Capítulo 60.

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Martina llegó a mi casa aproximadamente hace una hora. En este rato nos hemos estado duchando y arreglando para el cumpleaños. La fiesta empieza dentro de una hora y media y nosotras estamos casi ya listas. Diego y Caleb nos han dicho que nos esperarían en un bar de debajo de casa tomando algo mientras que terminábamos.

Me miro un par de veces al espejo, y casi me reconozco a la persona que tengo delante. Hoy estoy bastante más guapa de lo normal.

Martina me ha ondulado el pelo, ya que yo no lo sé hacer, me he pintado unas sombras ahumadas en tonos grises y negros, que resaltan bastante mi color azul cielo de ojos. En los labios solo me he puesto un poco de brillo, ya que no quería ir muy cargada de maquillaje. Me he contorneado la cara con polvos bronceadores para marcar mis pómulos.

De vestimenta me he puesto un vestido color burdeos de manga larga y palabra de honor, botas altas negras con un poco de tacón, el bolso también negro a juego. También me he puesto un abrigo negro que me cubre hasta un poco más arriba de la rodilla.

Martina en cambio va totalmente diferente. Lleva todo el pelo trenzado. El maquillaje bastante más cargado que el mío, ya que se ha pintado los labios rojos, aunque he de reconocer que la quedan bastante bien.

El vestido de Martina es de un color rojo pasión, igual que el de sus labios. Mucho más corto que el mío, más escotado y las mangas son abiertas. Sus tacones de 12 centímetros son de color negro y su bolso también. De chaqueta lleva una de pelo negro.

-Vamos a hacernos una foto, quiero que todo el mundo vea los dos pibones que somos-dice Martina dando saltitos sobre sí misma mientras prepara la cámara.

Me acerco a ella y nos ponemos delante del espejo para hacernos las fotos.

Una ambas mirando al espejo, otra sale ella dándome un beso en la mejilla, en otra soy yo quien lo hace. Pero la última sin duda es mi favorita, ambas salimos mirándonos y sacando la lengua.

-Pienso subir todas, voy a editarlas y a hacer un post. ¿Te etiqueto?-pregunta.

-Por favor-asiento con la cabeza.

-Oye. Gracias por venir a la fiesta, sin ti no sería lo mismo, estaría sola y aburrida-dice Martina.

-Mar, tú con una botella de alcohol y un poco de música ya no te aburres, pero agradezco el intento de cumplido-digo riéndome.

Ambas nos reímos a la vez.

-Prométeme que si pasa algo con Caleb esta noche que tenga que ver con Lara, me traerás a casa-la digo.

-Te lo prometo, ya es algo que he hablado con Diego-dice tranquilizándome.

Recojo la habitación y un poco la casa antes de salir para que mañana esté todo bien y podamos descansar.

Ya que hoy no he ido a por las cosas de Navidad que quería le dije antes a Caleb que mañana sin falta tendríamos que ir a por algunos regalos para Leti.

Caleb me miró de mala gana cuando le dije que podríamos adornar un poco la casa con cosas de Navidad, así que esa parte me la tendré que ahorrar ya que él no quiere que lo hagamos y al fin y al cabo aunque yo yo viva aquí ahora es su casa y no la mía.

Quiero regalarle a Leti una casa grande de muñecas que viene con accesorios para que la decore a su gusto, a ella le encantan las muñecas y el otro día jugamos a que la casa de las muñecas era la silla y la mesa del salón. Entonces creo que regalarle la casa de muñecas va a ser un acierto seguro.

Caleb me ha dicho que tenía pensado comprarle unos disfraces de princesa, algo que también me parece súper buena idea.

Los demás regalos los iremos viendo en las tiendas y lo que nos guste lo compraremos porque solo tenemos esas dos ideas claras, lo demás, tendremos que irlo viendo sobre la marcha.

Por mucho que a Caleb no le guste la Navidad había pensado en regalarle aunque sea un detalle. Algo que no sea muy extravagante, pero que tenga un significado para nosotros. Ahora mismo sinceramente no se me ocurre nada, pero en el momento en el que pueda saldré a buscar algo para regalarle.

Martina y yo salimos de casa y cierro la puerta con llaves. Bajamos las escaleras y salimos del portal. Caminamos hasta el bar donde nos han dicho que estarían Diego y Caleb y entramos para buscarles.

-¡Nos vamos!-grita Martina en cuanto les ve sentados en la barra.

Ambos nos miran, pero yo solo miro a Caleb, quien abre los ojos y me mira con cara de asombro. Yo le sonrío y él me devuelve la sonrisa. Se levanta y se acerca a mí.

-Estás...Joder, no tengo palabras-dice nervioso.

-Gracias.

Él lleva puesto unos vaqueros negros y un jersey de punto fino también negro. Lleva sus míticas deportivas negras y blancas Nike y también su mítica chaqueta de cuero negra.

Él también está increíblemente guapo. O quizás es que yo siempre le veo igual y ya es imposible verle de otra manera.

Martina y Diego se funden en un gran beso y nosotros nos quedamos mirándoles. Caleb decide pagar la cuenta y por fin salimos del bar para montarnos en el coche y dirigirnos a la casa de Lara.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora