Capítulo 49.

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Vuelvo a estar en mí habitación diseñada en color gris y negro. En mi cama de matrimonio. En la habitación donde he sufrido tanto. Vuelvo a estar en Londres.

Al final mi madre hace una semana consiguió que volviese a Londres. No sé en qué momento me consiguió convencer pero lo hizo. Supongo que soportar tanto dolor ya no estaba siendo bueno. Martina me ayudó a hacer una maleta pequeña, porque prometí que solo me vendría un par de semanas, que no era indefinido.

No quiero dejar Barcelona, aunque sé que es lo que necesito, no quería irme de allí, no quería perder la vida que estaba construyendo ni los planes de futuro que tenía en esa ciudad. Pero sé que por mi bien tenía que desaparecer de allí un tiempo.

Martina vino conmigo a Londres. No lo dudó ni un segundo y le explicó a Diego que se vendría una temporada conmigo. Él aceptó sin dudar. Son los dos unas personas increíbles y admiro muchísimo lo que se quieren y la confianza que tienen el uno en el otro. Martina se ha convertido en una persona impresionante para mí, se ha convertido en mi amiga y sobre todo en mi punto de apoyo principal. Hacia mucho que no sabía cómo se sentía el tener una amiga, desde que Angie y yo nos distanciamos nunca pude confiar en nadie y jamás había tenido una amiga que no fuese Angie. Pero me alegra tener a Martina, ella me ha demostrado que la amistad verdadera existe.

No sé si Caleb estará pensando en mi, si sabe que me he ido de Barcelona, si sabe que le odio por quererle tanto y si tan solo se imagina el daño que me está haciendo aún sin estar en mi vida.

Nunca me ha merecido y jamás ha merecido las oportunidades que le he dado. Pero conocerle significó perder mi orgullo y mi amor propio. Desde que empecé a quererle, dejé de quererme a mí y eso es de todo menos sano. Necesitaba desintoxicarme de él y poder superar todo lo que ha pasado este tiempo atrás, pero pasan los días y el dolor es más grande, nada cura, no sano y venirme a Londres solo ha provocado que le eche más de menos todavía.

Estos días he saludo pequeños ratos con Martina a enseñarle Londres. Le he enseñado cuál era mi colegio, los lugares que más frecuentaba cuando vivía aquí, le he contado mi vida y todas mis anécdotas que viví de pequeña. Ella se ha enamorado de Londres, dice que cuando sea anciana quiere venirse a vivir aquí con Diego.

Me alegra que a ella le guste el lugar que tan infeliz pero feliz me ha hecho a la vez.

Hoy hemos comido con mi madre en casa, hemos estado también viendo una película de Navidad, ya que las fechas empiezan a acercase. Y ahora Martina y yo estamos en mi habitación. Estamos hablando por videollamada con Diego. Todos los días hacemos una llamada para vernos y nos tiramos hablando horas y horas. No he querido preguntarle si sabe algo de Caleb, no he querido hacerme más daño. Quizás es que tampoco quiero escuchar algo que no me guste y me haga todavía más daño.

Consigo quedarme dormida mientras Martina sigue hablando con Diego.

Oigo unas voces en mi casa, diría más bien unos chillidos. Pero seguro que estoy soñando y no es real.

-¡Déjame verla! Te estoy diciendo que quiero verla.

Parece ser la voz de Caleb. Pero supongo que el subconsciente hace que ya hasta le escuche. Le debo echar más de menos de lo que me creo que ya hasta imagino su voz.

-¡Vete de mi casa! No eres bien recibido aquí. Ya la has destrozado, ¿quieres seguir haciéndolo?-grita mi madre.

-¡Yo la amo! No tenéis ni puta idea de nada. Voy a ver a Cloe y no vas a impedírmelo.

-Llamaré a la policía si no te vas de mi casa. La traje a Londres para separarla de ti, no puedes estar aquí.

-Llama a quien te salga de los cojones, pero voy a verla.

La puerta de mi habitación se abre y me sobresalto del susto. Me incorporo en la cama y la última persona que esperaba ver aparece con mi madre.

No puedo creer lo que estoy viendo.

¿No estaba soñando? ¿Todo lo que he escuchado estaba pasando de verdad?

Caleb está aquí, en Londres, en mi habitación.

-¿Qué estás haciendo aquí Caleb?-dice Martina mientras se levanta enfadada de la cama.

A Caleb parece darle igual y se aproxima más a mi. Yo intento retroceder en la cama hasta que me topo con el borde de esta.

No debería de estar pasando esto, no tendría que estar aquí y debería de haber comprendido que ya bastante daño me ha hecho como para presentarse aquí a terminar de derribarme sentimentalmente. 

-Cloe cariño soy yo-dice intentado acercarse más todavía.

No puedo hablar. Tampoco puedo dejar de llorar. Solo soy capaz de mirarle y negar con la cabeza para que no se acerque a mí.

-Cloe, mi chica, vamos, habla conmigo por favor-dice.

-¡Caleb vete de aquí! ¿No ves lo que la haces?-le dice Martina.

-Martina cállate y metete en tus asuntos. Esta vida de estirados no te pega, así que no actúes como uno de ellos y demuestra que eres mi mejor amiga joder, ayúdame-grita Caleb a Martina.

-Soy tú mejor amiga, pero Cloe es mi amiga y te pedí por favor que a ella no la hicieras daño, joder...¿No ves que no es como las otras Caleb?-le dice enfadada Martina.

-¡Claro que lo veo! Si no no estaría aquí. No me he arrastrado por nadie en mi vida.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora