Bajamos del coche después de aparcar y nos dirigimos al restaurante donde hemos quedado para cenar. Manu y Sara acaban de avisarnos de que ya han llegado y Arnau ha dicho que le quedaban un par de minutos.
-¡Pero que guapos!-gritan Manu y Sara al vernos llegar.
-Hola chicos-decimos.
Nos saludamos entre besos y abrazos y en ese momento llega Arnau con Lara, dados de la mano.
Todos nos quedamos asombrados por lo que estamos viendo mientras intentamos encajar la situación de que parece que ahora están juntos. Por lo que veo, no era la única que no lo sabía.
-¿Qué cojones?-pregunta Diego.
-Estamos juntos chicos, llevamos así un par de semanas.
Saludo a Arnau, pero evito hasta el contacto visual con Lara, no quiero verla, pero ya que no me queda otra, evito el tener que intercambiar cualquier tipo de palabra con ella, negando incluso el saludo.
Entramos al restaurante y el camarero nos lleva hasta nuestra mesa, una al fondo del todo, con una vela en el centro y un par de flores rodeándola.
-Chicos...-digo analizando la situación.
Somos siete los que estamos, pero hay ocho sillas.
Miro a Martina intentado que ella sepa el motivo, pero no consigo nada.
-¿Por qué hay ocho sillas?-pregunto finalmente.
-Pues para tu novio, está al llegar prima-dice Manu.
Los nervios me invaden, hasta el punto que pierdo la visión y tengo que sujetarme a la silla donde había decidido sentarme.
-¡Cloe!-grita Martina.
-Estoy bien, estoy bien, puedo hacerlo-digo en voz baja.
-¿Nos vamos?-me pregunta Diego.
-No, tranquilos, nos quedamos.
-¡Ahí está!-dice Manu contento.
Giro mi cabeza lentamente, para mirarle.
Está bastante más delgado que la última vez que le vi, se le marcan los pómulos más de lo habitual y le han salido ojeras. Lleva el pelo más descuidado y un poco más largo, hasta parece que se ha dejado crecer un poco la barba. Va entero de negro vestido.
Por su cara, parece que él tampoco sabía que yo hoy estaría aquí.
Caleb saluda a todos y a mí simplemente me hace un gesto con la cabeza. No esperaba nada más, pero se me hace raro no abrazarle o besarle, cuando en el fondo, me muero de ganas de hacerlo.
Manu no parece estar convencido de lo que ve, Sara tampoco. Lara y Arnau ni siquiera se fijan. Caleb se sienta a mi lado.
-Te sienta bien-me dice.
Se refiere al embarazo, lo sé, conozco las pullitas de Caleb y como puede llegar a ser de retorcido.
No respondo. Prefiero mantener la calma y no amargar la noche a nadie.
Disfrutamos de la mejor forma posible la cena, hemos pedido una gran variedad de platos. Yo tengo que tener cuidado con lo que como, ya que el embarazo me limita mucho. Caleb ha estado pendiente de mí durante toda la cena, lo sé, porque por desgracia, yo también he estado pendiente de él.
Me levanto para ir al baño. Necesito mojarme la cara con agua y también la nuca. Me encuentro un poco mal, me siento mareada y necesito un poco de aire.
Cierro la puerta y empiezo a bajar la cabeza para poder mojarme sin ensuciar nada.
Levanto la cabeza con los ojos cerrados para que no me entre el agua y me seco con mi propio jersey.
Veo a Caleb detrás mía.
-¡Joder que susto!-grito dando un sobre salto.
-No era mi intención, lo siento.
-¿Qué haces aquí?-le pregunto enfadada.
-Necesito hablar contigo Cloe.
-Yo no lo necesito, así que gracias por el interés, pero ni quiero, ni creo que sea el momento. Nuestros amigos están en una mesa, cenando y preguntándose quizás dónde estamos o que hacemos.
-Eso no me importa, lo que el resto piense, no me importa, me importas tú y nuestro hijo-dice intentando acercar su mano a mi vientre.
Reculo dos pasos para atrás y me topo con el lavabo. Apoyo la cabeza en el espejo y una lágrima me cae por la mejilla.
-No lo hagas, no me toques, por favor-digo casi suplicando.
-Es mi hijo, Cloe, tienes que entenderlo.
-Tendrías que haber entendido tú que era tu hijo en el momento que te lo dije, ahí deberías de haberlo aceptado y ahora seguiríamos juntos, pero como siempre, te lo cargas todo joder-le grito mientras que me tapo la cara para que no me vea llorar.
-¿Podemos irnos? Y hablamos esto más tranquilos, por favor Cloe, es lo último que te pido.
-Eso dijiste las otras cincuenta veces anteriores, ya no lo soporto más Caleb, lo siento no puedo-digo.
La vista se me empieza a nublar, intento agarrarme al lavabo, pero es inútil. Borrosamente veo como Caleb me agarra de la cintura.
-Tranquila, estoy aquí-le oigo decir de fondo.
ESTÁS LEYENDO
Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...