Por fin hemos conseguido que Leti se duerma, está nerviosa porque mañana es Nochebuena y sabe que Papá Noel la traerá regalos.
Me doy las gracias por haber encargado a Martina que comprase lo que Leti quería. Porque con todo lo que ha pasado no he tenido tiempo de nada. Ni siquiera tengo un regalo para Caleb, soy un desastre, pero con todo lo que ha pasado ni siquiera me ha dado tiempo a pensar en que le gustaría que le regalase o en que debería comprarle.
Por desgracia, tampoco tengo ya tiempo para comprar nada, así que mañana tendré que ingeniarme algo para poder regalarle.
Después de recoger las cosas de la cena y tomarme mi café nocturno, me siento en el sofá, al lado de Caleb, que busca una película para que veamos desde hace un rato.
Me apoyo en el marco de la puerta para mirarle.
-¿Consigues alguna?-pregunto.
-La verdad es que no-dice.
-Yo puedo enseñarte una.
Camino hacia Caleb. Me sitúo delante suya y abro las piernas para sentarme encima suya.
-¿Qué es todo esto?-pregunta Caleb extrañado.
-Lo voy a llamar, la película de Cloe-digo mientras me quito la camiseta-¿Quieres verla?
Caleb asiente.
Con solo un pantalón de pijama y sin nada que me cubra los pechos me acerco más a él. Le beso el cuello y le lamo con suavidad la oreja hasta que muerdo su lóbulo.
-Dios...-susurra.
Pongo mi dedo en su boca para que se calle y me muerde con sensualidad la punta del dedo.
Me muerdo los labios y le miro a los ojos.
-Hoy me toca a mí-le digo mientras le quito la camiseta.
Le beso lentamente pero con pasión, Caleb me agarra del culo y me pega contra él, con rabia y con fuerza.
-¡Ay!-suelto un chillido.
Me mira y niega con la cabeza.
-Eres perfecta-dice.
Me besa y yo le devuelvo el beso. Caleb me levanta para quitarme el pijama y yo le quito a él sus pantalones. Lo que me hace darme cuenta de que no lleva calzoncillos debajo del pijama. Y por alguna razón, eso me pone todavía más. Saber que debajo de este estúpido pijama no había nada, solo su miembro hace que me entren más ganas de tomar el control de la situación.
Me subo encima de él, poco a poco me introduzco en su miembro y ambos soltamos un gemido de placer. Supongo que ambos teníamos las mismas ganas de volver a sentirnos, aunque queramos evitarlo o negarlo, es imposible negar u ocultar estas ganas que ambos nos tenemos siempre.
Es lo que nos engancha también, esta atracción física y sexual que nos tenemos. Esto que nos hacemos sentir el uno al otro.
Es sin duda la persona que más me ha hecho sentir en este aspecto y por lo que Caleb demuestra, yo debo de serlo también y ni siquiera consigo imaginar con cuantas mujeres se habrá acostado. Tampoco quiero saberlo porque es algo que de una forma u otra me duele. Me hubiera encantado que fuéramos los primeros y sobretodo los únicos en habernos sentido de esta forma.
Caleb gime de placer y yo me retuerzo, dejándome casi caer en su pecho, no me quedan fuerzas.
-Mi turno.
Caleb me coge en volandas y me lleva a la cama. Me tira con delicadeza y se sitúa encima de mi. Me mira, recorre cada centímetro de su cuerpo con la mirada y se muerde los labios.
Está haciéndome sufrir, le necesito, muchísimo.
-No sé cómo tengo tanta suerte de verte así, dispuesta para mí, entera, en mi cama desnuda, deseándome. Soy un afortunado Cloe, lo soy de verdad.
Sin decir nada más vuelve a introducirse en mí y esta vez noto que lo hace con más amor, con más delicadeza, con más cariño, algo que nunca había hecho.
Me gusta, es otra forma de demostrarnos amor. Pero me sorprende pensar que a Caleb esto le esté gustando. Pensaba que él no era capaz de hacer el amor, pero para mí sorpresa, lo está haciendo mejor de lo que me esperaba.
Ambos llegamos al clímax a la vez y Caleb se deja caer a mi lado en la cama. Me pasa el brazo por detrás del cuello y yo apoyo mi cabeza en su pecho.
-Me has hecho el amor-le digo.
-¿No te ha gustado?-pregunta.
-Me ha encantado, pero me ha sorprendido, para bien-le digo.
-Me había asustado. Me alegro de que te haya gustado, a mi también y eso que es la primera vez que lo hago así, ya sabes...Despacio y...-Hace una pausa-Con amor.
Sonrío sin que pueda verme. Le acaricio los abdominales y le beso en el pectoral.
-Te quiero de verdad, muchísimo Cloe, no puedo explicarte cuánto. Mi chica, mi Cloe, mi todo...Joder te quiero tanto.
Me quedo sorprendida. No sé qué responderle si quiera ahora mismo.
-Yo también me siento así, también te quiero.
-Perdóname Cloe, perdóname por todo, soy un idiota y no te merezco, pero necesito que me perdones, o al menos que me des la oportunidad de estar conmigo. Sé que te pido mucho, pero te necesito.
-Caleb, la última oportunidad, no habrá ninguna más, esta es la última que te doy y te hablo en serio. Si la cagas, no habrá más. Te dejaré y podrás volver a tu vida de golpes, coches, chicas y fiestas, ¿queda claro?
-Más que claro, mi sargento-dice bromeando.
Nos abrazamos y acabamos quedándonos dormidos así, desnudos y piel con piel.
ESTÁS LEYENDO
Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...