Cuatro caídos

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(Armando?

Tras el fallecimiento de ese par de agentes de parte de mi organización ya llevábamos cuatro caídos, cuatro agentes de mi pareja que ya no podían servir ni proteger a la ciudad, ni tampoco a Jack.

Y yo tampoco podía, pues solo le estaba dañando.

La única persona que parecía proteger y cuidar a aquel malhumorado Superintendente era el comisario ruso de dos metros, ese que fue el primero en opositar tantos años atrás, cuando Conway recién empezaba en su trabajo.

Me habían contado la historia de aquellos dos compañeros que desde el primer momento que se vieron parecían encajar a la perfección, y cada vez creía más en ello.

Al contrario que conmigo, que al principio incluso nos dedicábamos algunas sonrisas y miradas, con el ruso, Jack siempre fue cercano, ya que le había ayudado mucho con la pérdida de su familia.

Decían que había algo entre ellos, aunque eso nunca lo confirmé, no sabía si hubo algún tipo de relación sentimental entre esos dos agentes de policía, pero lo que sí sabía a la perfección es que estaba celoso.

Yo realmente pensaba que engañando a mi novio embarazado y acabando con sus agentes ya era mala persona, pero no pensé que podría serlo más, me equivocaba.

Qué hay peor que hacer sufrir a la persona que amas de maneras insospechadas y aún así, no soportar que otra persona que le hace bien se le acerque?

Y así era, la sangte me hervía cuando veía a ese larguirucho ponerle alguna mano encima a mi Jack.

Últimamente me pasaba el tiempo en la sede, meditando, y amaba a Jack demasiado, con locura, demasiada, tal vez.

Ayer había salido a dar una vuelta, escuché que era el entierro de Torrente y decidí pasarme por la iglesia para observar cómo de afectado se encontraba Jack.

Y ahí estaba, no fallaba ese soviético, abrazando lo que es mío con delicadeza, permitiendo al más bajo hundir su cara en su pecho y casi, acunándole entre sus brazos.

Ese debería de ser yo, pero tampoco podía culparle, no era yo, yo esta ausente.

Ni siquiera me había dignado a mandar un simple mensaje, pero eso iba a acabar.

Tenía el móvil en mis manos, dispuesto a mandar lo que había escrito en el chat de Jack, lo hice.

Algo sencillo, primero comencé saludando y luego disculpándome, para concluir excusándome con que en el taller estábamos muy ocupados.

No recibía respuesta, y probablemente lo merecía, era imposible estar tan metido en el trabajo como para no enterarse de lo que asolaba la ciudad, las muertes de unos agentes, y además, recurrentes, no eran algo poco importante.

Si hasta como Nadando había escuchado rumores al salir a dar alguno de esos paseos reflexivos.

Estaba algo nervioso, pero intenté mantener la calma, no era eso lo que me hacía destacar? Mi gran habilidad por tener una actitud sosegada? En esos momentos desde luego que no.

Posé mi teléfono móvil en mi pecho, mirando al techo de la mansión unos instantes, para después cerrar mis ojos, acaricié con la yema de mis dedos el móvil, en mi otra mano llevaba un negro sombrero de pescador, ese bajo el que había realizado todos mis actos atroces contra la malla, ese que estaba lleno de sangre.

Escuché mi teléfono sonar, y lo desbloqueé rápidamente, leyendo el mensaje, tampoco me sorprendí, me esperaba algo parecido.

Un hola, un simple hola, al menos me había contestado, y eso reflejaba como si Jack amaba a alguien, no era como Superintendente con él.

Si Jack amaba a alguien le veía como una persona especial, amaba de verdad, perdonando y respetando a esa persona.

Jack al menos tenía corazón, auqnue lo tuviera escondido y él mismo no lo pensara.

Me causaba cierta importencia que aquel ser que era así por el tanto sufrimiento que había pasado, pensara que era despreciable, pues solo la mala suerte le había hecho como era y había tenido que aprender a ser como es para sobrevivir.

En cambio, yo lo hacía por simples palabras de mierda, por haber empezado en este mundillo, me quería independizar de mi padre y en vez de buscar opciones legales, al ser más tardías, me metí en toda esa mierda.

Y lo llevaba arrastrando años y años, una vez que entrabas ya no podías salir.

Y de cierto modo, disfrutaba con ello.

Estaba en una organización, una organización que tenía la cabeza de mi pareja en el punto de mira. Y yo era el tirador.

<<Jack, cómo te encuentras, cariño? El tema es que oído cosas por ahí, verdaderamente terrible. Tenía trabajo en el taller, pero me gustaría verte, no quiero que estés solo en la situación complicada que debes estar pasando. Te amo.>>

Envié el mensaje, quería verle. Mejor que se consolara en mis brazos que en los de su comisario.






Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora