Capítulo 37.

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A la mañana siguiente me despierto y busco a Caleb en la cama pero no está. He dormido sola toda la noche. Quizás ni siquiera haya venido a dormir. Me froto los ojos y en su lado de la cama veo un sobre que pone mi nombre. Me quedo mirando extrañada y decido abrirlo.

Abro los ojos cuando veo que en el interior del sobra hay tres min euros en efectivo.

Me levanto enfadada de la cama y salgo de la habitación. Caleb está sentado tomando café en la mesa del comedor.

-¡¿Qué cojones es esto?!-digo estampándole el sobre en el pecho.

-Dinero-dice.

-¿Para qué?-digo alterada.

-Para pagar el entierro. Son ahorros y anoche conseguí lo que faltaba-dice levantándose de la silla.

-¡No creerás que voy a aceptar tu puto dinero manchado de sangre!-digo gritando.

-¿Tienes otra solución para pagar el entierro de tú padre? El cuerpo se desintegra y me han dado dos días de plazo-dice.

Me rompo a llorar pensando que mi padre está muerto. Que no tengo dinero para pagar su entierro. Que Caleb fue ayer a la fiesta para conseguir dinero para pagarlo. Que estoy mintiendo a mi madre. Que me vida es una mierda.

-¡Te odio! ¡Te odio!-digo mientras que le pego pequeños puñetazos en el pecho.

-Vale-dice.

-¡Deberías ser tú quien hubiera muerto!-le grito enfadada.

Caleb me coge de la nuca y me pega la cabeza a su pecho. Yo me quedo inmóvil. No tengo fuerzas ni para abrazarle ni para seguir discutiendo.

-No quiero el dinero...-le digo.

-Por favor, discutiremos esto en otro momento, voy a llamar para ir a pagar el entierro, cuando vuelva discutiremos todo lo que quieras-dice Caleb que aun sigue abrazándome.

-Te lo devolveré-digo finalmente.

Caleb me deja de nuevo en la habitación. Me ha llevado en brazos y me ha dejado en la cama.

-Te contaré todo cuando vuelva-dice saliendo de la habitación.

Estos días no he mirado el blog. Caleb me tiene la cabeza tan ocupada que no me he acordado ni siquiera de eso. Todo lo que ha pasado me tiene la cabeza hecha un lío. Todo es un desastre.

No paro de llorar, hasta que consigo dormirme.

Unas voces en el salón de casa hacen que me despierte. Puedo distinguir de quien se trata. Martina y Diego están aquí.

Salgo a verles.

-¡Amor!-dice Martina corriendo hacia mí.

Me abraza. Yo la abrazo a ella más fuerte y fundo mi cabeza en su hombro. Diego me acaricia la espalda.

-Todo es una mierda-digo entre llantos.

-Todo pasará, ¿vale?-dice Martina.

-Vamos a salir todos adelante-dice Diego.

Sus palabras son reconfortantes. Pero no puedo creerles.

-Solo quiero que esto acabe ya-digo.

Levanto la cabeza para buscar a Caleb con la mirada. Él también me está mirando.

-¿Me dejáis por favor?-les digo a Martina y a Diego.

Se separan de mí y yo camino hacia Caleb. Le abrazo, me fundo en su pecho y le aprieto contra mi.

-Ya está mi chica, ya está-dice acariciando mi pelo.

¿Mi chica? Pienso.

Es la primera vez que se dirige a mi cariñosamente. Pero la forma de llamarme "su chica" me ha gustado demasiado.

¿Soy su chica? No, no lo soy. Pero como me gustaría serlo.

Martina y Diego se han ido hace un rato. Caleb, Leti y yo estamos tumbados en el sofá viendo una película de dibujos.

Caleb me ha dicho que mañana era el entierro. Un entierro al que solo vamos a ir nosotros. Caleb me ha dicho que debería de decir unas palabras en el funeral aunque solo estemos nosotros, pero no sé qué decir, no tengo casi palabras buenas para mi padre y no sé me da muy bien hablar en este tipo de situaciones. Nunca lo he hecho.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora