Capítulo 102.

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La noche transcurre agradable entre las risas y las conversaciones con nuestros amigos. Hace una hora que acosté a Leti para que se durmiese y nosotros pudiésemos estar tranquilos hablando sin que ella todavía se entere de nada.

Sé que a Caleb le da pena tener que dejar esta casa, ya que es una de las pocas cosas que mantiene de sus padres y aquí es donde tiene la mayor parte de sus recuerdos. Leti, al fin y al cabo es una niña y lo superará pronto, pero sé que acá le cuesta más de lo que él quiere admitir.

Hasta a mí me cuesta dejar esta casa, aquí es donde conocí al que actualmente es el amor de mi vida y donde estoy empezando a formar una familia. Pero no puedo aferrarme a los recuerdos, sino que tengo que aprender a crear otros nuevos.

Martina está de acuerdo con Caleb en la decisión de que nos vayamos a vivir a las afueras y en que tengamos una vida más tranquila que ahora, ya que nuestro pasado es un tanto perturbador y demasiado agitado como para seguir cerca de todo eso.

Diego comparte ambas opiniones. Él cree que por una parte es importante que nuestro hijo el día de mañana viva en la ciudad porque tendrá muchas más facilidades que viviendo a las afueras, pero también cree que la mejor opción es la de irnos de aquí y no seguir atados a tantos recuerdos malos como los que llevamos cargados a nuestras espaldas, considera que es la mejor forma de empezar de cero con todo y sobre todo con nosotros mismos, como él dice, la mejor forma de sanar todo lo malo que nos ha pasado es empezando de cero fuera de todo aquello a lo que estamos acostumbrados.

Todos se toman una copa de vino blanco, mientras que yo me bebo un vaso de agua, ya que no puedo beber absolutamente nada de alcohol y tampoco es que me apetezca tomarme ningún refresco ni nada de eso. Martina dice que me estoy obsesionando demasiado y que me estoy limitando más de lo que debería, pero mi mente no puede pensar en otra cosa que en que mi hijo nazca sano y crezca feliz, ahora mismo es lo más importante para mí.

Supongo que es lo normal para todas las madres del mundo cuando son primerizas que los primeros meses se limitan demasiado y se ponen normas para que todo salga bien y si no es así, ya lo estoy haciendo yo por todas aquellas que no lo hacen.

Me pongo a pensar en las noticias que salen en la televisión de aquellas madres, que hacen barbaridades con sus hijos, aquellas que son capaces de hacerle algún mal a esa personita que han llevado durante nueve meses en sus tripas, se me revuelve el estómago de solo pensar en las crueldades que pasan día a día con los bebés.

Es cierto que cuando me enteré que estaba embarazada no supe cómo aceptarlo ni afrontarlo y que todo el mundo se me vino abajo, pero enseguida entendí que ese hijo que llevo ahora mismo dentro es lo mejor que me podía pasar y ahora no puedo ser más feliz.

Tengo claro que hubiera criado a mi hijo sola si al final Caleb no lo hubiera aceptado y que no me hubiera importado para nada tener que sacar sola adelante a mi hijo, hubiera sacado fuerzas de donde no las tengo eso lo tengo claro.

-Estoy deseando conocer al que va a ser mi sobrino-dice Martina.

Aunque no vaya a ser su tía de verdad, considero que no hay mejor persona en el mundo a la que mi hijo pueda llamar "tía" que a Martina. Se ha convertido en mi mejor amiga, en lo más parecido a una hermana que puedo tener y estoy orgullosa de que mi hijo o hija vaya a crecer con un referente en la vida como ella.

-Quiero que seas la madrina-la digo sonriendo mientras sujeto su mano.

Martina se queda callada y enseguida empieza a llorar, negando con la cabeza y casi temblando. Se levanta de la silla donde está sentada y me levanta a mí, agarrándome de la mano para después abrazarme fuerte.

-¿Lo dices de verdad?-me pregunta mientras sigue abrazada a mí.

-¿Conoces a alguien mejor que tú para que sea la madrina de mi bebé? Porque yo no-la digo abrazándola más fuerte todavía.

-Te quiero muchísimo Cloe, gracias. Infinitamente gracias no sabes lo feliz que me haces-dice dejándome de abrazar para mirarme a los ojos y darme un beso en la mejilla.

Diego y Caleb siguen sentados en sus sillas admirando el emotivo momento que acabamos de tener.

Que Martina fuese la madrina, es algo que ya había hablado con con Caleb. Respecto a quien sería el padrino de nuestro hijo tuvimos un poco más de dudas ya que estábamos entre Diego y Manu.

Hace unos meses ni lo hubiera dudado y hubiera decidido que mi primo fuera el padrino de mi hijo, pero después de aquella traición que para muchos sería una tontería ya no le veo con los ojos de amor con los que le veía antes. Pero en el fondo de mi corazón siempre quise que fuese él, así que al final acabamos decidiendo en que Manu sería el padrino de mi hijo.

Tanto Manu  como Diego, se merecían ser los padrinos de nuestro hijo, ya que los dos son importantes para nosotros y Diego últimamente ha sido uno de los mayores apoyos que he tenido en mi vida junto con Martina. Pero no podía aceptar que Manu se sintiese desplazado o ofendido al tomar la decisión de que Diego fuera el padrino, por eso elegí a mi primo para que fuera el padrino de mi hijo.

A Caleb le daba igual ya que ambos son sus mejores amigos y a él. Ambas opciones le parecían correctas. Por eso me dejó tomar la decisión a mí. Lo único que tuvo claro también. Desde un primer momento es que Martina sería la madrina.

Caleb adora Martina con todo su corazón, aunque a veces no lo parezca y aunque lo lleve en silencio. Ella fue su rayo de luz cuando su mundo se nubló y hasta que yo llegue a su vida, Martina siempre fue la persona en la que más confiaba. Siempre he dicho que la relación entre él y Diego es muy diferente a la que tiene con ella. Caleb no dudaría ni un segundo en dar su vida por la de Martina, sería capaz de mil cosas por ella y eso lo he aprendido simplemente con mirarle a los ojos. Nunca le he escuchado decirle que la quiere y tampoco creo que nunca lo vaya a escuchar, pero sé que lo hace y en el fondo Martina sabe lo muchísimo que Caleb la adora.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora