-¡Levanta! No pienso dejar que te quedes un día más en la cama-dice Martina entrando de golpe en mí habitación.
Me levanto sobresaltada de la cama y la miro extrañada.
-¿Qué estás haciendo aquí?-digo frotándome los ojos.
-Sacarte de paseo-dice.
-Hablas como si fuera un perro.
-Hueles como si fueras uno de ellos-dice bromeando.
-¿Qué hora es?-la pregunto desorientada.
-¡Las 10 de la noche! Tía llevas todo el día durmiendo, bueno, yo llevo sin saber de ti dos días, ¿crees que puedes hacerme eso?-dice dramatizando.
-Vale, vale, deja el drama por favor. ¿Qué se supone que quieres hacer a estas horas?-la pregunto.
Es cierto que estos dos últimos días he estado también distante con ella. No se lo merece. Ella es la única que me ha apoyado en toda esta situación y ha intentado ayudarme desde que me conoce.
Veo como la cara de Martina se ilumina. Pero no me gusta. Veo sus ojos que me miran pícaramente y sé perfectamente lo que quiere.
-¡Ni hablar!-la grito desde la cama.
Ella se sienta a mi lado.
-Venga, te prometo que lo pasaremos bien, echo de menos salir con mi amiga de fiesta, por favoooooor-dice alargando la última palabra para darle más dramatismo todavía.
Diego entra también en la habitación.
-Estás...Estás hecha una mierda Cloe, estás horrible-dice Diego.
-¡Has traído refuerzos!-la digo riéndome por la situación-Gracias Diego tus cumplidos son increíbles-le digo ahora a él.
-Sabía que no podía conseguirlo sola, así que le pedí ayuda al novio tan maravilloso que tengo para que colabore. Además si tengo que llevarte a la fuerza, a él le será más fácil-dice amenazándome de broma.
-Os odio-les digo.
-Para que veas la suerte que tienes de tenerme como amiga, voy a ayudarte a prepararte, vas a estar increíble esta noche-me dice dando palmas de alegría.
-¡No! Eso si que no, tú eres capaz de ponerme un sujetador en modo camiseta o algo de eso-digo negando con la cabeza.
-Te prometo que no, te arreglaré más a tu estilo que al mío, pero deja que te maquilleeeee-dice haciendo pucheros y alargando la última palabra otra vez.
-No sé cómo me habéis convencido, pero vale, iré a esa maldita fiesta-digo.
-Bien!-gritan Diego y Martina a la vez.
Sigo auto convenciéndome a mi misma de ir a la fiesta. Sé perfectamente que necesito salir a despejarme un rato. Pero me aterra la idea de que Caleb vaya a estar allí. No estoy preparada todavía para verle, no lo estoy.
Me quedo un rato bajo el agua caliente de la ducha, estoy disfrutando demasiado este momento. Estos días no he tenido fuerzas ni para ducharme.
-Sal ya pesada-oigo a Martina decir desde la habitación.
Obedezco y me pongo el albornoz para salir del baño. Ellos me están esperando sentados en la cama.
-Que empiece el show-dice Diego.
-Cariño, ¿por qué no te vas a coger algo de cena y ya vienes cuando Cloe esté lista?-le dice Martina.
-No quiero perderme el cambio de look-dice refunfuñando.
-¡Largo!-le digo bromeando.
Nos hace caso y finalmente sale de mi habitación.
-Siéntate-me dice Martina señalando la silla del tocador.
Después de que Martina me haya rociado la cara con spray, comienzo a sentir la cara demasiado pegajosa. Debe ser por la base de maquillaje. Noto como me pinta las pestañas y me pesan demasiado debido a tanto rímel, me maquilla las cejas y también los labios. Espero por mi bien no parecer un payaso.
El ruido del secador es molesto y más porque lleva un buen rato alisándome el pelo con él.
-¡Ya casi estás!-dice dando saltitos de alegría.
-Te juro que como no me guste, pienso quitarme todo el maquillaje que me hayas puesto en la cara-la digo.
-Vale, pero ahora si no te importa vamos a vestirte-dice ella.
Suspiro para mis adentros y pongo los ojos en blanco, en modo de respuesta a Martina. Caminamos hacia el armario y la prometo que no voy a mirarme hasta que no hayamos terminado.
Martina rebusca en mi armario algo con lo que vestirme y no hace otra cosa más que quejarse.
-¿Por qué no tienes nada sexy?-me pregunta.
-Oye mi ropa está bien, lo que pasa es que tú eres demasiado sexy y yo demasiado normal-la digo.
-Creo que este servirá.
Dice Martina cogiendo un vestido de color blanco, corto por encima de la rodilla y con las mangas transparentes. Si soy sincero, jamás me había puesto este vestido antes, me lo regaló mi madre en un cumpleaños y para mí siempre había sido demasiado atrevido.
-No me convence-la digo.
-Y eso a mí me da igual-me dice ella.
Al final acabo cediendo ante el vestido que me da Martina en la mano y comienzo a vestirme. Martina también coge unos tacones negros y me los entrega en la mano.
-¡Son demasiado altos!-la digo.
-Los tenías en el armario, eso es porque los has comprado tú chica.
-Vale...-refunfuño.
Me pongo los tacones también.
-Estás increíble-me dice sonriendo.
Camino al espejo y abro los ojos al verme tan diferente a lo que estoy acostumbrada normalmente.
-Estoy...Tan distinta-me digo a mi misma.
-Estás genial, lo que pasa es que estos días estabas como un zombie, ahora pareces una princesa de cuento-me dice Martina.
Diego entra de nuevo en la habitación.
-¡Vaya Cloe estás fantástica!-dice Diego.
-Sois unos exagerados...-les digo a ambos.
-Me muero de hambre, vamos a cenar y nos vamos de fiesta-dice Martina ilusionada.
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Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...