Claveles o lilas?

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(Armando)

Ese día mi estado de ánimo estaba elevado. Y no era raro, pues había conseguido el perdón de Conway.

Yo conocía a ese omega, y no era como los demás, era muy peculiar. Sabía que perfectamente podría no querer verme más y dejarme aislado completamente de aquel plan de vida que ya esperaba tener a su lado.

Haría lo que hiciera falta para que él no me dejara. Si necesitaba ir lento con la relación lo haría así.

Podría comportarme cual adolescente y enviarle flores cada despertar además de tener citas románticas, ir al cine, a ver las estrellas, y después, cada uno por su lado, echando de menos al otro y esperando volver a verlo.

Independientemente de si él estaba esperando un bebé o no, le trataría cual pareja, con esa pasión que se suele sentir al principio.

Yo no es que hubiera tenido muchos noviazgos en mi vida, pero tampoco era un completo inculto en el tema del amor.

Digamos que tenía mis métodos, y pensaba sacarlos a relucir, para que así Conway no se arrepintiera de permitirme formar parte de mi vida.

Estaba algo aburrido mientras cambiaba la bujía en mal estado de un coche, pero al ver a un patrulla de matrícula Putin entrar al taller, una sonrisa se pintó en mi rostro, y limpié mis manos en un trapo mientras observaba de reojo y disimuladamente el vehículo.

De él bajaron dos hombres, el propietario del coche y cómo no, su jefe.

Solo estaba yo en el taller, por lo que podría actuar libremente.

Caminé hacia ellos.

-Buenos días, en qué puedo ayudarles?-le guiñé un ojo a Jack, mientras me acomodaba mi mono de mecánico.

-Necesito que me arregles a Putin, que el capullo de Leónidas lo chocó con una puta farola.

-Está bien, súper, yo os lo arreglo, no tardaré mucho, pueden esperar aquí si quieren.-miré el abollón del capó, me acerqué al alto ruso, y le tendí mi mano para que posara las llaves del coche en ella.

Observó mi mano encorvando un ppco su cuello, rebuscó en uno de sus bolsillos y colocó de mala gana la llave en mis dedos.

-Gracias, comisario.-le sonreí levemente riendo algo ronco, caminé al coche y monté, para adentrarlo en mi taller.

Empecé a arreglarlo mientras pensaba y observaba a los dos agentes que se hallaban hablando animadamente mientras supervisaban mi trabajo.

Se acercaron a mí, y sonreí al tener a Jack detrás de mí, siguiendo con su mirada mis manos.

Volkov se limitaba a estar en silencio, dedicando miradas de reojo simplemente.

El más bajo de todos caminó por los alrededores del patrulla murmurando que God le ganaba para picar al más alto.

Reí bajo para que el ruso no se diera por aludido y al estar ya arreglado todo el coche, me volteé, limpiando mis manos sucias de aceite.

-Pues ya estaría.

-Bien. Quiero la factura.

Asentí a las palabras del Superintendente y entré adentro a hacérsela.

Tomé un post-it y escribí unas palabras en él, luego, salí.

Le di la factura a Conway, pero no les cobré nada, pues aunque fuera el patrulla del ruso, Jack era el responsable, y no me había costado ningún trabajo.

Es lo menos que podría hacer.

Disimuladamente, pasé mi brazo por la cintura de Conway, metiendo en su bolsillo la nota.

Cuando miró mi mano, supe que había entendido que debía mirar allí y separé mi mano de él.

Ya nos estábamos ganando malas miradas de Volkov.

Le devolví las llaves y les despedí algo apenado, ya que extrañaría a Jack.

Mi turno siguió como otro cualquiera, un día ajetreado, con peleas de mis mecánicos, quejas...y sobre todo, con el jefe de policía invadiendo mi mente.

De hecho, aquel día, mientras reparaba coches y cambiaba neumáticos, estaba pensando en si enviarle unos claveles rojos, símbolo de amor sincero, o unas lilas púrpuras, que simbolizaban al primer amor.

Y así era, como si fuera el primero, pues en mis demás experiencias no había sentido algo tan intenso.

Y quieras o no, era mi mate, por mucho que lo hubiéramos ignorado tanto tiempo. También, tenía mi marca.

Meditaba y al final me decanté por enviarle un ramo de ambas flores, y también, como sabía que se le antojaban mucho los cítricos, unos pastelillos de limón.

Mimaría y consentiría a mi Jack como a nada.

Al acabar el turno salí con tranquilidad del lugar, caminando jacia una floristería para compar el ramo, y después, a la pastelería.

Miré los bonitos paquetes que llevaba en mis manos, caminé hacia mi casa.

Me cambié la ropa y me arreglé, poniéndome algo informal pero elegante.

Una camisa algo holgada junto con unos pantalones que combinaban bien y una chaqueta encima.

Estaba usando unas gafas de sol como complemento, como siempre hacía él.

Caminé hacia la playa portando los obsequios en mis manos fijándome en el ambiente de la ciudad en la noche y en el cielo estrellado.

Al llegar, tomé asiento, comprobando la hora en el reloj de mi móvil y mirando las olas mientras recordaba esa nota.

"Nos vemos por la noche, cuando termines tu turno (ubicación). Te amo"

//ola wenes, he estado cambiando cosas en la historia para que cuadre mejor, por lo que si algún detalle es extraño puede ser porque sigue el nuevo guión que he creado. Gracias. Okm <3

Armanway, lobos solitarios (Armanway/Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora