Capítulo 64.

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-Nunca había escuchado a Caleb decir que ama a alguien, sigo sorprendido...-dice Diego mientras conduce.

-Yo...No sé qué decir. No le creo, es un actor increíble, tendría un Goya asegurado-digo.

-Por su cara no parecía estar mintiendo-dice Martina.

-Es tu mejor amigo y lo entiendo, pero si sintiera algo por mi no hubiera besado a Lara.

-Tienes razón, es un capullo-rectifica Martina.

-Además ya nada importa, no voy a creerle nunca más y por supuesto no pienso dejar que me vuelva a engañar-digo convencida.

-Eso espero. De verdad, no sabes lo que sufro por ti cada vez que veo lo que os pasa-dice Diego.

-¿Has pensado donde vas a ir linda?-me pregunta Martina.

-Debería de ir a casa de Caleb a coger mis cosas y después, volveré donde mis tíos, no puedo hacer otra cosa.

-¿Quieres que suba contigo?-me pregunta Martina.

-Prefiero hacerlo sola y poder llorar mientras me despido-digo bromeando.

Por fin llegamos a la calle de Caleb. Me quito el cinturón y cojo fuerzas para abrir la puerta.

-Estaremos aquí abajo por si nos necesitas-dice Diego.

-Gracias chicos-digo.

Bajo del coche y camino al portal. Abro la puerta y subo las escaleras. Apoyo mi cabeza en la puerta antes de meter las llaves en la cerradura para poder entrar.

Cuando entro está todo apagado. Lo cual me tranquiliza porque eso significa que Caleb no ha llegado todavía y estoy sola conmigo misma.

No podría aguantar otro numerito de Caleb ahora mismo, bastante duro está siendo para mí esto, él solo lo haría más difícil.

Con la mayor rapidez posible intento recoger todo sin olvidarme de nada. Miro rápidamente por el baño y la habitación para cerciorarme de que llevo todo conmigo. He metido las cosas en mi maleta y en bolsas de basura. No sabía que tenía tantas cosas en esta casa, no sé si voy a poder con todo. Por lo que se me ocurre que las bolsas de basura las tiraré por las escaleras para no tener que volver a subir.

Quiero estar aquí lo menos posible. No aguanto un minuto más en esta casa. El dolor es inmenso.

El móvil me vibra pero no tengo tiempo a mirarlo, tengo demasiada prisa. Ya tengo todo en el salón por lo que estoy dispuesta a bajar.

Para mi sorpresa la puerta de casa se abre y veo a Caleb enfrente. Agitado y llorando.

-No te vayas-dice.

-Quítate de la puerta, por favor-le pido.

-No pienso quitarme. Voy a cerrar y no vas a salir hasta que no hables conmigo.

-¡No puedes secuestrarme! Estás enfermo Caleb, deberías de buscar ayuda psicológica. Déjame irme por favor, no seas así conmigo y deja que me vaya-le pido con las pocas fuerzas que me quedan y con lágrimas en los ojos.

-¿De verdad quieres irte?-me pregunta llorando.

-¿Pero qué parte no te ha quedado clara todavía? Me quiero ir, debo irme y es lo que voy a hacer. Por favor, déjame irme.

-No puedo perderte. Joder. ¡No me dejes por favor! Eres lo mejor que tengo Cloe. Tú y Leti sois lo único que tengo.

-Pues si es así, deberías de empezar a cuidar las cosas que quieres. Es mi consejo para tu próxima relación.

-Lo siento joder, siento haber besado a Lara, soy un idiota.

-Por fin, estamos de acuerdo en algo, eres un idiota porque has tirado lo que teníamos y lo que estábamos construyendo. Y lo siento, pero ya no me sirve que me pidas perdón.

-Tú también has besado a Arnau. Eres una hipócrita, me estás culpando a mí de algo que tú también has hecho. Y se te llena la boca diciendo que tú no eres así y eres peor.

-Lo he hecho, porque me podía la rabia, el dolor y los celos. Pero tienes razón, yo no soy así, no me reconozco. Y eso también es culpa tuya, cuando estoy contigo soy alguien que no quiero ser y me transformo en lo que más odio, en ti.

-Me estás haciendo daño.

-Bienvenido al club, Caleb, espero que te sientas cómodo.

Camino hacia la puerta y salgo al rellano de las escaleras. Caleb me agarra la mano fuerte para que no continúe andando.

-¿No vas a dejarme nunca verdad?-le pregunto sin fuerzas.

Caleb niega con la cabeza y antes de que pueda decir nada oímos unos pasos corriendo hacia nosotros. Leti está en las escaleras llorando y Carmen la vecina corre detrás de ella.

-Lo siento chicos, os ha escuchado desde casa-nos dice Carmen.

-Leti mi amor, estábamos recordando cuando nos llevábamos mal. ¿Te acuerdas?

Leti asiente con la cabeza. Estoy mintiendo a la niña porque ella no se merece pasar por esto. No sé si me creerá o no, pero al menos lo estoy intentado.

-Ven aquí cariño-dice Caleb abrazando a la niña.

Me despido con la mirada de la vecina y entramos en la casa. No quiero que Leti piense que la discusión es real.

Le mando un mensaje a Martina para contarle lo que está pasando y para decirles que se vayan y no tengan que estar esperándome.

A los pocos segundos oigo el motor del coche que arranca y el sonido se va alejando.

Me siento en el sofá, Caleb igual y Leti sigue de pie en medio del salón mirando mis maletas.

-¿Ibas a irte?-me pregunta.

-¡No mi amor! Solo que estaba recogiendo las cosas para ordenarlo todo más bonito. ¿Quieres ayudarme?-intento disimular y parece ser efectivo.

Leti coge mis cosas y las lleva a la habitación una por una. Caleb me mira extrañado y yo intento no mirarle.

-¿Vas a quedarte?-me pregunta.

-Cuando no esté la niña, hablaremos. De momento está noche me quedaré, pero dormiré en el sofá-le advierto.

-Gracias.

-Esto no es por ti, es por ella-digo señalando a Leti.

-Aún así, gracias por ser tan buena y pensar en Leti antes que en ti.

-Así soy yo, siempre pensando en todo el mundo antes que mí y así me va de bien-digo irónicamente.

Camino hacia el baño para lavarme la cara y para llamar a Martina y contarle todo lo que ha pasado bien.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora