Capítulo 94.

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Ha pasado un mes. Un mes desde que no veo a Caleb, un mes desde que me enteré que estaba embarazada, un mes viviendo en casa de Martina.

Han sido unas semanas bastante largas e intensas. He estado trabajando, pendiente también al blog, he estado mirando nombres de bebés con Martina para ver con cual me quedaba, pero ninguno me acaba convenciendo. El único que más o menos me gusta, si es niña voy a llamarla Emma, representa fortaleza, es el nombre de una mujer fuerte y sé que mi hija, sería la más fuerte del mundo, igual que su madre.

Ya se me empieza a notar un poco la tripa, eso es lo quiero pensar yo aunque es imposible, pero estoy tan emocionada con este embarazo a pesar de todo lo que me ha costado llegar a este punto mental. Martina me recomendó ir a unas cuantas sesiones de terapia y me ha ayudado bastante.

A no pensar tanto en Caleb, principalmente. Al principio era horrible, las dos primeras semanas quería morirme, no comía, no podía dormir de las pesadillas y me dolían los ojos de tanto llorar, no podía escuchar nada relacionado con el e incluso me dolía a veces ver a Martina, porque hasta ella me recordaba a cosas relacionadas con Caleb.

Hace un par de días me dijo que le había preguntado por mí a Diego, también le dijo que quería hacerse cargo del bebé.

Sé que tiene derecho y que no se lo puedo quitar, pero no estoy preparada ni lista para verle todavía, necesito pasar página antes de verle y hablar con él al respecto de nuestro hijo.

Todavía no he borrado sus cosas, ni siquiera he sido capaz de deshacer las maletas, una parte de mi mente supongo que todavía tiene miedo de nunca volver a estar con Caleb.

Es una lucha interna constante, la parte sensata que aún me queda, tiene claro que no quiere volver con el, pero esa parte débil que tanto odio, se muere de ganas de volver a abrazar a Caleb.

Me pregunto cómo estará Leti en el colegio, cómo estará haciendo los deberes y si Caleb se porta bien con ella. La echo de menos, muchísimo.

Martina dice que está bien, la ha visto un par de veces que Caleb les ha pedido el favor de que la cuiden, a saber para qué.

Lo voy a acabar consiguiendo, lo sé, voy a superarlo y a pasar página, a cerrar el libro mejor dicho. Por suerte o por desgracia, siempre habrá algo que me una a Caleb y es nuestro hijo, pero nada más, entre nosotros nunca más va a pasar nada más.

Esta noche hay una cena, nos reunimos todos en un restaurante del centro.

Creo que me va a venir demasiado bien salir, después de tanto tiempo encerrada en una cama y sin querer casi comer ni poder dormir, creo que me va a hacer bien.

No sé cómo reaccionarán Manu y Sara cuando me vean sin Caleb. Mi familia todavía no sabe que ya no estamos juntos y prefiero que sigan sin saberlo, lo que tampoco saben es que estoy embarazada.

La suerte que todavía con ropa puedo tapar cualquier tipo de señal que pueda hacer que se den cuenta. Esa es una gran suerte.

No quiero decirlo todavía, mínimo quiero esperarme un mes más para que me atreva por fin a que lo sepan. Los únicos que lo saben son Diego y Martina y con eso me sirve.

Me he puesto un jersey negro ancho y unos leggins color marrón, con botas negras altas pero de tacón plano, un abrigo negro y me he recogido el pelo en una coleta. Martina me ha obligado a maquillarme un poco y muy a mi pesar, he decidido hacerla caso.

Al buscar un bolso por mi maleta veo la ropa que llevaba el último día que vi a Caleb. Pienso en Caleb todo el tiempo, no puedo evitarlo, aunque quiera hacerme la fuerte y decirle a mis amigos que ya estoy bien y que voy superándolo, es mentira, todavía sigo amándole y dudo mucho que yo vaya a conseguir que este amor se muera en algún momento.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora