Capítulo 90.

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Martina y yo seguimos sentadas en el suelo del baño, esperando una respuesta. Quizás ha pasado demasiado tiempo y la respuesta ya esté encima del lavabo, pero no estoy preparada para saber la verdad y ni siquiera Martina lo está.

Ella conoce a Caleb demasiado bien, desde hace muchos años y sabe perfectamente al igual que yo, que no va a reaccionar como un hombre maduro y decente y eso es lo que más miedo nos da.

Martina sigue agarrando mi mano fuertemente y yo sigo llorando, sin poder casi ni respirar.

Sinceramente, este momento está siendo uno de los más difíciles de mi vida, y quizás uno de los peores.

Soy una egoísta por estar actuando así cuando hay miles de mujeres en el mundo, que desearían tener un hijo y no pueden. Y sé que también soy egoísta, por pensar que ese tipo de mujeres tienen a su lado a un hombre que estaría dispuesto a dar lo que fuese porque su pareja se quedase embarazada y las envidio, porque ese no es mi caso.

Ni siquiera puedo considerar a Caleb mi pareja estable, aunque ya hayamos decidido dar un paso a nuestra relación y nos hayamos puesto la etiqueta de "novios". Por muy bien que estemos ahora y que no discutamos eso no significa que Caleb haya cambiado como a mí me gustaría. sé que se está esforzando en hacerlo mejor y que me está demostrando que quiere cambiar por mí, pero han pasado demasiadas cosas en este tiempo como para que pueda llegar a confiar en él con los ojos cerrados.

Si ni siquiera puedo confiar en él como pareja...¿Cómo voy a confiar en él como padre?

Consigo sacar fuerzas desde dentro, las pocas que tengo para llegar a coger el test en mis manos y girarlo.

El mundo me empieza a dar vueltas y se nubla la vista. En cuanto veo que lo que más miedo me daba confirmar, acaba de pasar.

El test ha dado positivo, lo que me confirma muy a mi pesar que estoy embarazada.

Un niño viene en camino en mi vientre y odio con toda mi alma que sea así. No estoy preparada, esto no me debería de estar pasando.

Cuando decía que quería toda mi vida al lado de Caleb, no mentía, pero lo que estaba claro es que no me imaginaba que empezase tan pronto a construir esa vida que soñaba tener con él.

Tenía otros planes de futuro con él, sobre todo en mi mente los planes que tenía de futuro lo que estaba claro es que no empezaban con un embarazo.

Quería viajar a su lado, quería que ambos cuidásemos a Leti, quería que nos compráramos una casa y quería casarme con él antes de esto. Porque pasar por todas esas etapas hubieras significado que Caleb habría cambiado y al final se habría convertido en el hombre que tanto soñaba.

Pero ya no, mis planes se acaban de romper de la misma forma que se rompe un cristal en añicos cuando se cae al suelo. Dentro de mi cabeza, oigo como esos pequeños fragmentos de cristales, se van rompiendo uno a uno y caen al suelo. Esos cristales ahora mismo son mis planes de futuro, mis sentimientos y mis miedos.

Martina me abraza, pero no dice nada y sinceramente lo agradezco. Agradezco el estar en silencio y que lo único que se oiga sean mis sollozos en el cuarto de baño. No quiero hablar y no tengo fuerzas para ello.

Al cabo de un rato, cuando por fin conseguí tranquilizarme un poco, le pedí a Martina que me dejase sola y que la llamaría más tarde cuando estuviese más tranquila, y cuando, por fin, lograse tener valor para hablar con Caleb de esto, ella me respondió que su móvil y las puertas de su casa, siempre estarían disponibles para mí.

Me alegra tenerla como amiga, es demasiado buena para este mundo y es increíble la suerte que tengo de tenerla. Ahora me doy cuenta de que hasta que Martina no apareció en mi vida yo no sabía lo que era la amistad verdadera.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora