Un golpe de suerte

Capítulo 4.

-¡Cloe cariño!

La voz de mi tía suena desde el otro lado de la puerta y me despierta.

-Pasa tía-la digo.

Emilia abre la puerta para entrar y la cierra, enciende la luz y camina hacia la cama para sentarse.

-¿Has descansado?

-¿Cuánto he dormido? Porque me siento renovada, como si hubiera dormido toda la noche-digo mientras me incorporo para sentarme.

-Unas cuatro horas, más o menos, ya casi es la hora de cenar, he preparado unos filetes de ternera con ensalada, Manu se está preparando para la fiesta.

Mierda, la fiesta.

-Se me había olvidado, tengo que prepararme yo también, en cuanto termine bajo a cenar tía, lo siento, estaba muy cansada.

-Claro tesoro, no hay prisa, Manu puede esperarte.

-Gracias, por todo-digo levantándome y dándole un beso en la mejilla.

-Gracias a ti por venirte a vivir con nosotros, es maravilloso tenerte aquí-dice ella.

Ambas nos levantamos de la cama, ella para salir de la habitación y yo para ir al baño a darme una ducha.

Pongo mi playlist en el móvil y me desvisto para meterme en la ducha, pongo el agua caliente y comienzo a ducharme.

-Esto es vida-murmuro.

Salgo de la ducha y me pongo la toalla, no me he duchado el pelo así que tardaré menos. Camino hacia e armario y busco algo que ponerme.

Al final me decidido por un vestido negro de tubo y manga larga, con unas botas altas negras de tacón.

Me ondulo el pelo y me maquillo bastante sutil. Un poco de brillo en los labios y listo.

Estoy genial. Hacia mucho tiempo que no me veía tan guapa, supongo que el sentirme bien conmigo misma también afecta.

Cojo mi bolso de mano negro y salgo de la habitación después de haber recogido todo.

Bajo por las escaleras y están todos esperándome para cenar.

-Vaya, estás increíble prima-dice Manu.

Se ha vestido bastante diferente a mi, lleva una camisa blanca y unos pantalones vaqueros, chaqueta vaquera y  zapatillas marrones.

-Tú tampoco estás mal-digo sentándome a su lado.

Cojo los cubiertos y empiezo a comerme el filete que ha hecho mi tía.

-¿Agua o vino?-me pregunta mi tío.

-Agua, si he de beber algo, que sea en la fiesta-respondo.

-Tened mucho cuidado hoy-nos dice mi tía.

-Mamá, cuidaremos el uno del otro.

-Como siempre-digo sonriendo y dando la mano a mi primo.

Terminamos de cenar. Ha sido agradable poder compartir este rato con ellos, contando anécdotas de cuando éramos pequeños y viajábamos juntos, de cuando nos hicieron una casa del árbol en Londres y Manu se cayó, después tuvieron que darle puntos en la rodilla.

-Avisadme cuando lleguéis, por favor-dice mi tía.

-Descuida mamá.

Salimos de casa y andamos hacia el ascensor.

Bajamos al garaje del edificio y cogemos el coche de mi tío. Manu antes tenía un coche pero tuvo que venderlo porque le estaba dando muchos problemas y todavía no se ha comprado ninguno, por lo tanto siempre utiliza el Ford fiesta.

Nos montamos en el coche y mi primo arranca para ponernos en camino hacia la fiesta. Ponemos música para que el viaje se nos haga más ameno. Manu me ha dicho que estamos tan solo a 10 minutos de la casa de su novia Sara, así que se nos hará corto.

Tan solo llevo unas horas aquí en Barcelona y ya siento como si llevase aquí toda la vida. Estoy muy contenta de haber tomado esta decisión y sobretodo de poder compartir más tiempo con mis tíos y mi primo. Estando en Londres les echaba mucho de menos y aunque ahora esté lejos de mi madre, sé que ella estará bien. Yo en Londres me sentía atada y encarcelada, sentía que aquel ya no era mi sitio, pero en cambio, mi madre jamás podrá irse de allí, está totalmente anclada a su vida y no la juzgo, sé que ella ha pasado los mejores momentos de su vida allí, pero también sé que los peores. Mi madre amaba a mi padre por encima de cualquier cosa incluso me atrevería decir que por encima de mí, cuando le perdió, juro que por un momento pensé que ella se acabaría quitando la vida, pero salió adelante por mi y formamos un vínculo muy especial. Por ese y mil motivos más, sé que su lugar es allí en nuestra casa de Londres.