Ya es una personita

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(Conway)
Hoy teníamos la revisión de los tres meses, ya estaba en el final del primer trimestre y el bebé crecía cada vez más día a día. Por suerte todo estaba desarrollándose correctamente y ambos estábamos completamente sanos y bien.
Como siempre, nos dieron una ecografía, casi se nos saltan las lágrimas al verla, sobre todo a Armando, pues yo ya lo tenía todo más asumido.
Llevaba tres meses con el niño en mi interior, estaba claro que aunque siguiera asimilándolo ya tuviera todo más claro.

Llevaba tres meses con el niño en mi interior, estaba claro que aunque siguiera asimilándolo ya tuviera todo más claro

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Ya se podía notar que lo que tenía adentro era una pequeña personita, nuestro hijo o hija.
Estábamos muy felices.

Salimos de la consulta con una sonrisa dados de la mano y mirándonos el uno al otro con expresión agradecida y con ganas de tener ya a nuestro bebé en brazos.
-Joder, Grúas, cada vez queda menos.-le miré.
-Exacto, como crece, eh.-llevó su mano a mi abdomen mirando mis ojos.
-Me lo vas a decir a mí...-sonreí levemente mirando su mano.
-Eres muy fuerte, Jack. Tener que dejar tu trabajo y dedicarte a estar tranquilo por un bebé, nuestro bebé. Realmente te lo agradezco.
-Yo también, aunque nunca pensé que me fuera a pasar esto, eh. Qué vueltas da la vida, coño.
-Demasiadas, yo tampoco creí ser padre.
-Hombre, pues no me extraña, si estábamos más solos que mi puta madre.
-Para que decir que no si sí.
-Pero ahora ya no, así que a joderse y aguantarnos mutuamente, coño.
-A ti claro que te aguanto, es que te quiero mucho.
-Y yo a ti, pero eres un capullo de mierda.
-Tu capullo.
-Efectivamente, solo mío, solamente pa mí.
-Ya sabes que sí, Jack. Y para el bebé también.
-Joder, haber si me voy a poner yo celoso del bebé, eh.
-No, hombre, no. Tengo amor suficiente para los dos, Conway.
-Más te vale, como debe ser.
-Así es y así será, os adoro.
-Eso no lo dudaba.
-Ni lo dudes.
-Nosotros igual, Grúas.
-Me alegra eso.
-No te tiene que alegrar, ya sabes que es así, gilipollas.
-Yo también te quiero.
-Y yo, mucho, muchísimo, demasiado.
Sonrió levemente mirándome, me guiñó un ojo para sacar las llaves de casa al ver la puerta frente a nosotros.
-Joder, que rápido se me ha hecho el puto paseo, eh.
-Si es que hemos estado hablando, Jack.
-Por eso.-pasé delante suyo a casa al ver que me hacía una seña para que lo hiciera.
Caminé unos pasos y apoyé mi espalda en la pared mirando sus acciones.
Pasó a la casa y cerró la puerta para dejar la llave en su sitio, caminó hacia mí mirándome.
Me acomodé la corbata y la camisa, aún divagava en mi cabeza la idea de no poder llevar trajes cuando mi vientre creciera tanto como una pelota de baloncesto, sería triste y duro para mí, pues me encantaba ir elegante, pero suponía podría llevar la corbata y no me importaría llevar una temporadita las camisetas de mi querido novio. Además de ser cómodas me ayudaban asemejándose a su presencia gracias al aroma que desprendían.
Caminé hacia nuestro cuarto para dejarme caer de espaldas en la cama, me puse de lado, en posición fetal, pues era una posición en la que me sentía protegido y además, en unos meses cuando tuviera una barriga más abultada, sería la postura por la que tendría que optar, pues estar boca abajo claramente no era una opción y boca arriba el bebé me haría mucha presión en la espalda y terminaría con más dolores de los ya presentes. Así me iría acostumbrando.
Cerré mis ojos mientras esperaba a mi pareja, necesitaba que sus brazos me rodearan.
Después de las consultas del bebé siempre me sentía más vulnerable que de costumbre poe las hormonas, pues ahí era más consciente de que llevaba una débil y diminuta criatura en mi interior y que debía cuidarla a toda costa.
Me encojí todo lo posible en el nido, haciéndome una pequeña bola y acariciando mi vientre mientras cerraba mis ojos y me quitaba las gafas para dejarlas a un lado, cosa que nunca hacía, realmente era un suceso inédito.
Escuché pasos, era Armando, y estaba hablando por teléfono, también me traía una bandeja con algo de comida, sabía que a esta hora me venían los antojos, sobre todo de cítricos.
Agarré la fruta de la bandeja y comencé a comerla lentamente mientras escuchaba su conversación.
-Ya nos veremos, entonces. Adiós.-colgó el teléfono, lo guardó en su bolsillo y se sentó a un lado mío en la cama, me miró, tomó mi mano.
Le miré algo curioso, pero seguí comiendo en silencio, pensativo.

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora