El carrito

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(Conway)

Al despertar, estaba recostado en la cama, Armando aún cargaba mi abdomen y dejaba besos en mi pelo mientras me hacía la cucharita.

Sonreí, y me intenté voltear para quedar cara a cara, me ayudó.

-Quiero ir a por los muebles.-sonreí.

Esa tarde fuimos a por los muevles y con mucha suerte, conseguimos los que yo quería, los mismos que encontré por internet.

Los cargamos en el coche, solo que venían en piezas, pero como Horacio tenía un padre mecánico eso no era problema alguno.

Luego, cuando Armando quería irse ya a casa para comenzar con el montado, tomé su muñeca y le guié hacia una tienda de carritos para bebés.

Me miró extrañado al principio, pero al ver nuestro destino sonrió y entró a mi lado, observando los distintos modelos y tipos que había, que si de un bebé, que si de varios, había rojos, azules, con dibujos, para recién nacidos, para niños pequeños...

Caminé a la sección de los recién nacidos, estaba claro.

Miraba los carros, pensando en si me imaginaba o no a mi bebé en su interior.

Armando se limitaba a seguirme para que no me molestara como el día anterior.

Me acerqué a los carritos con diseños y estampados más divertidos y coloridos, había uno que tenía todos los colores, estaba estampado con arcoíris y tenía algún que otro brillo, perfecto para Horacio.

Había estado probando sus gustos, describiéndole algunos objetos, y siempre solía decantarse por los más coloridos, brillantes, llamativos y alegres.

Miré ese carrito de ese modelo que estaba ya montado para exponerlo.

Me encantó, miré a Armando con una mirada cómplice, nos gustó ese carrito.

Lo compramos sin dudarlo dos veces, lo llevamos al coche.

Recordé que faltaba la decoración.

Mandé a Armando a ir a una tienda de pintura, ya no soportaba esos olores fuertes en mi estado, pero me estuvo pasando fotos de todos los tonos azules.

Un tono celeste, fue el que me gustó, a juego con el pequeño trocito de cielo que llevaba en mi vientre.

También, la mandé pedir unas calcomanías de mariposa.

Ya estábamos listos para irnos, sería un largo proceso, pero juntos, lograríamos montar el cuarto del bebé.

En el viaje a casa, miraba las nubes de la ventana, con muchas expectativas en el cuarto del bebé.

-Jack, si hoy pintamos el cuarto va a oler mucho a pintura, quieres venir a descansar a mi casa y me ocupo yo de eso? Ya, cuando seque, volvemos y tranquilamente empezamos con los muebles. Mañana o pasado.

Asentí, era una buena idea.

-Y no necesitas ayuda con eso? Puedo ayudar.

-No es necesario, puedo solo, y tú no debes esforzarte.-cambió de rumbo hacia su casa.-te dejo en mi casa y así puedes descansar y relajarte mientras yo hago el trabajo pesado.

-Está bien, gracias. Pero exijo fotos, eh. Y las pegatinas no las pegues, quiero hacer los honores.

-El tema es que no lo haré, Jack, eh. Esperaré a que estés tú, solo voy a pintar.-tomó una de mis manos, soltando una suya del volante.

-Estos días hemos estado más unidos, como antes, sobre todo hoy...-le miré.

-Y lo agradezco mucho, gracias Horacio.-sonrió.

-Horacio es lo mejor que ha podido pasarme.-me sinceré.-gracias por no ponerte globito ese día.-reí divertido.

-No es nada, eh. Cuando quieras repetimos.-rió.-Pero digo lo mismo.

-Para mí ha sido completamente impredicible esperar un hijo, muy extraño al principio, pero cada vez lo amo más. Que al final te quita el espacio que tienes en mi corazon, eh, y ni ha nacido.

-Que me pongo celoso de Horacio, eh. Aunque no te culpo, no ha ni salido y ya es súper importante.

-Y tanto...-me apoyé en la ventana mientras veía la casa de Armando, que me pasó las llaves.

-Te acompaño?

-Creo que puedo ir solo.-salí del coche, me despedí de él con la mano y caminé hacia su casa.

Entré y me acomodé con confianza, aspirando el aroma del alfa y sentándome en el sofá, encendí la televisión para ver alguna película mientras le esperaba.

Por casualidad me salió una muy bonita y terminé siendo lágrimas, y eso que nunca había sido muy sentimental.

Pero cómo podía no llorar ante el tremendo romance que había entre Chucky y Tifanny? Hay que ser muy capullo para mo hacerlo, quería algo como ellos.

Grúas me pasaba fotos de como le iba quedando el cuarto, estaba también bonito, por lo que me emocioné más y las lágrimas fluyeron con más intensidad.

-Horacio, que bonito todo, coño. Te amo.-hablé mientras acariciaba mi abdomen.


Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora