Queremos sangre

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(Armando)
Después de lo ocurrido fui a reunirme con mis compañeros no sin antes asegurarme de que Jack estaba bien y de que lo encontraba su cuerpo nacional.
-Conflei ya tiene sangle pa lato, ha sido la poia.-rió Yun.-habéis visto su cala?
-El tema es que si que hemos trabajado bien, se veía que lo estaba pasando mal, y seguro que esto le persigue hasta el fin de sus días, como todo su pasado...-susurré lo último para mí mismo sintiendo un escalofrío es mi espina dorsal.
-Ahora ese joto ya sabe quién manda.
-Y tanto...-suspiré profundamente.-bueno, podemos irnos ya? Tengo cosas que hacer, trabajo.
-Sí, yo me voy, malicones.
-Lo mismo digo, me voy.-miré a todos para caminar hacia mi coche, tenía ganas de despejarme un rato, de no pensar en lo ocurrido, de que acababa de joderle más la vida a mi novio embarazado de lo que ya la tenía, que seguramente sería el causante de sus pesadillas y que además, por si eso fuera poco ya, tenía que cuidar a nuestro pequeño y las emociones fuertes constantes que había sentido y seguro seguiría sintiendo no estaban de su lado...
Debía cuidarle y apoyarle en todo, aunque yo fuera el causante...
Según llegara a casa intentaría que no pensara mucho en ello, era lo menos que podía hacer.
Sus lamentos y ruegos por que acabara ya con su dolor aún retumbaban en mis tímpanos, me dolía en el alma escucharlo y recordarlo...
Saber que llego a un extremo en el que quería morir por mi culpa...
Tenía una inquietud en mi ser sobre como estaba ahora, aunque la verdad estaba seguro de que con su cuerpo policial estaba en buenas manos, tenía agentes muy fieles a él, agentes que nunca le harían daño, al contrario de mí...
Decidí dar una vuelta, estaba ya cansado de todas las emociones de ese día, de tener que fingir, de actuar y hacerle daño a mi Jack.
Meditaría un poco mientras caminaba hacia el fatídico lugar.
(Conway)
Estaba en mi casa, después de el entierro algunos fueron a beber, y yo no estaba en situación para hacerlo, aunque la verdad es que me vendría muy bien.
Me estaba conteniendo por no darme a los vicios, guardé bien mis cigarros, mis botellas de whisky, solamente quería desaparecer en esos momentos.
Estaba solo, solo con mi bebé, mi cabeza no paraba de dar vueltas a lo ocurrido, aún veía a Ivanov y Gonetti ahí, en el suelo, cubiertos por ese líquido carmesí que tanto había visto en mi dura existencia, ese líquido que tanto había fluído por mis manos, lo odiaba.
Deseaba que hubiera sido yo el caído, que mis agentes estuvieran bien, sanos y salvos.
Por suerte mi fuerza de voluntad era muy grande, entre las promesas que le había hecho a mi difunta esposa sobre que resistiría y no haría ninguna gilipollez y mi pequeño mis ideas suicidas no se cunplirían, o eso creía.
Tenía la pipa en la mano, sin balas, las había quitado, pero no dejaba de disparar en mi propia sien.
Yacía acostado en el suelo, mirando al techo, aunque ni atención le estaba pensando, estaba en mi mundo.
Las lágrimas tapadas por mis gafas fluían por mis mejillas, mi ropa aún estaba manchada por la sangre de mis compañeros.
Me dolía mucho el pecho, pareciera que el oxígeno no llegara a mis pulmones, respiraba agitadamente, pero el aire no llegaba a mi cerebro, estaba muerto en vida, como siempre lo había estado.
Escuché la puerta sonar, me levanté a duras penas para abrirla, esperaba que no fuera Armando, no quería que me viera así.
(Volkov)
Después de ir al cementerio fui a la casa de Conway, me preocupaba mucho su estado, después de todo lo que había pasado en ese día y además de su embarazo...
De todos modos podríamos consolarnos mutuamente, su presencia me alegraba siempre, le había extrañado ese tiempo, y daría cualquier cosa porque no tuviera que haber pasado eso.
Ya que tenía que trabajar me ocuparía personalmente de que no estuviera ni un momento en riesgo, no le dejaría solo.
Llegué después del paseo y toqué la puerta, esperando a Conway con una pequeña sonrisa triste.
Me abrió la puerta y se apoyó en ella, la verdad no se veía nada bien.
Estaba aún lleno de sangre, bastante desaliñado, llevaba una pistola en la mano y se le veían las gafas empañadas, además, estaba bastante nervioso.
-Conway...-suspiré profundamente acercándome a él.
-Volkov...-se acercó a mí abrazándome con fuerza.-quédate...
Correspondí a su abrazo con la misma fuerza acariciando su espalda y apoyando mi barbilla en su hombro.
Di unos pasos hacia adelante al ver que hacía lo mismo y cerramos la puerta, apoyé mi espalda en la puerta mientras Conway se apoyaba en mi cuerpo para no caer.
Escondió su cara en mi pecho sollozando un poco.
Las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, pues en un abrazo te sientes más sensible, al estar entre los brazos de Conway no pude aguantarme más.
Yo confiaba en él ciegamente, no sabía como podía haber pensado mal de él...Él era la única persona que había estado para mí desde que vine a los Santos a hacer las oposiciones de policía. Siempre creyó en mí, siempre me dijo que tenía potencial...
Atraje a mi jefe hacia mí todo lo posible, sentía como si con él no tuviera que ocultar mis sentimientos, me sentía mejor, como siempre.
-Siento haberle pegado, Conway...-sollocé fuerte abrazándole con más fuerza.
-No es nada, Volkov...-correspondió igual con la voz entrecortada.
-Le extraño mucho...
-Y yo, Volkov, y yo, todo ha sido mi culpa...
Negué con la cabeza, tomé su mentón para que mirara mis ojos.
-Escúcheme, Conway, usted no ha tenido la culpa de nada, yo...debí cuidarle más...-volví rápidamenre a soltar su mentón para abrazarle aún más fuerte al notar mis lágrimas aumentarse.
-Te aprecio, Volkov.
-Y yo, Conway.

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora