Capítulo 66.

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No logro comprender en qué momento dejé que mi vida fuera controlada por un idiota como Caleb. No sé en que momento me enamoré de él y no sé cómo sigo siendo capaz de hacerme tan pequeña ante él y ser tan débil.

Caleb salió hace un par de minutos de casa, dando un portazo y dejándome sentada en el sofá del salón. Sin saber dónde meterme, ni qué hacer. Con su hermana encerrada en su habitación y yo sin saber ni qué decirla.

Me acabo armando de valor y entro a la habitación de Leti. Ella no me mira. Juega a sus muñecas y me ignora. La conozco, está enfadada.

-Hola.

No hay respuesta.

-¿Quieres que juegue contigo?-pregunto.

Su manera de responderme es negando con la cabeza. Entiendo su respuesta a la primera y me siento en la cama esperando a que me deje hablar con ella.

-¿Qué te pasa?-la pregunto.

-Nada.

-Ven aquí-la hago un gesto para que venga y se siente a mi lado en la cama.

Me obedece para mi sorpresa e inmediatamente comienza a llorar.

-No quiero que te vayas-dice por fin.

-No voy a irme a ningún lado-la abrazo con mi brazo derecho y ella apoya su cabeza en mi pecho.

-¿Y por qué has discutido con Caleb?-pregunta.

-Mmm...-Pienso que decir mientras Leti me mira-Porque a veces los mayores discutimos. Pero quiero a tu hermano muchísimo.

-El te quiere más.

Dice Leti para mi sorpresa. La miro extrañada y ella asiente varias y esboza una sonrisa.

-¿Por qué dices eso?-la pregunto.

-Porque te mira como papá miraba a mamá, con ojos de amor.

-Yo...-No sé qué decir, por lo que me mantengo con la boca cerrada y mirando hacia la pared de la habitación.

-Solo espero que algún día alguien me quiera tanto como Caleb a ti.

-¡Pues claro cariño! El amor es lo más bonito del mundo-la digo.

Leti y yo nos quitamos el pijama y nos ponemos ropa abrigada. Vamos a salir a comprar adornos de navidad para decorar la casa. Lo prometido es deuda.

Salimos de casa y caminamos en busca de alguna tienda que se adapte a lo que queremos.

-¡Ahí ahí! Está papá Noel-dice feliz y dando saltos sobre sí misma mientras señala a un muñeco gigante.

Leti tira de mi brazo con fuerza para llevarme a la tienda y yo intento ir lo más rápido posible.

Claro que habiendo un papá Noel en la puerta, imagino que dentro habrá muchísimas cosas para decorar la casa.

-Quiero que pongamos todo de color rojo. ¿Tú quieres algún color Cloe?-me pregunta Leti.

-A ver a ver...Un color que pegue con el rojo y que sea navideño. Creo que necesito ayuda-digo vacilando para que Leti sea quien sea elija el color mientras cree que me ayuda a elegir.

-¡Dorado! Quiero también dorado. Es navideño.

Doy palmadas y asiento con la cabeza.

-¡Eres un genio Leti! Vamos a pagar.

Vamos a la caja y la compra acaba costando unos veinte euros que pago encantada con tal de que Leti disfrute de la Navidad y sinceramente porque pasar tiempo con ella decorando la casa me parece una buena forma de ignorar a su hermano.

Llegamos a casa y dejamos las bolsas en el suelo. Voy a la cocina a cogerme un Red Bull de la nevera, necesito energía y es lo mejor que se me ocurre en estos momentos.

La puerta de casa suena. Oigo los pasos de Caleb por el salón y a Leti contándole lo bien que se lo ha pasado eligiendo la decoración.

-¡No!-Oigo a Leti llorar enfadada y gritar.

Salgo corriendo en dirección a Leti y veo la cara de no entender nada de Caleb y a Leti llorando como una magdalena.

Me quedo mirando a Caleb, en modo de pregunta. Intento hacerle gestos preguntando que ha pasado, pero niega con la cabeza, ni si quiera el lo sabe.

-¿Qué pasa cariño?-la pregunto agachándome para ponerme junto a ella.

-El...Ar...Arb...-Intenta decir entre lloros y me es imposible entenderla-¡El árbol!-Consigue decirme.

Me llevo las manos a la cabeza.

Mierda.

¿Quien coño va a comprar adornos de navidad y se olvida del árbol?

-Lo siento Leti-digo triste a la niña.

-No es tu culpa. Lo haces lo mejor que puedes.

Caleb sale de la puerta de casa y pega otro portazo más en el día de hoy.

-¡Eso lárgate otra vez más!-intentó gritar todo lo fuerte posible para que me oiga.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora