piensa que el viejo quiera ser engañado. Emosido engañados.

Últimamente él hablaba extraño en algunas ocasiones, sospechoso...

-Sois unos putos gilipollas.-caminé con Jack en brazos afuera de ese establecimiento, le llevaría a que descansara y que pudiera asimilar bien toda la noticia.

Realmente me había preocupado por él, le acomodé en los asientos traseros del coche mientras limpiaba algunas lágrimas de mi rostro.

Conducí apretando el volante con bastante fuerza, despacio para que Conway no sufriera ninguna pequeña colisión.

Al llegar a mi casa, le cargué y le acosté en mi cama, abrazándome a él y arropándolo bien con las mantas.

Hablaba conmigo mismo, observando su rostro dormido.

-Jack, no me iré, de acuerdo. Yo te tengo que cuidar. Os tengo que cuidar. Sé que es importante para ti, pero él...

Apreté mis puños con fuerza, él acabó con Ivanov.

-Me las va a pagar...mata a mi amigo, conquista a la persona que me interesa y la deja en estado, y aún peor, te dañó, él te ha hecho daño de muchas maneras, matando a nuestros compañeros, castigándote con su indiferencia cuando lo necesitabas, usándote...no te merece, no os merece.

Acaricié su vientre con delicadeza.

-Horasio, no me importa que Grúas sea tu padre, yo voy a cuidarte, está bien? Y yo no os voy a dejar.

Escuché el teléfono de Jack sonar, Armando le mandaba miles de mensajes, lo silencié.

Freddy le había revelado lo sucedido bajo un número anónimo por el bien de Conway, yo estuve de acuerdo sin duda, no querís que se acercara más a mi Jack.

-Siete meses, siete meses que estás ahí y en dos nacerás, tranquilo, tendrás padre, a mí me gustaría ocupar ese rol, y si no, estoy seguro de que Jack lo hará de puta madre, él siempre se ha apañado bien solo.

Esperé a que se despertará, dándole de mi calor humano y de mi cariño, sabía que me necesitaba.

Recordé aquella vez que tuve que separarlo del cadáver de su esposa, estaba tan destrozado e indefenso...

Odiaba verlo así.

Mi Jack, la rosa que siempre estaba en pie, alguien fuerte, valiente, alguien que lo había pasado muy mal y por ello era quien era, alguien que nunca pudo ser feliz por mucho que lo mereciera, alguien que me gustaba y al quién defendería.

No soportaba verlo marchito, dolido e indefenso, entre lágrimas y escalofríos...

Me daban ganas de cuidarlo.

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora