Hemos acostado a Leti en la cama y Caleb se ha quedado a contarla un cuento mientras yo recogía las cosas de la cena y fregaba los platos.
Ahora estoy sentada en el sofá a que mi novio decida salir del baño para que veamos una película, estoy de antojo y me ha prometido que veríamos Maléfica, una de mis películas favoritas.
Nunca me ha gustado ver esa película con nadie, es demasiado personal para mí, me recuerda a mi anterior relación y aún me sigue trayendo recuerdos a la mente que no quiero recordar. Por eso no me gusta verla con nadie, no quiero que nadie me vea en ese estado de depresión que me produce la película.
Pero con Caleb, todos esos miedos o esa inseguridad a que me vean sensible no existen. Con él todo se hace más fácil, más sencillo y más transparente. No me incomoda que Caleb vea otra forma de ser mía. Antes de decirle que quería ver esta película le expliqué con pelos y señales lo que significaba para mí y fue una grata sorpresa cuando me abrazó y me dijo dos palabras: Estoy contigo.
Fueron palabras tranquilizadoras ya que me hizo sentirme protegida y arropada. Y es importante para mí que comprenda que hubo alguien antes de él al que yo quise también muchísimo.
Aunque no sabía bien lo que era el amor hasta que conocí al hombre que ahora es el padre de mi hijo, no sabía lo que era el amor incondicional, lo que era querer a alguien más que a ti misma, más que a tus valores y principios. No sabía lo duro que podía ser el amor pero lo bonito que puede resultar a veces, sobre todo cuando dos personas a pesar de todas las diferencias y los altercados que tengan, luchan por quedarse siempre al lado el uno del otro.
Pero un bote en cuanto oigo el timbre de la puerta. Me levanto corriendo a abrir y lo que veo delante de mis ojos me hace alucinar más todavía.
Son las once y media de la noche y la persona que tengo delante de mí, no es a quien esperaba ver ni mucho menos.
-Hola-dice.
-¿Qué haces aquí?-pregunto.
Lara. Lara es quien está en frente mia, en mi casa, a estas horas de la noche.
-No he tenido oportunidad para darte la enhorabuena y tampoco para pedirte perdón por todo lo malo que has tenido que pasar por mi culpa, no te lo merecías, nunca ha sido culpa tuya-dice.
-¿A qué viene todo esto?-pregunto extrañada.
No sé si creérmela, es Lara, nunca hace las cosas sin un motivo y nunca suelen ser buenas intenciones las que tiene. Pero está en mi casa a estas horas y por lo poco que la conozco, parece sincera.
-¿Te importa si salimos a tomar el aire y hablamos?-me pregunta.
-Hace frío ahí afuera-digo señalando la calle-¿Por qué no pasas y hablamos dentro?-la pregunto.
-¿Está Caleb?-me pregunta.
-Bueno, es su casa, así que si, está aquí-digo.
-Entonces, en otro momento-dice apenada.
-Vale, espera un segundo, voy a por el abrigo y salimos a la calle a hablar, no te vayas-digo y cierro la puerta.
Lo primero que hago es abrir la puerta del baño para decirle a Caleb lo que está pasando, su reacción es igual que la mía, extrañado, pero me asiente con la cabeza para que me quede tranquila y vaya. Me informa que me espera despierto y que si pasa algo, le llame.
Voy a mi armario y cojo mi abrigo negro, el más calentito que tengo. Sé que estoy en pijama, pero a estas horas de la noche, dudo que haya mucha gente por la calle. Me suelto el pelo para no salir con el moño y cierro la puerta de mi habitación para dirigirme al encuentro con Lara.
No sé bien que puede querer hablar conmigo, pero sea lo que sea, estoy dispuesta a escucharlo.
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Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...