Muérdago

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(Conway)

Desde hacía ya unos años decorábamos comisaría en Navidades, por petición de los capullos más que nada, decían que si no era un coñazo.

Y este año no sería menos, ya nos hallábamos buscando las cosas para decorarlo.

Entre comisaría y el cuarto del bebé ya me convertiría en un maestro decorador, y también, a lo mejor hacía algo en casa.

Teníamos un árbol de abeto y numerosos espumillones, luces, bolas, estrellas de colores...

Y también, pondríamos un pequeño belén junto a las placas de los caídos.

Yo, junto con Volkov, decorábamos sin prisa, de manera seria y por mi parte, cabreado, pues que si el árbol no se quedaba en pie, que si las guirnaldas se caían...

Los demás se lo tomaban todo a cachondeo. Corriendo, enrollados en las luces mientras cantaban villancicos, usando ridículos sombreros o gorros de Navidad, o jerseys por encima del uniforme...

Siempre era igual, y no podía decirles nada, pues seguirían igual, ningún año habían dejado de llenar comisaría con su espíritu navideño.

Siempre intentaban animarme, pero yo prefería quedarme en casa, viendo fotos antiguas entre lágrimas y alcohol, para en la madrugada, acabar yendo al árbol de ella, a abrazarlo y llorar desesperadamente, rogando por que todo fuera una pesadilla y por verla a mi lado al día siguiente, pero nunca pasaba.

Ese año me habían convencido, y un brillante gorro rojo de papá noel con algunos toques dorados reposaba sobre mi cabeza.

Me emocionaba algo, pues, de alguna manera, estas serían las primeras navidades de mi hijo.

Escuchábamos un poco de canciones navideñas en el proceso, y cómo no, todo estaba desordenado.

Que si papel de burbujas por el suelo, que Gustabo no tardaba en explotar, que si nieve artificial en la cara de los agentes por culpa de Leónidas, que si Greco diciendo que se cagaba en Dios por que un celo no pegaba...había un buen ambiente.

-Si haces tareas pesadas al final se te va a salir el bebé, que un torpedo va a parecer eso.-dijo Gustabo.

A mí, no me dejaban esforzarme, me estaban cuidando bastante.

En comisaría ya todos estaban al tanto, e incluso algunas veces en las que estaba de buen humor les permitía dejar pequeñas caricias en mi vientre, salvo a Leónidas, pues siempre acababa cabreándome.

La última vez le cantó una de sus canciones típicas de Pasión de Gavilanes. Era algo así: quién es eseee mini Coonwayy...era irritante escucharle cantar.

Otros agentes eran bastante considerados, Kylie siempre me preguntaba por mi estado y siempre que le dejaba disfrutaba sintiendo los movimientos del bebé.

Moussa, le hablaba, provocando que se pusiera feliz.

Cuando Gustabo bromeaba, también sentía como Horacio se contentaba.

Con Volkov también nos sentíamos muy agusto.

La mayoría de mis agentes nos hacían sentir bien, y se esforzaban por no cabrearme ni perjudicarme, agradeciendo que no les dejara con la comisaría sin dirigir, pues admitieron que sin mí estaría patas arriba, y que aunque no lo pareciera, me apreciaban.

La verdad yo también, no iba a negarlo, y disfrutaba viéndoles hacer el gilipollas mientras intentaban darle un toque más alegre a comisaría.

Cualquiera que se atreviera a entrar podría ver como el cnp disfrutaba de algo todos juntos.

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora