Martina y yo nos tomamos un café en un bar del centro comercial, nos contamos cosas nuestras y nos reímos de anécdotas graciosas que tenemos ambas.
Es una gran chica, lo supe desde el momento que sin conocerme de nada se preocupó porque estuviera bien en aquella fiesta.
-No entiendo que Caleb te haya despedido-dice.
-Yo siendo sincera, le entiendo, supongo que nadie le ha plantado cara para decirle la verdad de lo mal que hace las cosas-digo sincerándome.
-En el fondo pienso que no te odia, solo que le da rabia que alguien que no le conoce le juzgue-me dice ella mientras que da un sorbo a su café.
-No le juzgo, solo hablo según sus actos y créeme, desde que llamé a la puerta de su casa buscando trabajo, ninguno de esos actos han sido buenos-la digo yo mientras que agacho la cabeza.
-Si necesitas trabajo, puedo intentar ayudarte, Diego trabaja en un taller, quizás necesiten una administrativa o algo de eso-dice ella.
-Te lo agradezco Martina, pero quiero buscarme un trabajo por mi cuenta, la última vez que le acepté un trabajo a alguien acabé en casa de Caleb y mira como ha acabado-le digo soltando una carcajada.
-Lo entiendo, no ha sido una gran experiencia-dice ella también riéndose.
-¿Has terminado?-la pregunto.
-Si, además ya está pagado, podemos irnos de compras por fin-dice alegre mientras se levanta de la silla.
Caminamos por los largos pasillos del centro comercial, entrando en absolutamente todas las tiendas. Martina es muy indecisa y se ha probado mínimo más de tres conjuntos en cada tienda que hemos estado, en resumen, ninguno le ha gustado.
Yo mientras que ella se ha probado la ropa, me he sentado en los bancos que tienen los probadores para esperarla y ayudarla a decidirse por los conjuntos que me enseñaba.
No tengo ganas de estar aquí, pero la compañía de Martina es agradable y al menos distraigo un poco la mente de todo lo que ha pasado estos días.
-Tia, he encontrado el conjunto perfecto para el sábado-me chilla desde el probador.
-Quiero verlo-la digo.
Se abren las cortinas del probador y sale Martina con un conjunto rojo, la parte de arriba es un corset ajustado y la parte de abajo es una falda por encima de la rodilla, atrás en la parte de los glúteos tiene un lazo para ajustar la cintura.
-La verdad que es precioso, te queda increíble-la digo.
-Lo sé, es perfecto para la fiesta-dice sonriendo y posando como si fuera una modelo.
El sábado hay una fiesta en el mismo polígono que el anterior, una fiesta, a la cual, por supuesto, no pienso ir. No es mi rollo, paso de estar alrededor de una panda de borrachos y que luego se parten la cara por dinero.
Como no entiendo el fin de celebrar la famosa fiesta de las peleas prefiero quedarme en mi casa viendo una película, contestando a los mensajes del blog o simplemente escuchando música mientras me hago una limpieza facial y me relajo.
-Tienes que venir-dice Martina.
-No-respondo.
-Tia, por favor, te prometo que te lo pasarás bien-dice ella sentándose a mi lado en el banco.
-En la última fiesta también me dijeron mi primo y Sara, que me lo iba a pasar bien y no creo que tenga que recordarte todo lo que pasó-la respondo.
-Al menos, dime que te lo vas a pensar por favor-dice mientras hacer pucheros con su cara para convencerme.
-¿Para qué quieres que te diga que me lo voy a pensar si ya lo tengo claro?-la respondo.
-Vale, vale, está bien, pero te prometo que te mandaré un millón de mensajes intentando convencerte-dice ella.
-Bien, no responderé a ninguno-digo riéndome.
-Eres una aguafiestas, pero me caes bien, así que, en vez de mandarte, un millón de mensajes, solo te mandaré unos quinientos-dice ella mientras se levanta para volver al probador.
-¡Y yo no responderé!-la chillo para que me oiga desde dentro.
Sé que quiere que vaya, pero no voy a ir a un sitio donde no me encuentro cómoda. Ella al fin y al cabo, pertenece a ese mundo, su novio, sus amigos son de ese estilo y ese es su rollo, no el mío.
Vuelve a salir del probador y vamos a la caja para que Martina pueda pagar el conjunto que se ha comprado. Yo mientras tanto ojeo una percha que contiene un vestido negro de encaje, es precioso, pero jamas me pondría algo así, demasiado provocador para mi gusto.
-Te quedaría genial para el sábado-dice Martina en mi oído.
-No voy a ir-le digo en tono bajo.
-Te lo voy a comprar, no hace falta que sea para el sábado, pero si cambias de opinión siempre tendrás un vestidazo para ponerte-dice ella cogiendo rápidamente el vestido y yendo de nuevo a la caja.
-¡Martina!-chillo para detenerla.
Nada, no lo consigo. Veo cómo Martina paga el vestido contenta y vuelve andando hacia mi.
-Toma, considéralo un regalo de bienvenida-dice ella.
-Eres una cabezota-le digo yo.
-Ya bueno cariño, no podía ser perfecta-dice ella.
-¿Por qué vas a esa fiesta?-la pregunto.
-Mira, cuando te has criado alrededor de esa gente, ya estás curada de espantos y al fin y al cabo acostumbrada a compartir vida con ellos, son como una familia para mí, sé que no son la compañía idónea, pero me he pasado más de quince años con esa gente y al fin y al cabo estoy enamorada de uno de ellos-dice sincerándose.
-Lo entiendo, pero joder, algún día pasará algo grave y tú estarás metida en ello-digo.
-Supongo que de eso también se trata el amor Cloe, de arriesgar tu vida por la persona que amas, yo arriesgo todo por Diego y él también, seamos sinceras, mi mundo es ese y quizás hace años te hubiera dicho que merecía otra cosa, pero a día de hoy no me imagino mi vida sin ellos o haciendo otra cosa-dice ella mientras caminamos.
-Sinceramente, eres la mejor de todo ese grupo-la digo.
-Solo tienes que dar una oportunidad a la gente, tampoco puedes juzgarles solo por lo que hacen-dice ella.
-Tienes razón, pero me cuesta entender la violencia, no la comparto.
-Tu primo al fin y al cabo pertenece a ese mismo grupo y le quieres, tal y como es.
-Pero yo no sabía que las compañías de Manu eran esas-digo.
-Yo te caigo bien y pertenezco al grupo, me diste una oportunidad y míranos, de compras y compartiendo tiempo juntas amor-dice sonriendo.
Quizás tenga razón... Y quizás a mí me cueste demasiado entender todo esto tan rápido.
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Un golpe de suerte
Novela JuvenilCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...