Capítulo 23.

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Abandoné la fiesta sin despedirme de nadie tal y como Caleb me dijo. Si no fuera por el trabajo, le hubiera seguido plantando cara y bajo ningún concepto me hubiera ido de aquella fiesta, pero al fin y al cabo puedo decir que lo que quería conseguir yendo al polígono lo he conseguido, recuperar mi trabajo.

Vuelvo a estar enfrente de la casa de Caleb y Leti. El portal está abierto, así que subo las escaleras al primer piso y llamo a la puerta.

Una chica de más o menos mi edad, morena y baja de estatura abre la puerta y se me queda mirando extrañada.

-¿Quién eres?-me pregunta.

-Soy Cloe-respondo.

-¡Cloe!-oigo la voz de Leti desde el interior de la casa.

-¡Leti!-digo.

Sin pedir permiso, entro corriendo a la casa hacia la habitación de Leti. Ella está acostada en la cama y sigue con la pierna escayolada.

-Has vuelto-dice ella.

-Hola pequeña, ¿cómo estás?-la pregunto.

-Bien, yo siempre estoy bien, además Caleb y los doctores dicen que ya solo me queda una semana con la escayola-dice sonriente.

-Si es que eres toda una campeona-la digo mientras la abrazo.

-¿Vas a quedarte?-me pregunta.

-¿Tú quieres que me quede?-la pregunto.

-Sí, además, la nueva no es tan divertida como tú-dice la niña bastante seria.

-¿Qué te parece si le digo que se vaya y nos quedamos tú y yo solas?-la pregunto.

-Por favor-dice.

-Pues ahora vengo-digo.

Salgo de la habitación de la niña y cierro la puerta para poder hablar con la nueva niñera y que Leti no oiga nada de la conversación.

La nueva niñera no parece entender muy bien la situación y yo intento explicárselo de la mejor manera posible que se me ocurre, intento no dejar en muy mal lugar a Caleb, así que simplemente le digo que por motivos personales tuve que dejar un par de días el trabajo pero que ya me he podido incorporar.

La cara de la pobre chica es todo un poema, no entiende absolutamente nada y simplemente me mira extrañada, cosa que entiendo, yo tampoco sabría cómo actuar si de repente estoy trabajando cuidando a una niña y una chica aparece en la casa donde trabajo para decirme que ese es su puesto de trabajo y que yo debo de dejarlo.

Ella me indica que va a llamar a Caleb para ver si lo que le estoy contando es real. Para mi sorpresa, el coge el teléfono al primer tono y le explica extrañadamente amable que debe de abandonar su puesto de trabajo, porque yo soy quien se va hacer cargo de su hermana.

Una vez finalizada la conversación, la nueva chica coge sus cosas y abandona la casa. Yo cierro la puerta con llave y vuelvo a dirigirme a la cama para tumbarme con Leti.

-¡Me alegra tanto que estés aquí!-me dice la niña.

-A mí también, créeme-la respondo mientras acaricio con mis manos su pelo.

-¿Me prometes que nunca más me dejarás sola? Ya he perdido a mucha gente y no quiero perderte a ti también-dice un poco sensible.

Pobrecita. Pienso para mis adentros maldiciendo que a una niña tan pequeña tengan que pasarle cosas tan malas. La vida a veces es demasiado injusta.

-Te prometo Leti, que nunca más te dejaré sola, siempre estaré y yo siempre cumplo mis promesas, siempre estaremos juntas-la digo intentando tranquilizarla.

-¿Puedes contarme un cuento para dormir?-me pregunta.

-Claro, ¿te apetece alguno en especial?-la pregunto.

-Peter pan es mi película favorita, ¿podrías contármela como si fuera un cuento?-pregunta ella apoyándose en mi pecho para acomodarse.

-Érase una vez un niño que nunca creció...-empiezo a contarle el cuento.

Al cabo de un rato, por fin, Leti se queda dormida y yo me acomodo a su lado para poder dormirme con ella. Nos arropo bien con el nórdico y apago la pequeña luz que tiene a su lado izquierdo de la cama, para poder dormir.

Una parte de mí está pensando en Caleb, en que no se meta en problemas y en que por su bien vuelva sano y salvo a casa. No es exactamente que me preocupe por él, pero sí que me preocupo por su hermana y no me gustaría que a Caleb le pasara nada, porque no sé cómo Leti podría soportarlo. Es demasiado pequeña para todo lo que la ha pasado en la vida y su mayor apoyo es su hermano, es su persona favorita en el mundo y lo que más quiere y si él le faltase yo no sé qué pasaría.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora