Capítulo 24.

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Después de haber dormido toda la noche, como dos angelitos, Leti y yo nos despertamos abrazadas, tal y como anoche nos acostamos. Le doy un beso en la frente y la digo que voy a hacer unas tortitas para desayunar, que me espere en la cama que enseguida vendré para ayudarla a levantarse para empezar un nuevo día.

Leti estos días no ha ido al colegio, pero sus profesores han sido muy amables porque la están mandando la tarea para que pueda hacerla en casa. Eso es lo que me explicó la niñera que tenía Leti actualmente, así que tengo que ponerme manos a la obra para mirar en el ordenador de Caleb los deberes que tenemos que hacer para hoy.

Salgo de la habitación y camino a la cocina para coger los ingredientes y hacer de desayuno las tortitas que le he prometido a la niña. Pongo música bajita en mi teléfono para empezar el día con buen pie.

Me hago un moño en el pelo para poder cocinar más tranquilamente y sobre todo más cómoda para que así los pelos no se me peguen en la cara y sobre todo, que ninguno se caiga en la masa que estoy haciendo de tortitas.

Bailo al ritmo de la música, mientras que sigo cocinando.

-Buenos días-dice Caleb.

Me sobresalto del susto, ya que no esperaba que Caleb entraste a la cocina y mucho menos que se dirigiese a mí para darme los buenos días.

-Buenos días-le respondo.

-¿Qué estás haciendo?-me pregunta.

-El desayuno, tortitas, ¿quieres?-me doy la vuelta para mirarle, mientras que le ofrezco desayunar.

-Vale, gracias.

Le miro extrañada, porque no comprendo como se ha podido levantar de tan buen humor.

¿Dónde está el Caleb borde, prepotente y asqueroso que conozco? Pienso.

-¿Quieres café?-me pregunta.

De verdad, sé que suena mal decirlo, pero es que estoy demasiado extrañada con el buen comportamiento que está teniendo Caleb conmigo, si no supiera cómo es, de verdad, me atrevería a decir que es hasta simpático y que está siendo amable.

-Si, con...-intento decir.

-Leche fría, lo sé-dice mientras que vierte el café en una taza.

No comprendo nada.

Caleb camina hacia el salón con las dos tazas de café en la mano y oigo como las deja en la mesa.

Escucho que mantiene una conversación con Leti y que la está ayudando a levantarse de la cama para que pueda sentarse en la silla del comedor a desayunar con nosotros.

Termino de hacer las tortitas y las llevo en un plato a la mesa.

-¿Puedes traer el azúcar?-me pregunta Caleb.

-Claro-respondo.

Camino de vuelta a la cocina para coger el tarro de azúcar y una cucharilla. Una vez con ello en la mano me siento en la mesa con ellos dos.

-¡Están buenísimas!-dice Leti.

-La verdad es que sorprendentemente sí, está muy buenas Cloe-dice Caleb.

No entiendo nada, pero agradezco al mundo entero que Caleb se haya levantado de buen pie, es agradable no tener que estar discutiendo desde primera hora de la mañana y sobre todo, es más agradable, aún no tener que aguantar sus chillidos y su prepotencia extrema.

-Gracias-digo sonrojada.

-¿Quieres que te ayude yo a hacer los deberes Leti?-le pregunta Caleb a la niña.

-¡Si! Pensaba que te aburrían esas cosas-dice Leti.

-Bueno, siempre es bueno pasar tiempo contigo, además Cloe tendrá que irse a descansar-dice Caleb.

-No me importa, no tengo otra cosa que hacer y puedo quedarme aquí con ella-digo.

-Bueno, si quieres puedes quedarte, no me importa, es solo que hoy no tengo nada que hacer y yo pensaba quedarme en casa con Leti-dice Caleb.

-¿Quieres que me quede pequeña?-le pregunto a la niña.

-¡Por favor! Así estaremos los tres juntos y nos lo pasaremos genial, es muy guay cuando no discutís-dice.

Vaya, parece que hasta la niña anotado que entre nosotros no hay buena relación y que no nos llevamos bien. Y lo que sí que es cierto que delante de ella deberíamos de mantener una postura más correcta y menos violenta. Sé por mis propias carnes, lo que es ver la violencia tan de cerca y siendo tan pequeña y no es agradable, luego todo eso te pasa malas jugadas cuando eres mayor.

-¿Puedes quedarte?-me pregunta Caleb.

-Puedo-le respondo asintiendo con la cabeza a la vez.

Es increíble, hasta podría decir que cuando está de buen humor es una persona agradable y sobre todo, también podría decir que hasta no me molesta su compañía.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora